Escuchando a Francisco. El pastor nos llama.

Hemos tenido en este fin de semana un pasaje del Evangelio precioso, pero uno de los más difíciles de obedecer, como otros que tambien hay, que son específicamente para llamarnos a la acción.

Entonces llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros. Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero; que fueran calzados con sandalias, y que no tuvieran dos túnicas. Les dijo: «Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir. Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos». Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión; expulsaron a muchos demonios y curaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo. Mc 6, 7-13.

El Señor ya entró a nuestra vida, y ¿que? ¿nos vamos a quedar sentados diciendo lo lindo que es el Evangelio sin hacer nada?

El sacerdote, en la Misa a la cual asistí, dijo algo muy importante. «¿Qué tuvieron en común los apóstoles? Escucharon a Jesus» . No es un Evangelio dedicado solo a los que entregan vocacionalmente su vida a Dios. Es para todos los fieles. Porque todos estamos llamados a la evangelización. Pero para eso, hay que escuchar lo que el Maestro nos pide. Tenemos que aprender a callar nuestras propias voces y escuchar sobre todas, la de Jesus.

Mas, no en forma aislada, para eso ha puesto a Pedro al mando. El Señor es muy creativo, y el Espíritu Santo, ejecuta su voluntad con tanta precisión y hermosura que nos deja perplejos. Para cada época, hablaré al menos en lo que tengo vivido solo como ejemplo, el Espíritu nos ha puesto al frente de la Iglesia pastores sobre todo dignos de un rebaño tan grande como somos, y acorde a la necesidad que nos aqueja en cada tiempo.

Juan Pablo II, con su maravilloso estilo filosófico y teológico, y con toda la experiencia de dolor de haber atravesado dos guerras, ha escrito sin cansancio sobre la dignidad del ser humano. Una persona debe ser reconocida como persona, y respetada como tal, con toda la vida y dignidad que Dios pensó para ella desde la eternidad. Su legado ha sido teorizar sobre el respeto que cada persona merece por ser hijo de Dios. Y más. Hablar de su filosofía aqui, y tratar de sintetizarla sería una bestialidad de mi parte. Pero entrando en Vatican.va se enteran.

Luego, en tiempos un poco más calmos que en los turbulentos años del pontificado de Juan Pablo II, nos encontramos todos con que la doctrina estaba débil. Se fue Juan Pablo, y su sucesor, hasta hoy es una maravilla en sabiduría y humildad, aún teniendo tanto conocimiento. Sin dudar, será recordado por los siglos como una de las mentes más brillantes que conoceremos en la historia de la Iglesia. Que hay muchas, pero él una de ellas.

Nuestro amado Benedicto XVI se dio cuenta del analfabetismo espiritual reinante, y con su sabiduría y ejemplo nos instó e impulsó a formarnos, porque no podemos evangelizar lo que no conocemos. He visto a sacerdotes preguntar en misa cuántos conocen los diez mandamientos y la respuesta da miedo. No saber es pecado, esta en el Catecismo, y no sabe el que no quiere. Pero ante todo, el conocimiento de la doctrina, si no esta acompañado de oración, lleva mal camino. Porque cuanto más sepas, más humilde deberás ser. Y de esto, nos ha dado sobrado ejemplo nuestro amado Benedicto XVI, que no sabemos si nos enseña más de humildad o de teología.

Uff… ¡y ahora Francisco! ¡A correr se ha dicho! Porque a este pastor sí que hay que seguirle el paso. Una de las primeras cosas que dijo, ni bien asumió como Sumo Pontífice, esto fue en la reunión con el CELAM en Brasil, durante la JMJ 2013, es que venimos de una guerra, donde muchos fieles se fueron heridos de las parroquias, y «tenemos que salir a la calle a sanar heridas». No podía ser de otro modo. Este era un tema que estaba sofocando a la Iglesia, Y nuestro pastor nos da el ejemplo ¡y cómo! Hombre valiente si lo hay. Y el que no entiende ni sigue al pastor, es porque no quiere, porque está muy claro lo que el Espíritu Santo nos está llamando a hacer como obreros de Dios en este momento de la historia. Mirar el dolor, obrar con misericordia, no juzgar pero enseñar, evangelizar con amor y piedad, y sobre todo, salir a las periferias existenciales, y si hace falta, ensuciarse un poco con el barro para llegar a ellos. Son gages del oficio. No lo digo yo, Lo dijo Francisco.

¿Por qué digo esto? Cuántos han elegido enquistarse en el enmohecimiento espiritual. No entienden a Francisco. Aman tanto a Benedicto XVI, y es tanto el contraste del estilo pastoral entre uno y otro, que no les entra Francisco. Por supuesto que cada cual con su carisma, desde su comunidad, con sus dones personales. Pero tener los libros, idolatrarlos, para luego no ponerlos en práctica es espiritualidad vana.

¡Sacando los plumeros hermanos! Nos hace falta sacudirnos el polvo, y mirar un poco más al pastor. Y sobre todo a las ovejas heridas. Porque este tiempo nos pide algo, y hay que aprender a escuchar lo que nos pide Jesús a través del Espíritu Santo que se esta llevando a Francisco en andas de tan fuerte como le sopla. La formación, el enriquecimiento espiritual, para estar habilitados para una tarea más alta, ejecutada con sencillez o complejidad segun el caso, pero obedeciendo el llamado del Señor a través del Pastor.

Y dicho sea de paso, rebaño es rebaño, y debemos mostrarnos como tal.

«Ámense profundamente los unos a los otros, porque el amor cubre todos los pecados» 1Pe 4, 8.

Hay que ver la discordia que corre, demasiado frecuentemente, entre católicos. Que si la Iglesia no ha fracasado es por pura intervención divina. Fieles católicos drenando toda la agresividad posible con cualquier excusa. Realmente no está presente la alegría del Evangelio, no parecemos católicos. El ácido de la soberbia parece una droga tan preciada. Y qué difícil es desintoxicarse de ella. Tengan en cuenta que quienes pagan el precio son los pobrecitos heridos de la guerra que esperan atención. Y sobre todo, no nos olvidemos, que a todos nos sacó el Señor de «detras del rebaño» ( Amós 7, 12-15).

Pero, volviendo al tema, debemos entender que ya no es tiempo de quedarse viendo. El Señor está con «la vara y el callado» (*), y el pastor nos esta llamando. Oveja que se queda atrás, se la comen lo lobos por desorejadas. Y a su tiempo el Señor nos pedirá cuentas de nuestra desobediencia.

¿No saben en qué ser útil? Busquen una pastoral que les llame la atención en sus parroquia. ¿No hay? busquen otra, o busquen misiones por internet, o van a un hogar de niños a lavar los platos, o van a un hospital a llevar poesía a los enfermos, o visitan un hogar de ancianos, o atienden los baños en un santuario, o colaboran en misa, o se entrenan como catequistas, o evangelizan por internet, o lavan los manteles de la parroquia, o, o ,o ,o…… Que todo es digno, y hay tanto trabajo para hacer. Y hasta en los trabajos más pequeños el Señor nos utiliza para evangelizar. Cuánta gente habrá secándose las lágrimas en los baños de los santuarios, lugares pequeños donde podemos poner el oído, que ya es mucho. Pidan al Señor que los guíe, que Él los pondrá en el camino las personas que puedan servirse de sus dones.

Pidan al Señor que les diga en qué puesto de combate los quiere. Por sencillo que sea su destino, si allí es donde los quiere el Señor, benditos sean que obedecen su voluntad. El mundo está ahí, esta listo para su presencia, solamente falta un «si» y seguir al pastor.

Pidamos a Nuestra Madre que nos enseñe la ternura con los pobrecitos del mundo.

(*) Sl 23, 4.

3 pensamientos en “Escuchando a Francisco. El pastor nos llama.

  1. Dicen que la clave de bóveda de la espiritual sacerdotal es la «caridad pastoral». En mi primera Santa Misa solemne, escogí el Evangelio de la triple confesión de Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas? – Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero». A cada pregunta y respuesta similar, Jesús añade: «Apacienta mis corderos» o similar. Para apacentar a las ovejas (para ser «pastores con olor a oveja», dicho en lenguaje Francisco), Jesús no pregunta por el amor a las ovejas. Porque lo que cuenta es el amor a Él. Y -saqué yo mi conclusión en la homilía- la caridad pastoral es amor a las ovejas por amor al Pastor.

    Rezad para que me dé cuenta de la grandeza y de la responsabilidad de mi participación en el sacerdocio de Cristo.

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