SEPTIEMBRE

NUESTRA SEÑORA DE LOS REMEDIOS, MÉXICO

1 de septiembtre

Es la imagen más antigua que se venera en México, en Virtud de que fue traída por un soldado del ejército de Hernán Cortés durante la Conquista.

La imagen de la Virgen de los Remedios llegó a tierras mexicanas en 1519 con Juan Rodríguez de Villafuerte, quien la trajo de Vasconia, España, como protectora en su viaje de conquista. Fue en Veracruz donde presidió la primera misa que se hizo en México, el 21 de abril de 1519…

La Virgen de los Remedios es una advocación mariana que numerosas ciudades han tomado como su patrona, y muchas iglesias y templos están consagrados a su nombre.

La difusión de la advocación mariana de “Los Remedios” fue llevada acabo por la Orden de la Santísima Trinidad, los Trinitarios, congregación fundada por San Juan de Mata y San Felix de Valois, y aprobada por el Papa Inocencio III; extendiendose a partir del siglo XIV por Europa y América

Hernán Cortés, a más de encargarse de la conquista “militar” de México Tenochtitlán, se empeñó en amparar la “conquista espiritual” colocando una cruz y una imagen de Nuestra Señora en el Templo Mayor de la Gran Tenochtitlan, después de haber derrocado a los ídolos de lo alto del Teocalli.

Juan Rodríguez de Villafuerte se encargó, bajo expreso mandato de Cortés, de llevar a buen fin esta hazaña que ahuyentaba la idolatría. Allí permanecieron estos signos cristianos hasta el episodio conocido como “La Noche Triste”, en la cual el ejército español salió huyendo de la persecución de los indios a lo largo de la calzada de Tlacopan.

En medio de la retirada y el desconcierto, algunos soldados se fueron dispersando, mientras otros resistían en medio de una batalla que hubiera costado la derrota total de los invasores. Fue entonces que en su auxilio intervino la Virgen Conquistadora…

Se cree que, en medio de la confusión, la pequeña imagen de la Virgen fue rescatada de entre los ídolos paganos, y se atribuye a Villafuerte el haberla ocultado “en el cue de Otomcapulco, debajo del maguey”, esto es, un adoratorio indígena, en el cerro de Otomcapulco, donde actualmente está el Santuario.

Luego de permanecer enterrada en aquel lugar, en 1540 el indio cacique Juan Tovar, durante uno de sus recorridos por el cerro de Totoltepec, tuvo una visión en la cual la Virgen María se le mostró resplandeciente y lo exhortó para que rescatara su imagen de aquel olvido.

Así, determinó comunicar lo ocurrido a los religiosos franciscanos, quienes juiciosos, no tomaron por cierta la noticia de aquel mensajero indígena.

Para enfatizar su voluntad, María Santísima intervino milagrosamente cuando el indio sufrió un accidente mortal, al momento de estar trabajando en la fábrica de la iglesia franciscana de Tacuba. Esta señal del cielo obligó al indio a hurgar en dicho paraje registrando cautelosamente el terreno, y así “halló [debajo de un maguey] todas las Aves en la Ave llena de gracia, María Virgen y Madre de Dios en su prodigiosa imagen de los Remedios”.

Fue entonces que el agraciado cacique tomó con reverencia la pequeña talla y la colocó en su casa como objeto de su particular devoción. Desde un principio se manifestó como “La primera señal de posesión que aprehendía Dios de estos reinos”.

De 1540 a 1550, la Virgen de los Remedios es venerada primeramente en la casa de Ce Cuautli, Juan Tobar, cacique del pueblo de San Juan Totoltepec, y fue posteriormente en una ermita construida cerca de su casa; habiendo sido nombrado capellán de esta ermita el Pbro. Alonso Gentil, por el Maestrescuelas de la Catedral de México D. Alvaro Treviño y sacristán D. Gabriel López, agricultor y vecino de este mismo pueblo.

En una antiquísima relación mexicana de la Sma. Virgen de Guadalupe, se lee que en 1544 el cacique D.Juan de Águila el vidente de los Remedios, infectado de la peste, fue a suplicar a la Virgen del Tepeyac su curación y que ella queriendo manifestarle que sus dos advocaciones, Remedios y Guadalupe, son la misma persona, le contestó sonriente: “Levántate! Ya estas sano, ¡vuelve a tu casa!, te ordeno que en la cumbre donde están los magueyes y viste mi imagen, erijas el templo en que he de estar. “Y le mandó que hiciera otras cosas. Al momento sanó”.

En 1550, la Virgen de los Remedios que misteriosamente se venía de la casa de Ce Cuautli al Cué de Otomcapulco, es trasladada de Totoltepec a la primera ermita que se le construyó donde fue encontrada y que se ubicó donde actualmente está su Santuario. Esta ermita se registra en el mapa de Santa Cruz con el nombre Nuestra Señora de la Victoria, nombre alternativo al de los Remedios.

En 1574, el Cabildo y el Ayuntamiento de la Ciudad de México, por instancias e iniciativa de D. García Albornoz, Regidor del Ayuntamiento y obrero Mayor de la Cd. de México, decretan y patrocinan la construcción del templo de Ntra. Sra. de los Remedios, el cual se empezó en mayo de 1574 y se terminó en agosto de 1575, sobre las ruinas de la ermita que se construyó en 1550. Su primer capellán nombrado por el Arzobispo Moya de Contreras y el Virrey, fue el Lic. Felipe de Peñafiel.

Don García de Albornoz, solicita del Cabildo se funde la COFRADÍA DE NTRA. SRA. DE LOS REMEDIOS. Las constituciones de la misma se firmaron el 18 de Marzo de 1575, quedando como cofrades y esclavos de la Virgen todos los capitulares de la ciudad y muchos caballeros principales; la cofradía tenía como objetivo incrementar el culto de la Virgen, velar por el decoro de la Ermita, cuidar los donativos y atender a los peregrinos.

En las Constituciones de la Cofradía de la Virgen de los Remedios, aprobadas en 1575, consta que la FIESTA TITULAR del Santuario fue la Visitación de la Virgen María, el 2 de Julio. También se habrían de celebrar: el 2 de Febrero, la Purificación; el 25 de Marzo, la Anunciación; el 15 de Agosto, la Asunción y el 8 de Septiembre, la Natividad de la Virgen. La principal de éstas, fue el 15 de Agosto. Actualmente FIESTA TITULAR del Santuario es 1 de Septiembre.

Desde 1577 hasta 1922, fue llevada la Virgen de los Remedios más de 75 veces en PROCESIÓN SOLEMNE desde su Santuario a la Catedral de México, como REMEDIO de las necesidades públicas. De estas famosas procesiones que conmovían a la ciudad, dan fe las Actas del Cabildo de la Ciudad; en estas actas se encuentra el interesante motivo de cada una, las personalidades que la acompañaban, lo mismo que los admirables festejos a la ida y regreso, la dignidad de las andas, el coche y las magníficas ofrendas, etc. etc.

Con fecha 25 de agosto de 1998, el Santuario de Ntra. Sra. de los Remedios es elevado a la dignidad de BASÍLICA MENOR, por Decreto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.


NUESTRA SEÑORA DE UMBE, ESPAÑA

02 de Septiembre

El lugar donde la Virgen Pura Dolorosa se apareció en 1941 se encuentra a 15 kilómetros de Bilbao. Allí se encuentra el pozo con el agua bendecida por la Virgen donde los enfermos y los sanos han de lavarse la cara y los pies, como la Señora le dijo a la vidente.

A unos metros está un sendero por el que la Virgen caminó descalza y que desemboca delante de la casa. Un sitio de oración y peregrinaje al que acuden miles de personas a venerar la imagen de la Virgen Pura Dolorosa entronizada en la casa donde se le apareció por primera vez a Felisa…

En el Alto de Umbe, Bilbao, Felisa Sistiaga, madre de 4 hijos, tuvo apariciones de la Virgen, la primera en 1941 y luego desde 1969, muy parecidas a las de Garabandal; en el Aviso, dice, se iluminará el cielo con una gran cruz; después del Papa Pablo VI habrá sólo otros dos, uno con pocos días de pontificado, Juan Pablo I, el último será el actual Juan Pablo II.

En las aguas del “pozo” bendito por la Virgen se han reportado muchas curaciones.

A éste lugar acuden peregrinos de todas partes a rezar el Rosario en la Casa de la Virgen, donde se apareció por primera vez en 1941 y se entronizó después de la procesión del 2 de Septiembre de 1978. La imagen de la Virgen Pura Dolorosa es tallada magistralmente en madera y vestida con manto de terciopelo negro, cumpliendo así uno de sus deseos.

INÉS, HIJA DE LA VIDENTE DE UMBE, RELATA LO SIGUIENTE

Los hechos ocurridos tuvieron como protagonista a mi familia, y en especial a mi ama, Felisa Sistiaga, una mujer sencilla, de carácter serio, que fue la única que vio a la Señora y que le dijo que en Umbe sería la única vidente.

El lugar donde la Virgen se le apareció a mi ama se encuentra a 15 kilómetros de Bilbao. Allí se encuentra el pozo con el agua bendecida por la Virgen donde los enfermos y los sanos han de lavarse la cara y los pies, como la Señora le dijo a la vidente. A unos metros está un sendero por el que la Virgen caminó descalza y que desemboca delante de la casa. Un sitio tranquilo en un bello entorno natural, alejado del ruido, y convertido en lugar de oración y peregrinaje al que acuden miles de personas a venerar la imagen de la Virgen Pura Dolorosa entronizada en la casa donde se le apareció por primera vez a Felisa.

Mi ama, la vidente, nació en Plencia, en 1908, en el seno de una familia numerosa, fue la cuarta de diez hijos, de unos padres que eran labradores. Ella no quiso ir nunca a la escuela y por lo tanto su labor fue ayudar en las tareas de la casa y del campo a mis abuelos.

Felisa se casó con mi padre, Bonifacio Arrieta, que trabajaba como guarda forestal. Los dos se trasladaron a vivir al caserío de la finca donde nacimos sus cuatro hijos. Tras el matrimonio parecía iniciarse una vida tranquila y sencilla para todos nosotros. Mientras mi padre realizaba las labores de vigilancia, mi ama se ocupaba de las labores del hogar y la huerta. Los hijos ayudábamos a nuestros padres cuidando el ganado y acudíamos al colegio en el vecino pueblo de Butrón. Nunca fuimos demasiado religiosos, aunque todos los días rezábamos juntos el rosario, al tiempo que hacíamos otras tareas domésticas, e íbamos a misa los domingos. En ese ambiente apacible y con el tiempo dedicado a las tareas del hogar y de la finca transcurrió nuestra vida familiar.

Todo cambió el 25 de marzo de 1941. Esa noche mi ama estaba sola en casa, sentada en la cocina, esperando a que mi padre volviera de trabajar. De pronto, vio a través de la ventana un gran resplandor que descendía y un bulto oscuro envuelto en una nube clara. Al poco oyó unos golpes en la puerta y acudió a abrir pensando que sería su marido, pero no había nadie. Regresó a la cocina y se sentó. De nuevo tocaron a la puerta. Mi ama fue a abrir pero tampoco vio a nadie y decidió dejarla abierta. Volvió a sentarse en la cocina.

Y al instante vio en un rincón de la casa a la Virgen arrodillada en una silla y acompañada a ambos lados de candelabros con sus velas. Al verla empezó a llorar y le dijo en euskera que la llevara con ella. La Señora no le hablo y se marchó. Ante el hecho de la aparición de la Virgen a mi ama, la familia decidió mantener en secreto lo sucedido y continuar con nuestra vida normal, aunque estuvo presente en todo momento en nuestras mentes y a menudo nos preguntábamos cómo nos había podido suceder un acontecimiento de esa importancia.

Muchos son los milagros documentados gracias a Nuestra Señora de Umbe.


NUESTRA SEÑORA DE LA REVELACIÓN, ITALIA

03 de Septiembre

En abril del año 1947, Bruno tenía 34 años. Los superiores de la asociación de la juventud misionera de Lacio, informaron que todos los líderes debían prepararse porque iban a tener una audiencia pública. Bruno, siendo uno de los líderes, le tocaba hacer su presentación el trece de abril. Así que el sábado 12 de abril, decidió llevar a su familia a un campo donde le permitiría estudiar la Biblia y para que los niños pudieran jugar. Su esposa se había quedado en casa pues estaba esperando otro hijo. De camino decidió quedarse en un campo aledaño a la abadía de Tre Fontane, Iglesia sobre el lugar donde fue decapitado San Pablo y, donde según la tradición, al caer la cabeza al suelo rebotó tres veces en el suelo e hizo tres fuentes.

Al bajar del autobús buscó un lugar para que jugasen los niños mientras el se sentó a la sombra de un eucaliptus para preparar su discurso para el día siguiente.

Mientras sus tres hijos, Juan Franco, Carlo e Isla, de cuatro, siete y diez años respectivamente, juegan a la pelota, Bruno busca en la Biblia de los protestantes pruebas que confirmen la parte de su conferencia que piensa dedicar a rebatir los dogmas referidos a la Madre de Jesús.

Son las tres y media de la tarde. Los niños, que han perdido el balón y no consiguen encontrarlo, recurren al padre. Bruno interrumpe sus anotaciones, deja el cuaderno de los apuntes en el suelo, bajo el eucalipto, y va ayudar a sus hijos. El cuaderno quedará en el suelo.

Encontrada la pelota se puso a jugar con ellos y en uno de los tiros que hizo, la pelota, extrañamente se elevó alto y se desapareció. Antes de salir a buscarla encargó a Carlos que recogiera todo, la niña fue a recoger flores para su mamá y a Juan Franco, el mas pequeño, lo dejó sentado. Cada cierto tiempo gritaba para ver si Juan Franco todavía estaba adonde lo había dejado.

A la cuarta vez el niño no respondió entonces salió a buscarlo y lo encontró de rodillas con las manitas juntas al pie de la gruta, con sus ojos fijos en la gruta, sonreía y como que conversaba, entonces se acercó y oyó que decía: “Bella Señora, Bella Señora” Le habló pero el niño no reaccionó. Buscó a Isla, y al llegar ella junto a la gruta cayó también de rodillas con las manos juntas y exclamó. “Bella Señora, Bella Señora”. El se enojó pensando que se trataba de una broma, llamó a Carlos y él, al llegar junto a la gruta cayó de rodillas también y exclamó lo mismo.

Pensando que se trataba de un juego trató de levantarlos pero no podía porque estaban muy pesados. Aterrado levantó sus ojos al cielo y gritó: “Dios mío sálvanos”. Apenas pronunció ese grito todo en su alrededor se volvió oscuro y sintió un dolor agudo en sus ojos luego dos manos blancas se apoyaron sobre sus ojos quitando de ellos como un velo. Cayó de rodillas y una luz muy grande iluminó la gruta y luego se formó la figura de una mujer de apariencia humana, vestida con una túnica blanca y ceñida en la cintura con un cinto rosado. Los cabellos eran negros y ligeramente recogidos por una cinta verde esmeralda que llegaba, al igual que la túnica, hasta los pies descalzos; en su mano derecha sostenía un libro de pasta color ceniza (El libro de la Revelación: la Biblia).

La Virgen extendió el brazo izquierdo y le mostró una sotana negra y un crucifijo roto, los mismos que él un día había roto. Y con una voz bien dulce le dijo: “Soy la que está en la Trinidad divina. Soy la virgen de la revelación. Tú me has perseguido, ¡ ya basta! Entra en el redil, el juramento de Dios es santo, los nueve viernes que hiciste antes de entrar en el redil de la mentira son los que te han salvado. Obedece a la autoridad del Santo Padre.”

La Virgen habla bastante rato esa tarde de Abril. Entre otras cosas, le habla de su Asunción al cielo (en aquel momento aun no había sido declarado el dogma). Le dice «Mi cuerpo no podía marchitarse y no se marchitó». Entonces le indica al vidente cómo podrá reconocer después a los dos sacerdotes que lo ayudarán a reconciliarse con Dios y con el Papa, a quien tenía intenciones serias de asesinar con un puñal.

En esta primera aparición la Virgen le reveló toda la doctrina Católica le pidió que se confesara y se reconciliara con la Iglesia, de una manera infusa recibió todos los conocimientos de nuestra fe Católica.

María le habló de los tres puntos blancos del amor y de la unidad. Primero, la Eucaristía (hostia blanca y pura). Segundo, la Inmaculada Concepción (blanca pureza de María). Tercero, el Papa, vestido de blanco. Por eso, él dice: “He aquí la verdadera Iglesia de Cristo, la Iglesia que vive de Jesús Eucaristía, que reconoce a María Inmaculada y que obedece y defiende al Papa… El que no quiere vivir esta unidad de amor y de obediencia con Cristo Eucaristía, María Inmaculada y el Papa, se opone a la voluntad de Jesucristo”.

Le confió mensajes específicos para los sacerdotes invitándolos a una vida de mayor obediencia al Magisterio, fe intensa a las verdades reveladas, mayor oración, acoger una forma propia de vestir, y un estilo de vida puro y digno de lo que son.

Aquel día se sentía tan feliz que decía: “Quien ha tenido la alegría excepcional de ver la belleza tan celestial de María no puede hacer otra cosa que desear morir para poder gozar de tanta felicidad en el cielo”.

Al regresar a su casa contó todo a su mujer, y los dos, después de buscar la ayuda indicada por la Virgen, volvieron a la Iglesia Católica. El 7 de mayo de 1947 abjuraron sus errores.

Al día siguiente de la aparición, Bruno fue a colocar a la gruta esta inscripción: “Yo era colaborador del mal, enemigo de la Iglesia y de la Santísima Virgen, el 12 de abril de 1947, en este lugar, se me apareció a mí y a mis hijos la Santísima Virgen de la Revelación. Me dijo que yo debía, con las señales y revelaciones que me daba, volver de nuevo a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana… Amad a María, nuestra dulce Madre. Amad a la Iglesia. Ella es el manto que nos protege del infierno. Rezad mucho. Rezad”.

Hubieron otras tres apariciones: el 6 de mayo, el 23 de mayo y el 30 de mayo.

En la aparición del 23 de mayo, Bruno fue con un sacerdote y un muchacho comunista a la gruta, éste sin saber nada de las apariciones al entrar en la gruta cae de rodillas, confiesa sus pecados, pide perdón y se convierte.

El día 30 de mayo la Virgen le pide a Bruno que vaya al convento de las hermanas Maestras Pías Filipenses y les diga que recen por los incrédulos y por la incredulidad del barrio.

El día 9 de diciembre de 1949 Bruno visitó al Papa entregándole en sus propias manos la Biblia protestante con la que había dado muerte a muchas almas infundiéndoles su errónea interpretación y el puñal con el que había pretendido matarlo. Pidió perdón al Santo Padre y le contó todo. El Papa le respondió que el arrepentimiento es el mayor perdón y le dio la bendición aprobando que el fuera a predicar la misericordia de Dios transmitida por medio de la Santísima Virgen.


NUESTRA SEÑORA DE VILLAVICIOSA, ESPAÑA

04 de Septiembre

Es muy simpática esta advocación, una de esas empresas de Nuestra Madre donde se desaparece sola para aparecer donde Ella quiere.

Se dice que al amanecer, cuando los trabajadores de las abruptas sierras de Évora y Villaviciosa (Portugal) que se dedicaban a repoblar los viñedos de la zona, oyeron un sonido intenso, de vibración metálica, que indicaba que la azada de uno de ellos habla dado en el suelo con un cuerpo extraño. El golpe se repitió y la curiosidad hizo interrumpir las tareas de todos, los cuales, observando el hoyo, notaron unas suaves exhalaciones emanadas del mismo.

En presencia de las autoridades eclesiásticas y civiles, cautelosamente, fueron descubriéndolo y pronto vieron que se trataba de una caja de plomo, de cortas dimensiones, enterrada desde remota época. Se procedió a la apertura de la citada caja y entre la emoción de todos pudieron contemplar en su interior una bella imagen de la Virgen.

Convencidos de que se operaba un milagro, la condujeron solemnemente primero a la iglesia del pueblo y después a un pequeño santuario que en su honor se erigió en el mismo viñedo, donde apareciera.

Su fama se extendió a todas partes y la sencilla y celebre ermita portuguesa, fue visitada por gente de muy diversas clases y países que conseguían de la gloriosa efigie por su poder celestial, muchos y sorprendentes milagros.

Pero el mismo pueblo que de manera tan elocuente demostraba su acendrado amor a la Reina del cielo, fue poco a poco abandonando la ermita hasta el punto de que eran contadas las personas que allí asistían a rendir el mas mínimo homenaje a Nuestra Señora.

Entre los visitantes, se distinguía, por su asiduidad y fervor, un pobre vaquero, oriundo de España, llamado Hernando.

Era tal la devoción y el cariño que Hernando profesaba a tan bendita imagen, que debido al abandono y penuria en que se sumía el santuario, vertía el aceite que le daban para condimentar su modesta comida en las lámparas del templo para que derramaran su luz ante la Reina del cielo.

Tan honda tristeza produjo en el corazón del vaquero la conducta seguida por el pueblo, que llevado por el intenso afecto que sentía, tomó la linda imagen del retablo donde se hallaba y, colocándola con el mayor respeto en el interior de su zurrón, emprendió con la sagrada carga el camino de Córdoba.

Anduvo jornadas y jornadas, hasta detenerse en la sierra cordobesa que llaman de las Gamonosas, a siete leguas de la ciudad. Por aquellos montes y parajes, bellos como jamás había visto, buscó sitio donde depositar y custodiar su tesoro. Y en la amplia concavidad del tronco de un frondoso alcornoque lo encontró.

EL PRIMER ALTAR

Este fue el primer altar y el más antiguo retablo que la imagen de la Virgen de Villaviciosa tuvo en la tierra cordobesa, que había de dar paso, con los años, a un hermoso santuario en su honor y un laborioso pueblo, levantado en su proximidad, que había de llevar el mismo nombre de su Madre y Señora.

La paz de aquel lugar fue pronto turbada por la agitada presencia de un numeroso cortejo de caballeros portugueses que, después de laboriosas investigaciones, habían logrado encontrar el paradero del vaquero y con el, lo que codiciosamente buscaban, la desaparecida imagen de la Virgen.

A pesar de no hacer resistencia, lo apresaron con grandes precauciones: y tomando de su rústico albergue la inapreciable alhaja, emprendieron el viaje de regreso.

Muchas fueron las alabanzas con las que fueron recibidos de nuevo en su patria y muchos fueron los castigos que recayeron sobre el humilde vaquero, el cual, fue encarcelado y procesado siendo condenado a pena de muerte en la horca. Ni un instante de aquellos fatídicos momentos dejó Hernando de implorar a la Virgen bendita de Villaviciosa.

Llegada la mañana de la ejecución, el calabozo del vaquero que había de ser conducido al cadalzo permanecía desierto Hernando, milagrosamente había sido liberado de la cárcel y la milagrosa imagen restituida al alcornoque de la sierra cordobesa.

Fracasados y deseosos de venganza los portugueses, recorrieron de nuevo el camino y, llegando de nuevo a las Gamonosas descubrieron a Hernando, que delante del árbol de la Virgen entonaba sus cantos pastoriles burlando a la justicia portuguesa.

Apresándole de nuevo y caminando maniatado, tomaron camino de regreso hacia Portugal, con la imagen bendita. Varios días caminaron sin interrupción por las ya conocidas sendas, cuando, al acampar en un singular paraje para tomar descanso después de una larga y dura jornada, comprueban que, después de tan largo recorrido, están en el mismo lugar de partida.

Comprobado por todos que no cabía error alguno, los portugueses desisten de su intención, admitiendo, por el milagro a la vista, que la sagrada imagen de la Virgen de Villaviciosa no quería abandonar aquel oculto valle de la sierra cordobesa.

Dirigiéndose después al pastor, rogándole olvidara los sufrimientos que sus errores le habían hecho padecer, le entregaron sus armas, caballos, alhajas, etc., para que con el producto de su venta comenzase a labrar un pequeño templo a la que desde entonces es llamada Virgen de Villaviciosa, por conservar el topónimo portugués.

Algunos años después de ver concluida su empresa, el humilde vaquero murió, siendo enterrado a los pies de su soberana Reina, como en su último deseo lo expuso.


NUESTRA SEÑORA, MADRE DE LA CONSOLACIÓN

04 de Septiembre – Fiesta agustiniana

La devoción a María bajo la advocación de Nuestra Señora de la Consolación es universal y de larga tradición. Sobre todo en la Familia Agustiniana, que completa el título mariano hablando de Nuestra Señora de la Consolación y Correa. La correa hace referencia al hábito agustiniano.

El origen de esta devoción se halla íntimamente ligado a la vida de san Agustín, sintetizada en una piadosa tradición. Santa Mónica se hallaba sumida en el dolor por los extravíos de su hijo Agustín. A esta preocupación se sumó la muerte de su esposo Patricio y meditó en la desolación de María después de la muerte de su hijo Jesús. María se aparece a Mónica vestida de negro y ceñida con una correa del mismo color, diciéndole:“Mónica, hija mía, éste es el traje que vestí cuando estaba con los hombres después de la muerte de mi hijo. El mismo vestido llevaras tú en señal de tu devoción hacía mí”. La alegría de Mónica fue grande al escuchar aquellas palabras. Alegría que llegaría a su culmen con la conversión de su hijo Agustín.

Consta históricamente que en el siglo XV ya se instituyen distintas Cofradías de la Correa en Bolonia. Cuando don Pedro de Aragón le pidió insistentemente a Clemente X le concediese algunas indulgencias, el Papa le respondió: “Tomad la correa de san Agustín y en ella las tenéis todas”.

El nombre de Consuelo o Consolación hace pensar en cercanía con el afligido, fortaleza para compartir el dolor ajeno, compañía para ahuyentar la tristeza de la soledad. María, elevada al cielo, “brilla ante el pueblo peregrino de Dios como signo de segura esperanza y consolación” (LG, 69).

En las letanías del Rosario, la Iglesia invoca a María como consuelo de los afligidos, porque el título mariano por excelencia es el de madre de Dios y madre nuestra. Como madre, particularmente atenta a los hijos que sufren.


SANTA MARÍA DE GUADALUPE, ESPAÑA o LA GUADALUPE DE CÁCERES

06 de Septiembre

No es la Guadalupana de México. Esta es otra advocación vinculada a San Lucas apóstol, y podemos seguir su historia incluso desde la muerte de San Lucas. Una de las imágenes mas antiguas de Nuestra Señora sin dudas.

San Lucas, antes de morir María, habría tallado varias copias tomándola como modelo. Tanta devoción cobró a una de ellas, que quiso el apóstol fuese enterrada con él en su sepulcro de Acaya (Asia Menor).

Cuando a mediados del siglo IV se hallaron los restos de este evangelista, también apareció la imagen de la Señora. Y fueron trasladados a Bizancio, donde se obraron varios prodigios con ocasión de un terremoto gracias a la imagen.

En el 582 el emperador Mauricio le regala al cardenal Gregorio, junto con reliquias oseas de San Lucas y San Andrés, la antigua imagen de Nuestra Señora. En el 590 Gregorio sería Santo Padre de nuestra Iglesia, quien colocó la imagen en un oratorio privado para devoción personal.

Gregorio sacó la imagen en procesión con motivo de una cruel pestilencia que asoló a la Ciudad Eterna, vieron los romanos con asombro cómo la peste se calmaba al aparecer un ángel sobre el pueblo, a la altura de un castillo – desde entonces denominado de Sant Angelo -, limpiando sangre de una espada, mientras un coro de espíritus celestiales entonaba el “Regina Coeli laetare, alleluia”, a lo que el papa, conmovido, añadió: “Ora pro nobis Deum, alleluia”.

Más tarde el papa Gregorio mandó la imagen milagrosa a su amigo San Leandro, que se hallaba en Roma con su hermano San Isidoro. Otro prodigio se realizaría en ocasion del viaje de Leandro a Sevilla, cuando se calma la tempestad en la que casi naufragan.

El santo arzobispo la colocó en su iglesia principal, y aquí recibió ferviente culto hasta la invasión musulmana. Para librarla de la profanación, fue sacada de Sevilla por unos piadosos clérigos con otras reliquias, y escondida junto al rio Guadalupe en la sierra de las Villuercas, permaneciendo enterrada allí durante 600 años hasta su descubrimiento.

EL HALLAZGO

Llegado el siglo XIII, en una región agreste de Alía, en los alrededores de Villuercas, en los montes españoles de Toledo, un pastor de nombre Gil Cordero, recontando el ganado a la hora del encierro, echó de menos una vaca. Partió a buscarla, y se internó por aquellos montes, robledales bravíos, buenos para la caza de osos en verano al decir del libro de La Montería, hasta llegar a un riachuelo de arábigo nombre, el Guadalupejo (río escondido). Gil Cordero lo remonta río arriba. A la derecha, desviándose de su curso y siguiendo probablemente los restos de una calzada romana, encontró, luego de pasados tres días, la vaca, muerta pero intacta, respetada por las fieras. Sacó de la vaina un cuchillo de monte y se dispuso a desollarla. Comenzó, según costumbre, haciéndole en el pecho dos incisiones en forma de cruz.

Fue entonces que el pastor vio a la Señora. La Señora Santa María le dijo:

—Ve a comunicar a los clérigos de Cáceres que en el sitio donde yace tu vaca hay enterrada una gloriosa imagen mía. Quiero la desentierren, le erijan una capilla y le tributen el culto debido, porque mediante ella yo derramaré misericordias. Vendrán gentes de todas las tierras y haré innumerables milagros. Que se dé a todos cuantos vengan a visitarme comida y hospedaje gratuitos. Y será edificado un pueblo.

Desaparecida la visión y preso de la emoción consiguiente, contempló el pastor con asombro que la vaca, resucitada, pacía quieta a la sombra de un roble, conservando entre las patas delanteras una cicatriz en forma de cruz.

Partió para Cáceres y al llegar a casa encontró a su mujer hecha un mar de lágrimas, pues un hijo suyo acababa de morir. El, después de consolarla, la invitó con fe a confiar en la Señora Santa María de Guadalupe, que se le había aparecido, y le suplicó resucitase a su hijo al que había prometido como servidor perpetuo de su Casa. “En esa hora se levantó el mozo vivo y sano, y dijo a su padre: Señor padre, aguisad y vamos para Santa María de Guadalupe”.

Marchó a la ciudad. Con ello consiguió persuadir a los clérigos, que se encaminaron en algún número al lugar del prodigio. Las autoridades Eclesiales encontraron la entrada hacia una cueva subterránea y además, la imagen con los documentos. A pesar de haber estado enterrada por 600 años, la imagen de madera oriental fue examinada y se pudo constatar que se hallaba en perfectas condiciones

Allí permanece la imagen en un templo erigido en su honor donde se le rinde culto y veneración.


NUESTRA SEÑORA DE LA CINTA DE HUELVA, ESPAÑA

07 de Septiembre

La devoción a la Virgen Chiquita, Nuestra Señora de la Cinta, principia allá por el año cuatrocientos de nuestra era, cuando se le apareció a Juan el zapatero, mejor dicho, no Ella, sino su cinto o correa. Juan Antonio, que así se llamaba aquel humilde zapatero, sintió un dolor muy intenso cuando transitaba por el antiguo camino de Gibraleón, lugar conocido en la actualidad por el Humilladero.

«Estando este cristiano en un lugar de Berbería, afligido por la mala vida que su amo le daba, se encomendó a Nuestra Señora de la Cinta, y milagrosamente se le apareció y le dijo que le sacara de allí. Su amo el moro oyó hablar al cristiano con Nuestra Señora, y le dijo ¿qué mujer es esa que habla contigo? Y respondió que era Nuestra Señora de la Cinta, que lo había de sacar de allí. Y respondió el moro yo te pondré donde no te saque”.

“Aquí es donde este moro mandó hacer un Arca, y metió al cristiano dentro, y tomando un gallo le cortó el pescuezo, y le dijo al cristiano cuando este gallo cantare tendrás tu libertad, y cerró la caja, y le echó dos mármoles encima y él se tendió encima del arca, y milagrosamente vino a parar a el Humilladero”.

“Aquí es donde despertó el moro y le dijo al cristiano: en tu tierra estamos. Y respondió el cristiano: ¿ No te lo dije yo, que esta señora era poderosa? Abrió el arca y envió al cristiano al Lugar a que diese cuenta del milagro que había obrado con él la Virgen. El cristiano vino entre el Cabildo Eclesiástico y Secular y hallaron al moro humillado delante de la Virgen”.

“Aquí es donde quisieron fabricar la Ermita, y por el peligro del mar que daba donde estaba Nuestra Señora, cortaron el paredón y colocaron donde hoy se conserva, la imagen de Nuestra Señora trayéndola en procesión y el moro acompañándola: y el moro recibió el agua del Bautismo, sirviéndole el cristiano de padrino, donde quedaron sirviendo a Nuestra Señora hasta la muerte”.

Esta devoción, y su santuario, está relacionada con el descubrimiento colombino en el sentido de constituir una devoción bastante extendida entre la marinería de la zona. Por otra parte el propio Colón al encontrarse en una situación apurada el 3 de marzo en su viaje de vuelta hizo promesa de peregrinar en camisa a este santuario y así lo cumplió el almirante a su regreso.


VIRGEN DE LA CUEVA SANTA, ESPAÑA

07 de Septiembre

El hermano de San Vicente, fray Bonifacio Ferrer se entretenía fabricando imágenes de vírgenes que después regalaba a pastores. Uno de ellos, al parecer, allá por 1410 olvidó una de las imágenes en el interior de la cueva del Latonero, que este era el primitivo nombre de la gruta.

Un siglo después la encontró otro pastor, después de que se quedase dormido y le ocurriese una aparición mariana que le indicara donde estaba la virgen.

La talla, de 20 cm de alto y 10 cm de ancho, es un bajorrelieve de yeso. Tiene una corona de rayos y representa un rostro anciano de la Virgen con traje de viuda, sobretoca, con el rostro y el cuello descubierto, bajo el cual abrocha la toca. Se considera prodigioso que no se haya deteriorado, dada la humildad de su elaboración en yeso, y la humedad que reina en la cueva. Es destacable que a pesar de la humedad existente en la sima la imagen no se haya deteriorado mientras que otros elementos de hierro o madera depositados a su lado sí que lo hayan hecho.

La devoción de la imagen está extendida por toda la comarca del Alto Palancia y algunas localidades valencianas cercanas como Alcublas y Casinos, que veneran con gran fervor la imagen y realizan diversas romerías a lo largo del año. Destaca la romería de Alcublas por el gran número de romeros y la distancia de 24 kilómetros a pie que recorren.

MILAGROS DE LA CUEVA SANTA

En 1574 fueron expulsados de Jérica el panadero Juan Monserrate, aquejado de lepra, y su mujer Isabel Martínez; fueron a refugiarse en la cueva y la mujer lavaba diariamente las llagas con el agua que rezuman las paredes y, al cabo de nueve días, vio que la enfermedad de su marido desaparecía. Volvieron a contarlo al pueblo, pero tomaron la curación como cosa del demonio y los desterraron de nuevo.

Destrozados, vuelven a la gruta milagrosa y allí encuentran a un fraile y a una anciana de luto, el fraile les entrega un pergamino donde da fe de la curación milagrosa de Juan para que los jueces de Jérica creyeran su versión. Vuelven otra vez ante la presencia de los jueces. Cuenta la leyenda que ninguno de ellos fue capaz de leer el pergamino, las letras se emborronaban al intentar hacerlo, tuvo que ser el párroco del pueblo el que lo hiciera, dando fe de la curación milagrosa y dejando volver al matrimonio a su vida normal en Jérica.

La mujer del panadero fue la encargada de cuidar de la cueva y de la imagen de la virgen, pero cuantas veces intentó llevársela a su casa, ora por temor a su rapto ora por comodidad propia, la virgen regresaba a la cueva.

Entre los misterios que se citan está el extraño sonido de una campana, que nadie sabe donde se encuentra, y que suena cada vez que se produce un suceso extraño o “milagro”.

Pero es sin dudarlo, la imagen en sí uno de los fenómenos más inexplicables, está hecha de yeso. Muchos de los adornos que se han ido colocando alrededor de la misma han tenido que ser retirados, debido a la gran humedad reinante, sin embargo, la imagen de la virgen, a pesar del tiempo transcurrido no ha sufrido deterioro alguno.

Uno de los milagros más famosos de la virgen fue en 1726, cuando consiguió que lloviera y nevase al día siguiente de sacarla en romería los vecinos de esa zona de Castellón, paliando así la sequía que los aquejaba.

La canción “Que llueva, que llueva, la Virgen de la cueva…” se refiere a este lugar.

Esta imagen fue nombrada en 1955 alcaldesa perpetua de Altura, diez años después fue nombrada por el papa Pio XII patrona de los espeleólogos españoles.

El último “milagro” es la curación sucedida en 1997 de Josefa Alapont que estaba diagnosticada oficialmente de artrosis reumatoide agudo y parkinson en un estado avanzado, por la cual cosa acudió a la cueva como último remedio, pero su estado no le permitió bajar del autobús y visitar el santuario, siendo su amiga quien le entregó una botella de agua y la frotó con un pañuelo empapado del agua de la cueva. Por la noche bebió de la botella y al levantarse se había curado, según el periodista e investigador Francisco Contreras Gil, los médicos no le encuentran una explicación científica. La diócesis de Segorbe está estudiando el casa para averiguar si se puede verificar el milagro.

El Santuario de la Cueva Santa está en la provincia de Castellón (Comunidad Valenciana, España). La Virgen de la Cueva Santa, es patrona de la Diócesis de Segorbe-Castellón, de Piacoa (Venezuela), de Bochalema (Colombia) y de los espeleólogos.


NUESTRA SEÑORA DE LA CARIDAD DEL COBRE, patrona de Cuba

08 de Septiembre

Alonso de Ojeda y los primeros conquistadores de Cuba pretendían imponerse a los indios. Estos los repulsaron y los españoles tuvieron que huir atravesando montes y ciénagas para salvar sus vidas. Así llegaron al poblado indio de Cueiba en la zona de Jobabo. Los indios al verlos en tan mal estado tuvieron compasión de ellos y les auxiliaron.

En agradecimiento Alonso Ojeda construyó una pequeña ermita con ramas de árboles, posiblemente la primera en suelo cubano. Allí colocó una Imagen de Nuestra Señora que era su preciada pertenencia. Cumplió así el voto que había hecho de entregar la Imagen si salía salvo de aquella situación. Enseñó a los indios a decir el «Ave María» y aquella expresión se propagó tan rápido entre los indios que mas tarde Cuba se llegó a conocer como la isla del «Ave María». No hay razón para pensar que fuese aquella la imagen de la Virgen de la Caridad que se aparecerá después. Pero la Virgen ya se hacía presente en Cuba preparando el camino.

Una gran enseñanza: La Virgen quiso que la evangelización no partiera de la prepotencia sino desde la humildad y el agradecimiento.

Sin comprender muy bien la religión, los indios de aquel lugar veneraron la Imagen y mantuvieron la ermita con gran esmero cuando Ojeda se marchó. Así ocurría cuando llegó el Padre de las Casas al poblado de Cueibá.

En el siglo XVI aumentó en Cuba la cría del ganado. Era necesario para los españoles en camino hacia los nuevos territorios. En 1598 comenzó la explotación del cobre en las montañas de la región oriental de la isla. A 15 leguas de las minas el gobierno español estableció el hato de Varajagua o Barajagua que contaba con mucho ganado. Por eso era necesaria la sal que prevenía la corrupción de la carne.

El hallazgo

Alrededor del año 1612 o a los inicios de 1613, fueron a buscar sal en la bahía de Nipe dos hermanos indios y un negrito de nueve o diez años. Se llamaban respectivamente Juan de Hoyos, Rodrigo de Hoyos y Juan Moreno, conocidos por la tradición como «los tres Juanes». Mientras iban por la sal ocurrió la aparición de la estatua de la Virgen. He aquí el relato de Juan Moreno, dado en 1687, cuando tenía ochenta y cinco años:

«…habiendo ranchado en cayo Francés que está en medio de la bahía de Nipe para con buen tiempo ir a la salina, estando una mañana la mar calma salieron de dicho cayo Francés antes de salir el sol, los dichos Juan y Rodrigo de Hoyos y este declarante, embarcados en una canoa para la dicha salina, y apartados de dicho cayo Francés vieron una cosa blanca sobre la espuma del agua, que no distinguieron lo que podía ser, y acercándose más les pareció pájaro y ramas secas. Dijeron dichos indios «parece una niña», y en estos discursos, llegados, reconocieron y vieron la imagen de Nuestra Señora la Virgen Santísima con un Niño Jesús en los brazos sobre una tablita pequeña, y en dicha tablita unas letras grandes las cuales leyó dicho Rodrigo de Hoyos, y decían: «Yo soy la Virgen de la Caridad», y siendo sus vestiduras de ropaje, se admiraron que no estaban mojadas. Y en esto, llenos de alegría, cogieron sólo tres tercios de sal y se vinieron para el Hato de Barajagua…»

El administrador del término Real de Minas de Cobre, Don Francisco Sánchez de Moya, ordenó levantar una ermita para colocar la imagen y estableció a Rodrigo de Hoyos como capellán.

Una noche Rodrigo fue a visitar a la Virgen y notó que no estaba allí. Se organizó una búsqueda sin éxito. A la mañana siguiente, y para la sorpresa de todos, la Virgen estaba de nuevo en su altar, sin que se pudiera explicar, ya que la puerta de la ermita había permanecido cerrada toda la noche.

El hecho se repitió dos o tres veces más hasta que los de Barajagua pensaron que la Virgen quería cambiar de lugar. Así se trasladó en procesión, con gran pena para ellos, al Templo Parroquial del Cobre. La Virgen fue recibida con repique de campanas y gran alegría en su nueva casa, donde la situaron sobre el altar mayor. Así llegó a conocerse como la Virgen de la Caridad del Cobre.

En el Cobre se repitió la desaparición de la Virgen. Pensaron entonces que ella quería estar sobre las montañas de la Sierra Maestra. Esto se confirmó cuando una niña llamada Apolonia subió hasta el cerro de las minas de cobre donde trabajaba su madre. La niña iba persiguiendo mariposas y recogiendo flores cuando, sobre la cima de una de las montañas vio a la Virgen de la Caridad.

La noticia de la pequeña Apolonia causó gran revuelo. Unos creían, otros no, pero la niña se mantuvo firme en su testimonio. Allí llevaron a la Virgen.

Desde la aparición de la estatua, la devoción a la Virgen de la Caridad se propagó con asombrosa rapidez por toda la isla a pesar de las difíciles comunicaciones.

Fue en el Cobre, en 1801, que los mineros, alentados por el Padre Alejandro Ascanio, obtienen la libertad por Real Cédula del 7 de abril.

Con los años se adquirió un recinto mayor para construir un nuevo santuario que pudiese acoger al creciente número de peregrinos, haciéndose la inauguración, con el traslado de la Virgen el día 8 de Septiembre de 1927.


SANTA MARÍA LA ANTIGUA, patrona de PANAMÁ.

09 de Septiembre

Cuenta la leyenda que una noche, durante el asedio a la ciudad de Sevilla, el rey Fernando III de Castilla, estando en el campamento, se postró ante la Virgen de los Reyes para pedirle auxilio. Siendo entonces cuando la Virgen lo llamó por su nombre y le dijo: “Tienes una constante protectora en mi imagen de la Antigua, a la que tú quieres mucho y que está en Sevilla”, prometiéndole la victoria. Después, un ángel le hizo entrar en la ciudad hasta llegar a la mezquita principal en cuyo interior le fue mostrada la pared que la ocultaba, que se volvió trasparente, tal como el cristal, y Fernando III pudo contemplar la imagen de la Virgen tal como había sido pintada siglos atrás. El mismo ángel le orientó para volver al campamento, al que llegó sin menor sospecha e ileso.

Abierta la mezquita al culto cristiano por el rey Fernando III “el Santo” en 1248 tan pronto reconquistó la ciudad y convertida en catedral, siglo y medio más tarde acordó el cabildo derribarla y levantar sobre su solar la actual; pero conservando el muro pintado con la Virgen para reconstruirlo en el nuevo templo mayor, cobrando desde entonces el nombre “de la Antigua” por su procedencia de la antigua mezquita-catedral.

Ante ella se postraron los Reyes Católicos en 1478, y en 1493 Cristóbal Colón le pidió protección en su 2º viaje al Nuevo Mundo; bautizando con su nombre de Antigua la isla caribeña de Wadadli que pisó en este viaje, en agradecimiento. Carlos V la acogió y llevó siempre consigo después que estuvo en Sevilla en 1526 con motivo de sus bodas. Y lo mismo hizo Felipe II en 1578, pero mudando su lugar en la catedral y erigiéndole la suntuosa capilla que en la actualidad dispone. Antes Fernando I de Aragón, proclamado rey en el Compromiso de Caspe (1412) con intervención de nuestro paisano, San Vicente Ferrer, ya había creado una orden de Caballería con finalidades benéficas con su imagen como divisa.

LA PATRONA DE PANAMÁ

En 1510 los primeros pobladores venidos de la Península Ibérica trajeron consigo la imagen de la Virgen María y era la Imagen de Santa María La Antigua cuya devoción era popular en Sevilla donde aún hoy se la venera.

Santa María La Antigua fue la primera advocación llegada al Istmo de Panamá en 1510 y establecida primero en un poblado de Darién. Esto ocurrió cuando ese año llegaron Vasco Núñez de Balboa y el Bachiller Martín Fernández de Enciso. Le habían prometido a la Virgen María ponerle su nombre a un poblado si salían con vida de una feroz batalla que tuvieron con los nativos. Así fue que, tras la victoria, al poblado del cacique Cémaco le pusieron el nombre de Santa María La Antigua.

En 1513 el Papa León X creó en el lugar donde se había construido un pequeño asentamiento humano, la primera Diócesis de Tierra Firme, con el nombre de Santa María La Antigua.

El 15 de agosto del 1519 se funda la Ciudad de Panamá y se honra a Nuestra Señora del Verano o de la Asunción. Pero en 1524 la diócesis de Santa María la Antigua se trasladó a la recién fundada ciudad de Panamá. La advocación también se traslada y Santa María la Antigua pasa a ser, por continuidad eclesiástica, la titular de la capital de Panamá y patrona del Reino de Tierra Firme del Sur de Castilla del Oro, Panamá. Al principio todo el país era una sola diócesis. Hoy día (año 2000) Panamá cuenta con ocho diócesis.

El 9 de septiembre del 2000, Año Santo Jubilar, la Conferencia Episcopal de Panamá proclama oficialmente a Santa María La Antigua como Patrona de la República de Panamá.

El 27 de febrero de 2001, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, en virtud de las facultades concedidas por el Sumo Pontífice Juan Pablo II, acoge la solicitud que elevara Mons. José D. Cedeño D. Arzobispo de Panamá, y confirma a Santa María La Antigua como Patrona ante Dios de la República de Panamá, con todos los derechos y privilegios litúrgicos como lo señalan las normas canónicas.


NUESTRA SEÑORA DE ARANZAZU, PAIS VASCO

09 de Septiembre

Corría el año 1469 cuando el joven pastor Rodrigo de Baltzátegui recorría las estribaciones de la montaña de Aloña, próxima a la villa de Oñate en las tierras de Guipúzcoa, procurando reunir sus ovejas cuando encontró entre los espinos de un valle a la imagen de Nuestra Señora de Aranzazu, la que “arranca las espinas y el pecado de nuestras vidas y nos da el gozo de la gracia de su divino Hijo”.

Sin dar crédito a lo que veía y sin poder contener su entusiasmo, Rodrigo exclamó: “¡Arantza Zu!, ¡Arantza Zu!”,expresión que en lengua vasca significa: “Tú entre los espinos!”.

La novedad recorrió los valles y las comarcas cercanas y poco después otras regiones de España comentaban el suceso.

En la primera mitad del siglo XV se estaban produciendo en los diferentes territorios de País Vasco la guerra de bandos que enfrentaba a los oñacinos y a los gamboínos que arrastraron el país a la ruina. Sobre esas mismas fechas de produjo una gran sequía, que algunos achacaron a un castigo divino por las atrocidades de la guerra. Fue por entonces cuando apareció la imagen de la Virgen en el monte Aloña.

Según cuenta la leyenda después del hallazgo de la Virgen por Rodrigo, éste bajo al pueblo, que estaba realizado rogativas para que terminara la sequía, y les contó el hallazgo indicándoles que debían de ir en procesión hasta el lugar donde estaba la Virgen para que comenzara a llover. Cosa que sucedió cuando bajaron la imagen hasta la villa.

Se constituyó la Cofradía de Aranzazu de las que formaron parte los nobles de Oñate. Esta cofradía, que en sus inicios solo era para los vecinos de Oñate y Mondragón, desaparecería en 1834. Juana de Arriarán apoyo económicamente el incipiente santuario y construyo una hospedería para peregrinos al lado de la ermita de la Virgen y mando llamar a su hijo, Pedro de Arriarán, que era fraile Mecedario para que se instalará en el lugar con varios frailes de dicha orden erigiendo un monasterio con la licencia del Conde de Oñate. Para 1493 ya esta establecida la comunidad Mercedaria en Aranzazu.

Los Mercedarios abandonarían el monasterio pronto. Pedro de Arriarán intenta entonces que los Franciscanos se hicieran cargo de las instalaciones para lo que incorpora Aránzazu a la Provincia Franciscana de Castilla pero surgen problemas que hacen imposible el proyecto y en 1508 son los dominicos quienes se hacen cargo del convento y el santuario.

La imagen de la Virgen de Aranzazu es una talla en piedra de perfil gótico de diseño simple. En la mano derecha tiene una bola simbolizando el globo del mundo y con la izquierda sostiene al niño que se sienta en la pierna del mismo lado algo sentado. Mide 36 cm y pesa 9 kg.

Describen el rostro de la imagen como el de una «aldeana sana de ancho cuello y generoso pecho». El niño no está tan bien trabajado como la figura principal, tiene un aire bizantino y lleva un fruto en su mano izquierda. Suele presentarse sobre un tronco de espino blanco y con un cencerro al lado.


NUESTRA SEÑORA DE COROMOTO, patrona de VENEZUELA

11 de Septiembre

Desde mediados del siglo XVII los religiosos capuchinos empezaron la evangelización de la comarca de Guanare. En una de las tribus indígenas evangelizadas se originó el culto a Nuestra Señora de Coromoto.

Según cuenta la tradición, cuando se disponían los indios Cospes a ser bautizados, el cacique se negaba rotundamente a participar. En septiembre de 1651, el cacique se encontró con un vecino de la villa del Espíritu Santo, llamado Juan Sánchez y durante la conversación el indio le contó que una Señora muy hermosa se le había aparecido en una quebrada y le había dicho que recibiera el agua del Bautismo. Juan Sánchez le exhortó a seguir las indicaciones de la aparición y prosiguió su ruta.

Al mismo tiempo algunos niños, hijos de los conversos, confesaron que una Señora muy bella se les aparecía cuando iban a recoger agua. Esto hizo que los indios miraran con respeto aquel lugar y que utilizaran el agua que allí manaba para curar a sus enfermos. Sin embargo pasó un año y el cacique no daba muestras de querer convertirse a la fe cristiana.

El 8 de septiembre de 1652, la Virgen se le apareció al Cacique, en la misma puerta de su choza y según se cuenta éste la amenazó con su arco pero la Virgen le cegó con sus resplandores y desapareció, dejando en sus manos una pequeña imagen suya. Luego de esto el Cacique se convirtió y se bautizó. Juan Sánchez al tener noticia del suceso, mandó recoger la imagen y desde entonces se la comenzó a venerar bajo el título de Nuestra Señora de Coromoto. El 7 de octubre de 1944 , el Papa Pío XII la declaró «Patrona de la República de Venezuela» y su coronación canónica se celebró tres siglos después de la aparición, en 1952.


NUESTRA SEÑORA DE MARIAZELL, patrona de AUSTRIA

13 de Septiembre

Esta advocacion ya tiene mas de 850 años. Maria Zell es el principal santuario mariano de Austria, Hungría y Bohemia. El Santuario, en los montes de Estiria, Austria, es el mas popular del centro de Europa. Recibe un millón de peregrinos al año.

HISTORIA

En la noche del 21 de diciembre de 1157, un monje benedictino llamado Magnus caminaba por el bosque buscando un lugar para construir un monasterio. En su camino encontró una inmensa roca que le impedía el paso. Magnus se arrodilló a rezarle a la Virgen que lo guiara. El monje oyó un gran ruido y la roca se partió en dos, permitiéndole seguir su camino. En una rama junto a la roca Magnus dejó una pequeña estatua de madera de la Virgen. Poco después, junto con personas del area, construyó una pequeña capilla para la estatua y una celda monástica. La fama de la estatua milagrosa de la Virgen pronto se propagó.

En el siglo XIII el príncipe Enrique Ladislao de Moravia construye la primera iglesia a la Virgen en agradecimiento a su curación.

Los húngaros estaban entre los primeros en peregrinar a Mariazell. Pronto siguieron peregrinos de Croatia, Slovakia, Bohemia, Alemania y otros paises.

En 1377, Luis el Grande de Hungría, construyó la Capilla de las Gracias (Gnadenkappelle) en agradecimiento por la victoria sobre los invasores turcos. Allí se venera la estatua románica de la Virgen, envuelta siempre en un manto según la tradición.

En 1399, el Papa Bonifacio IX concede la indulgencia plenaria para la semana después de la octava de la Asunción, que se tradujo para Mariazell en un gran aumento de las peregrinaciones al templo.

En 1643, Fernando III la modificó el santuario en estilo barroco.

En 1699, Nuestra Señora de Mariazell recibía casi 400,000 peregrinos al año.

En 1907, 750 aniversario de la fundación del monasterio, el Papa Pío X la constituye basílica menor y en 1908 la imagen de la Virgen, Nuestra Señora de Mariazell, recibió la corona papal.

El santuario recibió a Juan Pablo II como peregrino el 13 de septiembre de 1983.

1990: Peregrinaciones de Acción de Gracias desde los antiguos satélites de la Unión Soviética con 25,000 participantes.

Benedicto XVI peregrina al santuario el 8 de septiembre del 2007 y celebra la misa patronal de la Natividad de la Virgen.


NUESTRA SEÑORA DE EINSIEDELN, SUIZA

El santuario de Einsiedeln se encuentra en el cantón de Schwyz, el corazón de la Suiza católica.

Su origen se remonta a 835, año en el que Meinrad, un benedictino de la abadía Reichenau, se muda a un bosque cercano como Einsiedler (hermitaño). Le siguen muchos otros, incluyendo el obispo Benno von Metz. En 934, Eberhard de Strassbourg funda allí una abadía benedictina. Fomentado por obispos, por la aristocracia y por la casa real, Einsiedeln se transforma en un centro espiritual y cultural de Allemanien.

Las peregrinaciones en honor a la Virgen María comienzan en el siglo 12, y en 1466 se coloca la actual imagen de la Virgen María en la capilla de la abadía. La cara de la Virgen y del niño Jesús, al igual que las manos de la Virgen estaban originalmente pintadas a color, pero se ennegrecieron debido al humo y hollín producido por las velas y lámparas que por siglos iluminaron la oscura capilla de la abadía de Einsiedeln. Ya en el siglo 17 se habla de la “madonna negra de Einsiedeln”.

En 1798 Einsiedeln es ocupado a consecuencia de la revolución francesa y la capilla fue destruida, pero la imagen pudo ser rescatada y oculta hasta 1803, año en el que es devuelta a la abadía.

Se dice que los milagros más grandes que Dios obra por intercesión de Nuestra Señora de Einsiedeln no son las curaciones sino las conversiones obradas en el sacramento de la confesión.


NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES

15 de Septiembre

Por dos veces durante el año, la Iglesia conmemora los dolores de la Santísima Virgen que es el de la Semana de la Pasión y también hoy, 15 de setiembre.

En la Edad Media había una devoción popular por los cinco gozos de la Virgen Madre, y por la misma época se complementó esa devoción con otra fiesta en honor a sus cinco dolores durante la Pasión. Más adelante, las penas de la Virgen María aumentaron a siete, y no sólo comprendieron su marcha hacia el Calvario, sino su vida entera. A los frailes servitas, que desde su fundación tuvieron particular devoción por los sufrimientos de María, se les autorizó para que celebraran una festividad en memoria de los Siete Dolores, el tercer domingo de setiembre de todos los años.

En esta fiesta la Iglesia celebra la memoria de Nuestra Señora de los Dolores, que de pie junto a la cruz de Jesús, su Hijo, estuvo íntima y fielmente asociada a su pasión salvadora. Fue la nueva Eva, que por su admirable obediencia contribuyó a la vida, al contrario de lo que hizo la primera mujer, que por su desobediencia trajo la muerte.

Los Evangelios muestran a la Virgen Santísima presente, con inmenso amor y dolor de Madre, junto a la cruz en el momento de la muerte redentora de su Hijo, uniéndose a sus padecimientos y mereciendo por ello el título de Corredentora, aunque este titulo todavía no sea dogma de fe declarado oficialmente.

Este día se acompaña a María en su experiencia de un muy profundo dolor, el dolor de una madre que ve a su amado Hijo incomprendido, acusado, abandonado por los temerosos apóstoles, flagelado por los soldados romanos, coronado con espinas, escupido, abofeteado, caminando descalzo debajo de un madero astilloso y muy pesado hacia el monte Calvario, donde finalmente presenció la agonía de su muerte en una cruz, clavado de pies y manos.

María saca su fortaleza de la oración y de la confianza en que la Voluntad de Dios es lo mejor para nosotros, aunque nosotros no la comprendamos.

Es Ella quien, con su compañía, su fortaleza y su fe, nos da fuerza en los momentos de dolor, en los sufrimientos diarios. Pidámosle la gracia de sufrir unidos a Jesucristo, en nuestro corazón, para así unir los sacrificios de nuestra vida a los de Ella y comprender que, en el dolor, somos más parecidos a Cristo y somos capaces de amarlo con mayor intensidad.


NUESTRA SEÑORA DEL MILAGRO, SALTA

15 de Septiembre
Otra importante fiesta mariana argentina. La procedencia de la imagen no está determinada, pero su análisis muestra que la cabeza y las manos son de distinto origen al cuerpo tallado, al que fueron añadidas.

Inicialmente la Virgen del Milagro fue una Inmaculada de bulto completo con manto, todo tallado en madera. Esta imagen fue labrada nuevamente para hacerla articulada y poder vestirla con indumentarias de tela. Al respecto, Monseñor Toscano escribió: “La novedad que todo lo invade, comenzó por ponerle vestidos de tela, costumbre que se ha perpetuado hasta hoy, desperfeccionándosele, con este motivo, algo de la cabeza para acomodarle pelo postizo, y los brazos para hacerlos susceptibles de ser cubiertos de ropa”.

El ajuste a la nueva moda fue realizado por Tomás Cabrera, como consta en la tarjeta orlada sobre el pecho que dice: “Tomás Cabrera, la encarnó. Año 1795”. (Encarnar significa darle color carne a las esculturas, y nada tiene que ver con el tallado del cuerpo completo). La túnica tallada está ornamentada con finas líneas de oro sobre pintura que simulan brocato y una ancha faja de pan de oro en su borde inferior.

En el año 1692 la imagen de Inmaculada Concepción de María, que luego se llamaría Virgen del Milagro, se encontraba a tres metros de altura en un nicho del retablo del Altar Mayor. Cuenta la historia que aquel 13 de septiembre, después de los fuertes y reiterados temblores que destruyeron la ciudad de Esteco y fueron percibidos con singular intensidad en la ciudad de Salta,, se encontró la imagen de la Inmaculada en el suelo sin que sufrieran daño su rostro y manos y según la tradición perdió los colores del rostro que quedó pardo y macilento. La imagen fue llevada a la casa del alcalde Bernardo Diez Zambrano donde se oró toda la noche.

Al día siguiente, 14 de septiembre, se colocó la imagen, que todos querían venerar, en el exterior de la Iglesia Matriz donde continuaron los cambios de colores del rostro y fue entonces cuando muchos fieles comenzaron a llamarla “del Milagro”.

Una nueva historia empezaba para esta sencilla imagen y para los salteños, que jamás abandonarían su culto y su devoción Según la tradición oral y el exhorto de Chávez y Abreu, el padre jesuita José Carrión recibe la revelación de que el Santo Cristo Crucificado de la Iglesia Matriz, que tenían sin devoción y sin sacarlo en procesión, habría perdonado a Salta a pedido y súplica de la Madre de Dios del Milagro. Los padres jesuitas recordaron al Santo Cristo y lo liberaron de su encierro; lo colocaron frente a la iglesia que la Compañía de Jesús tenía en el centro de la ciudad. La imagen fue sacada en procesión por los fieles salteños con el ruego de que cesaran los temblores, lo que finalmente ocurrió.

En la ciudad de Salta, todos los años, del 6 al 15 de septiembre, se llevan a cabo las celebraciones del Milagro. Es la mayor manifestación de fe de la provincia en honor a las sagradas imágenes de Señor y la Virgen del Milagro, patronos de Salta. El día 15 culmina con una multitudinaria procesión de la que participa el pueblo de Salta y peregrinos de todo el país.


VIRGEN DOLOROSA DEL COLEGIO, ECUADOR

15 de Septiembre

La Dolorosa del Colegio es un óleo de la Virgen, que el 20 de abril de 1906, parpadeó prodigiosamente en repetidas ocasiones durante 15 minutos en el comedor del internado del Colegio San Gabriel de los Padres Jesuitas, en Quito, capital del Ecuador.

Este acontecimiento transcurrió dentro de la revolución liberal de 1895 que venía propugnando un laicismo hostil para la educación…

Los católicos vieron en el prodigio de la Dolorosa una preocupación de la Madre de Dios con el futuro de la niñez y juventud ecuatorianas, despertando en todo el país un fuerte impulso de religiosidad.

La Virgen tiene sobre el pecho el corazón traspasado por siete espadas; en la mano izquierda los tres clavos de la crucifixión; con la mano derecha aprieta contra el pecho la corona de espinas ligeramente envuelta en una parte del manto. El rostro es muy expresivo y manifiesta un dolor profundo; dos lágrimas se deslizan por las pálidas mejillas; tienen los ojos una inefable dulzura con un dejo infinito de tristeza, bondad y cariño. Parece que hablara de sus grandes dolores y divinas amarguras en un ambiente de plenitud y de esperanza.

Después de todas estas indagaciones y procesos pertinentes, la autoridad eclesiástica emitió su dictamen el 31 de mayo de 1906, que en su parte esencial decía:

1. El hecho, verificado en el colegio de los jesuitas, está comprobado como materialmente cierto.

2. Por las circunstancias en que acaeció, no puede explicarse por causas naturales.

3. Por los antecedentes y las consecuencias, no puede atribuirse a influjo diabólico.

En consecuencia, puede creérselo con fe puramente humana y, por lo mismo, puede prestarse a la imagen que lo ha ocasionado, el culto permitido por la Iglesia y acudir a ella con especial confianza”.


NUESTRA SEÑORA DE LAS LAJAS

15 de Septiembre

«Nuestra Señora de las Lajas es una Advocación mariana venerada en el santuario de su mismo nombre en el sur de Colombia desde el siglo XVIII.

La imagen está pintada en una piedra laja ubicada en un hueco en la pared del cañón del río Guaítara. La figura principal corresponde a la de la Virgen del Rosario, de pie sobre una media luna, llevando a Jesús Niño sobre su brazo izquierdo mientras que con el derecho ofrece el rosario a una de las figuras que la acompañan en cada lado y que son las de dos frailes santos en actitud orante y que han sido identificados como Santo Domingo de Guzmán y San Francisco de Asis.

El estilo pictórico de la imagen es el de la escuela quiteña de los siglos XVI y XVII y con el tiempo los devotos la han adornado con alhajas como testimonio de su agradecimiento por los favores recibidos, incluyendo coronas para la Virgen y el Niño Jesús y estrellas de oro y plata que adornan su manto.

La tradición cuenta que la imagen fue descubierta en el siglo XVIII por una indígena llamada María Mueses de Quiñonez cuando transitaba entre la ciudad de Ipiales y su casa situada en la población cercana de Potosí en territorio de la Real Audiencia de Quito del aquel entonces Virreinato de la Nueva Granada en el sur de la actual Colombia.

Con el aval de las autoridades eclesiásticas de la región que declararon el hecho como un prodigio el día 15 de septiembre de 1754, muy pronto la imagen comenzó a ser venerada con gran fervor.

Alrededor de la imagen los fieles devotos le han erigido cuatro templos sucesivamente cada vez más grandes, hasta culminar en el actual santuario cuya construcción duró 30 años siendo terminado en 1949.

En 1952 el Papa Pío XII le otorgó a la imagen la coronación canónica y al santuario el título de basílica menor en 1954.

El pintor es desconocido. En el manto de la Virgen se ven dos letras: P y B, que algunos autores han propuesto que corresponden a las iniciales de el fraile Pedro Bedón (1555-1621), provincial de la Orden de los dominicos entre 1618 a 1621, pintor, misionero caminante y viajero por esas tierras.

Otros autores señalan la imposibilidad de dicha autoría por su improbable conservación de aproximadamente 150 años a la intemperie hasta que fue descubierta en la mitad del siglo XVIII y se propone también la teoria de su factura milagrosa no humana, con base en sus características físicas como su colorido mate y el hecho de que no la dañen el humo de los cirios o las defecciones de los insectos y palomas.

El santuario esta situado en el cañón del río Guaítara, en el corregimiento de Las Lajas del municipio de Ipiales, a siete kilómetros de la ciudad cabecera municipal, en el departamento de Nariño al sur de Colombia y a 10 km de la frontera con el Ecuador

La edificación actual, (la cuarta desde el siglo XVIII), sustituyó una capilla que databa del Siglo XIX y es una iglesia de piedra gris y blanca de estilo gótico tardío del siglo XIV, compuesta de tres naves construidas sobre un puente de dos arcos que cruza sobre el río y que hace de atrio o plaza de la basílica uniéndola con el otro lado del cañón.

El franciscano Fray Juan de Santa Gertrudis, en su crónica del viaje entre 1756- 1762 por el sur del Reino de Nueva Granada, publicada en cuatro tomos con el título de “Maravillas de la naturaleza”, menciona el santuario en el libro III, siendo posiblemente la referencia más antigua de su existencia.

Posteriormente, Monseñor Justino Mejia y Mejia, capellán del santuario entre 1944 y 1977 e historiador, nos refiere la historia actualmente aceptada y que cuenta que alrededor de 1754 la imagen de la Virgen del Rosario fue descubierta por una indígena llamada María Mueses con Rosa, su pequeña hija, cuando se dirigían a su casa; al verse sorprendidas por una tormenta, María y su hija buscaron refugio a la vera del camino entre las oquedades formadas por las piedras planas y anchas o losas naturales (lajas) inmensas que caracterizan esa zona del cañón del río. Para sorpresa de la madre, la niña que hasta ese momento era considerada sordomuda llama su atención con las palabras: «La mestiza me llama…» señalando la pintura seguramente iluminada en forma sugestiva por los relámpagos.

Después de que las autoridades y los habitantes de la región comprobaran la verdad de los hechos, que fueron calificados como prodigio por las autoridades eclesiásticas el 15 de septiembre de 1754, el lugar fue convertido en una referencia para toda la comarca incluyendo el norte del Ecuador y se procedió a edificar el santuario cuya historia tiene cinco épocas bien definidas.

El Santuario está bajo el cuidado o administración, en lo doméstico y en lo pastoral, de las hermanas Franciscanas de María Inmaculada.

El peregrinaje de los devotos al santuario es permanente pero se incrementa en dos épocas del año: en septiembre cuando se celebran las fiestas oficiales, sobre todo los días 15 y 16 de septiembre, y el Jueves Santo cuando, los peregrinos, especialmente desde la ciudad de Pasto, llegan a pie después de una travesía de más de 12 horas.»


NUESTRA SEÑORA DE LA BUENA NUEVA, SICILIA

16 de Septiembre

Nuestra Señora de la Buena Nueva se celebra cada año en Acitrezza. No sabemos quien ni cuando se introdujo su culto. Se sabe que en 1923 se celebraba a esta advocación como patrona de los marineros. quienes le confían su destino cuando salen al mar.

Su imagen se encuentra en la iglesia San Juan Bautista de la localidad y esta fechada en 1911, dice que es obra de Angelo Musumeci,

Existe otra pintura en la localidad de procedencia desconocida pero de la misma advocación fechada en 1871. La Virgen sostiene al Niño que lleva un vaso en sus manos.

Es una Iglesia muy pintoresca donde se celebran servicios y bodas al aire libre. En el exterior se erigió una imagen de la Virgen sobre una gran roca. Aquí las parejas de recien casados dejan siempre flores a la Madre para que proteja su matrimonio.


NUESTRA SEÑORA DE LOS LLANOS DE ALBACETE, ESPAÑA

17 de Septiembre

La primitiva imagen de la Virgen de los Llanos dice la leyenda fue realizada por san Lucas y traída a España por el apóstol Santiago el Mayor, que la depositó en el paraje de los Llanos. De vuelta a Roma, comunica este hecho a san Pedro, quien envió a España para predicar a los Siete Varones Apostólicos, los cuales depositaron una escultura de san Pedro en el citado paraje. De esta manera, en el culto a ambas imágenes estaría el origen de las ermitas de la Virgen de los Llanos y de san Pedro de Matilla.

Francisco Sánchez Torres en 1898 aventura la hipótesis de que hacia el año 744 la imagen de la Virgen fuera enterrada “para librarla de posibles profanaciones al ser ocupados por los árabes de Palmira” los territorios de Albacete. Este historiador señala que la Santa Imagen sería hallada entre los años de 1266 y 1375.

EL HALLAZGO

Otros datos acerca del origen de esta devoción los encontramos en el tomo I de la fundación del convento de franciscanos que tuvo lugar en 1672. En el mismo, fray Mateo Vázquez recoge la leyenda de la aparición basada en la tradición oral. Al respecto, señala que:

“Es tradición inmemorial que labrando un labrador en el campo donde está la iglesia, o templo de la Virgen de los Llanos, fue encontrada la Santa Imagen en esta forma: pararónse los brutos y haciendo fuerza el labrador para sacar el arado, sacó la punta de él, esto es, en la punta del arado: la cual Imagen de la Virgen era pequeña. El labrador; cuyo nombre se ha perdido, la consideró una muñeca y la colocó en la manta para llevarla como juguete a una hija que tenía, mas al llegar a su casa no la encontró y supuso la había perdido; volvió al siguiente día ya la primera vuelta del arado salió la Imagen, lo que le hizo creer se le había caído allí mismo y, para que no volviera a suceder; ató la manta donde la envolvió, cerciorándose, cuando marchaba, de que allí permanecía, pero llegó también sin ella aunque el atadero continuaba firme, pensó entonces con detenimiento en las circunstancias del hecho y vino a Albacete a contarlo al clero, el cual le acompañó al lugar de la aparición, y también a la primera vuelta del arado salió por tercera vez el bello simulacro, que procesionalmente se trajo a la población, donde estuvo hasta que edificó la ermita“.

A finales del siglo XVI aparecen los primeros documentos sobre la devoción a la Virgen de los Llanos en la villa de Albacete. De hecho, desde 1591 se realizaba una procesión en primavera que llevaba la Virgen desde su ermita hasta la iglesia de San Juan. En 1616 se cita por vez primera en acta a la Virgen como Patrona de Albacete.


NUESTRA SEÑORA DE PUY EN VELAY, FRANCIA

En el siglo X, la Virgen se apareció y curó a una viuda a quién había ordenado acostarse sobre un dolmen. Dos siglos más tarde, efectúa una nueva aparición en la cual sana a un paralítico. A fines del siglo XI se edifica una gran Catedral para recibir a los peregrinos.

Esta Catedral representaba para la Cristiandad un lugar muy importante de fe y un lugar obligado en la ruta de peregrinación hacia Roma y Santiago de Compostela. La peregrinación honoraba una estatua de Notre-Dame, una Virgen Negra. La estatua fue quemada durante la Revolución. Se hizo entonces una copia que fue consagrada en 1856. Le Puy acoge aproximadamente 600.000 peregrinos anualmente.


NUESTRA SEÑORA DE SMELCEM, FLANDES

Según la tradición, hace un día en el siglo X, dos niños pastores cuidaban a sus ovejas en un campo de Flandes, cuando uno de ellos se dio cuenta de que algunas de las ovejas parecían estar actuando de manera extraña.

Los chicos corrieron juntos a través del campo hasta que se acercaban a las ovejas que estaban actuando extrañamente. Allí, los muchachos hicieron cuidadosamente su camino a través del pastoreo de ovejas buscando el suelo y mirando a algo inesperado mientras se acercaban al lugar.

Cuando llegaron a la cabeza de la manada, los chicos observaron que cada oveja, al llegar a un determinado lugar, hundía sus patas delanteras dobladas y la nariz tocando el suelo. Luego, con gracia y rapidez, se levantaron y seguían pastando. Parecía como si las ovejas se inclinaban en señal de un saludo reverencial hacia a alguien. Cuando miraron hacia adelante de las ovejas, los pequeños pastores se encontraron una pequeña estatua de la Virgen María que estaba en paz en el nicho de las rocas.

Esto, entonces, es la historia de Nuestra Señora de Smelcem. La noticia de lo que los pastores habían experimentado cuando habían observado sus ovejas doblar sus rodillas ante la imagen de la Santísima Virgen, se extendió por toda Flandes. La fe de la gente y las peregrinaciones llegaron a oídos de Baldwin IV, conde de Flandes y de apellido Beard Feria, quin decidió visitar a la Virgen de Smelcem para hallar una cura para una enfermedad de la que había sufrido durante diecisiete años. Orando a la Madre de Dios por alivio, Baldwin fue milagrosamente curada de su enfermedad, por lo que se hizo cargo de la construcción de una capilla en el lugar de acción de gracias por haber recibido el favor de la Santísima Virgen María.


NUESTRA SEÑORA DE LA SALETTE, FRANCIA

18 de Septiembre

Se trata de una advocación de gran relevancia para toda la Iglesia. Es una de las pocas apariciones que anuncia profecías de los últimos tiempos y que ha obtenido aprobación eclesiástica. Es la Virgen de la Aflicción, que llora por nuestros pecados, llamando a los Apóstoles de los Últimos Tiempos.

El 19 de septiembre de 1846, apareció la Santísima Virgen, sobre la montaña de La Salette, (Francia), a dos jóvenes pastorcitos, Melania Calvat y Maximino Giraud. Primeramente les confió un mensaje público; después a Maximino sólo, un secreto; luego a Melania un mensaje que podría publicar en 1858.

El Llamamiento a los Apóstoles de los Últimos Tiempos forma parte del Secreto confiado a Melania:

«Dirijo un llamamiento apremiante a la tierra;
llamo a los verdaderos discípulos de Dios que vive y reina en los cielos;
llamo a los verdaderos imitadores de Cristo hecho hombre;
llamo a Mis hijos, a Mis verdaderos devotos,
los que se hayan entregado a Mí
para que Yo los conduzca a Mi Divino Hijo,
los que llevo por decir así en Mis brazos,
los que han vivido según Mi espíritu;
en fin llamo a los Apóstoles de los Últimos Tiempos
los fieles discípulos de Jesucristo que han vivido
en el desprecio del mundo y de sí
mismo en la pobreza y la humildad,
en el desprecio y en el silencio,
en la oración y en la mortificación,
en la castidad y en la unión con Dios,
en el sufrimiento y desconocidos del mundo.
Es hora de que salgan y vengan a alumbrar la tierra.»

«Id y mostraos como Mis hijos queridos. Estoy con vosotros y en vosotros, siempre que vuestra fe sea la luz que os alumbre en esos días de desgracia. Que vuestro celo os haga como los hambrientos por la gloria y honor de Jesucristo. Combatid, hijos de luz, vosotros pequeño número que lo véis, porque he aquí el tiempo de los tiempos, el fin de los fines.»

Así habló la Madre de Dios y mientras escuchaba, contemplaba Melania, en una visión profética la vida y las obras venideras de los hijos y de las hijas de la Orden de la Madre de Dios, religiosos misioneros, religiosas misioneras y discípulos laicos, esparcidos por todas partes del mundo. Los religiosos y religiosas harán los votos; los discípulos laicos, la consagración a la Santísima Virgen. Melania veía también a varias religiosas llegar a unirse con esta Orden y las otras por su relación recobrar su espíritu primitivo.

Por mandato del Papa León XIII, presentó Melania esta regla al examen de la Sagrada Congregación de Obispos y Religiosos la cuál dio su aprobación el 27 de mayo de 1879. Al mismo tiempo fueron aprobadas las constituciones que Melania había compuesto para la Orden de la Madre de Dios a petición de León XIII, según su visión profética de 1846.

Melania falleció en olor de santidad el 14 de diciembre de 1904, a la edad de 73 años.

UN DIA DE OTOÑO

A mediados de septiembre, un campesino de los Ablandins, Pedro Selme, tiene a su pastor enfermo. Desciende al pueblo de Corps, a la casa de su amigo, el carretero Giraud, y le dice: «Préstame a tu Maximino por algunos días…»»¿Memín, pastor? ¡Es muy descuidado para eso!»… Discuten, transigen… y, el 14 de septiembre, tenemos al joven Maximino en los Ablandins. El 17, ve a Melania en la aldea. El 18, van a guardar sus rebaños en los terrenos comunales, en el monte «sous les Baisses» (Le Planeau). Por la tarde, Maximino busca entablar conversación. Melania se muestra remisa. Descubren, no obstante, un punto común: los dos son de Corps. Quedan en volver al mismo lugar a «guardar» juntos al día siguiente.

EN LOS PASTOS

Así pues, el sábado 19 de septiembre de 1846, temprano, los dos niños cruzan las pendientes del monte sus-les-Baisses, cada uno llevando sus cuatro vacas. Maximino, además, su cabra y su perro Loulou. El sol resplandece sobre los pastos. A mitad de la jornada, el Angelus suena allá abajo en el campanario de la iglesia de la aldea. Entonces los pastores conducen sus vacas a «la fuente de las bestias», una pequeña represa que forma el arroyuelo que baja por la quebrada del Seiza. Después las llevan hacia una pradera llamada «le chômoir», en las laderas del monte Gargas. Hace calor, las bestias se ponen a rumiar.

Maximino y Melania suben un pequeño valle hasta la «fuente de los hombres». Junto a la fuente toman su frugal comida: pan con un trozo de queso de la región. Otros pequeños pastores que «guardan» más abajo se les unen y charlan entre ellos. Después de su partida, Maximino y Melania cruzan el arroyo y descienden unos pasos hasta dos bancos de piedras apiladas, cerca de la hondonada seca de una fuente agotada: «la pequeña fuente». Melania pone su pequeño talego en el suelo, y Maximino su blusa y merienda sobre una piedra.

LA OTRA CLARIDAD

Contrariamente a su costumbre, los dos niños se tumban sobre la hierba… y se duermen. Hace bueno al sol de este fin de verano, no hay una nube en el cielo. Al rumor del arroyo se añade además la calma y el silencio de la montaña. pasa el tiempo…

¡Bruscamente, Melania se despierta y sacude a Maximino! «¡Mémin, Mémin, rápido, vamos a ver nuestras vacas… No sé dónde están!» Rápidamente suben la pendiente opuesta al Gargas. Al volverse, perciben todo el pastizal: sus vacas están allá, rumiando plácidamente. Los dos pastores se tranquilizan. Melania comienza a descender. A media pendiente, se queda inmóvil y asustada, deja caer su garrote: «¡Mémin, ven a ver, allá, una claridad!».

Cerca de la pequeña fuente, sobre uno de los bancos de piedra… un globo de fuego: «Es como si el sol se hubiera caído allí». Pero el sol continúa brillando en un cielo sin nubes. Maximino acude gritando: «¿Dónde está? ¿Dónde está?» Melania señala con el dedo hasta el fondo del barranco donde ellos habían estado durmiendo. Maximino se acerca a ella, paralizada de miedo, y le dice: «¡Vamos, coge tu garrote! Yo tengo el mío y le daré un buen golpe si nos hace algo». La claridad se mueve, gira sobre sí misma. Les faltan palabras a los dos niños para indicar la impresión de vida que irradia este globo de fuego. En él una mujer aparece, sentada, la cara oculta entre sus manos, los codos apoyados sobre las rodillas, en una actitud de profunda tristeza.

LA BELLA SEÑORA

La Bella Señora se levanta. Ellos no han dicho una sola palabra. Ella les habla en francés: <<¡Acercaos, hijos míos, no tengáis miedo, estoy aquí para contaros una gran noticia!>> Entonces, descienden hacia ella. La miran, ella no cesa de llorar: «Parecía una madre a quien sus hijos habían pegado y se había refugiado en la montaña para llorar». la Bella Señora es de gran estatura y toda de luz. Está vestida como las mujeres de la región: vestido largo, un gran delantal a la cintura, pañuelo cruzado y anudado en la espalda, gorra de campesina. Rosas coronan su cabeza, bordean su pañuelo y adornan sus zapatos. En su frente una luz brilla como una diadema. Sobre sus hombros pesa una gran cadena. Una cadena más fina sostiene sobre su pecho un crucifijo deslumbrante, con un martillo a un lado y al otro unas tenazas.

LO QUE DIJO SOBRE LA MONTAÑA

La Bella Señora habla a los dos pastores. «Ha llorado durante todo el tiempo que nos ha hablado». Juntos, o separados, los dos niños repiten las mismas palabras con ligeras variantes que no afectan al sentido. Y esto, cualesquiera que sean sus interlocutores: peregrinos o simples curiosos, personalidades civiles o eclesiásticas, investigadores o periodistas. Que sean favorables, lleven buenas intenciones o no, he aquí lo que ellos nos han trasmitido:

<< Acercaos, hijos míos, no tengáis miedo, estoy aquí para contaros una gran noticia.>>

«La escuchamos, no pensamos en nada». Como Maximino y Melania, dejemos resonar en nosotros lo que ella dijo en la montaña. Con ellos, escuchémosla, mirando sobre su pecho el crucifijo deslumbrante de gloria.

<<Si mi pueblo no quiere someterse, me veo obligada a dejar caer el brazo de mi Hijo. Es tan fuerte y tan pesado que no puedo sostenerlo más.>>

<<¡Hace tanto tiempo que sufro por vosotros!>>

<<Si quiero que mi Hijo no os abandone, estoy encargada de rogarte sin cesar por vosotros, y vosotros no hacéis caso. Por más que recéis, por más que hagáis, jamás podréis recompensar el dolor que he asumido por vosotros.>>

<<Os he dado seis días para trabajar; me he reservado el séptimo, ¡y no se quiere conceder! Esto es lo que hace tan pesado el brazo de mi Hijo.>>

<<Y también los que conducen los carros no saben jurar sin poner en medio el nombre de mi Hijo. Son las dos cosas que hacen tan pesado el brazo de mi Hijo.>>

<<Si la cosecha se pierde, sólo es por vuestra culpa. Os lo hice ver el año pasado con las patatas, !y no hicisteis caso! Al contrario, cuando las encontrabais estropeadas, jurabais, metiendo en medio el nombre de mi Hijo. Van a seguir pudriéndose, y este año, por Navidad, no habrá más.>> La palabra «pommes de terre» (patatas) intriga a Melania. En el dialecto de la región se dice de otra forma («là truffà»). La palabra «pommes» evoca para ella el fruto del manzano. Ella se vuelve a Maximino para pedirle una explicación. Pero la Señora se adelanta:

<<¿No comprendéis, hijos míos? Os lo voy a decir de otra manera.>>

La Bella Señora repite en el dialecto de Corps desde «si la cosecha se pierde…», y ya prosigue todo su mensaje en este dialecto:

<<Si tenéis trigo, no debéis sembrarlo. Todo lo que sembréis, lo comerán los bichos, y lo que salga se quedará en polvo cuando se trille.>>

<<Vendrá una gran hambre. Antes de que llegue el hambre, a los niños menores de siete años les dará un temblor y morirán en los brazos de las personas que los tengan. Los demás harán penitencia por el hambre. Las nueces saldrán vanas, las uvas se pudrirán.>>

De repente, aunque la Bella Señora continúa hablando, sólo Maximino la oye, Melania la ve mover los labios, pero no oye nada. Unos instantes más tarde sucede lo contrario: Melania puede escucharla, mientras que Maximino no oye nada, y se entretiene haciendo girar su sombrero en una punta de su cayado mientras que con el otro extremo lanzaba pequeñas piedras. «¡Ninguna tocó los pies de la Bella Señora!», dirá algunos días más tarde. «Ella me contó algo diciéndome: No dirás esto ni esto. Después no entendí nada, y durante este tiempo, yo me entretenía.»

Así la Bella Señora habló en secreto a Maximino y luego a Melania. y de nuevo los dos juntos escuchan sus palabras:

<<Si se convierten, las piedras y las rocas se cambiarán en montones de trigo y las patatas se encontrarán sembradas por las tierras.>>

<<¿Hacéis bien vuestra oración, hijos míos?>>

«No muy bien, Señora», responden los dos niños.

<<¡Ah! hijos míos, hay que hacerla bien, por la noche y por la mañana. Cuando no podáis más, rezad al menos un padrenuestro y un avemaría, pero cuando podáis, rezad más.>>

<<Durante el verano no van a misa más que unas ancianas. Los demás trabajan el domingo, todo el verano. En invierno, cuando no saben qué hacer; no van a misa más que para burlarse de la religión. En Cuaresma van a la carnicería como perros>>

<<¿No habéis visto trigo estropeado, hijos míos?>>

«No, Señora», responden.

Entonces ella se dirige a Maximino:

<<Pero tú, mil pequeño, tienes que haberlo visto una vez, en Coin, con tu padre. El dueño del campo dijo a tu padre que fuera a ver su trigo estropeado. Y fuisteis allá, cogisteis dos o tres espigas de trigo en vuestras manos las frotasteis, y todo se quedó en polvo. Después, al regresar; como a media hora de Corps, tu padre te dio un pedazo de pan, diciéndote: «¡Toma, hijo mío, come todavía pan este año que no sé quién lo comerá al año que viene si el trigo sigue así!»>> Maximino responde: «Ah sí, es verdad, Señora, ahora me acuerdo, lo había olvidado.

Y la Bella Señora concluye, no en el dialecto, sino en francés:

<<Bien, hijos míos, hacedlo saber a todo mi pueblo>>

EL JUICIO

El 19 de septiembre de 1851, Mons. Filiberto de Bruillard, Obispo de Grenoble, publica finalmente su «carta pastoral». He aquí el párrafo esencial:

«Juzgamos que la aparición de la Santísima Virgen a dos pastores, el 19 de septiembre de 1846, en una montaña de la cadena de los Alpes, situada en la parroquia de La Salette, del arciprestazgo de Corps, contiene en sí todas las características de la verdad, y que los fieles tienen fundamento para creerla indudable y cierta».

La resonancia de esta carta pastoral es considerable. Numerosos obispos la hacen leer en las parroquias de sus diócesis. La prensa se hace eco en favor o en contra. Es traducida a numerosas lenguas y aparece notoriamente en el Osservatore Romano de 4 de junio de 1852. Cartas de felicitación afluyen al Obispo de Grenoble.

La experiencia y el sentido pastoral de Filiberto de Bruillard no se detienen aquí. El 1 de mayo de 1852, publica una nueva carta pastoral anunciando la construcción de un santuario sobre la montaña de La Salette y la creación de un cuerpo de misioneros diocesanos que él denomina «los Misioneros de Nuestra Señora de La Salette». Y añade: «La Santa Virgen se apareció en La Salette para el universo entero, ¿quién puede dudarlo?» El futuro iba a confirmar y sobrepasar estas expectativas, el relevo estaba asegurado, se puede decir que Maximino y Melania han cumplido su misión.

El 19 de septiembre de 1855, Mons. Ginoulhiac, nuevo Obispo de Grenoble, resumía así la situación: «La misión de los pastores ha terminado, comienza la de la Iglesia». Hoy son innumerables los hombres y mujeres de todas las razas y de todos los países que han encontrado en el mensaje de La Salette el camino de la conversión, la profundización de su fe, el dinamismo para su vida cotidiana, las razones de su compromiso con y en Cristo al servicio de los hombres.


NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED

24 de Septiembre

En BARCELONA, la imagen original.

En castellano se le ha llamado en plural, Virgen de las Mercedes, que no corresponde con el sentido originario de la advocación. El significado del título «Merced» es ante todo «misericordia». La Virgen es misericordiosa y también lo deben ser sus hijos. Esto significa que recurrimos a ella ante todo con el deseo de asemejarnos a Jesús misericordioso.

El título mariano la Merced se remonta a la fundación de la Orden religiosa de los mercedarios el 10 de agosto de 1218, en Barcelona, España. En esa época muchos eran cautivos de los moros y en su desesperación y abandono estaban en peligro de perder lo mas preciado: la fe católica. Nuestra bendita Madre del Cielo, dándose a conocer como La Merced, quiso manifestar su misericordia hacia ellos por medio de dicha orden dedicada a atenderlos y liberarlos.

Desde el siglo XIII es patrona de Barcelona y el 25 de septiembre de 1687 se proclamo oficialmente patrona de la ciudad. Es además patrona de los cautivos (presos) y de muchos países de Latinoamerica.

La talla de la imagen de la Merced que se venera en la basílica de la Merced de Barcelona es del siglo XIV, de estilo sedente, como las románicas. En catalán «Mare de Deu de la Mercé», Madre de Dios de la Merced.

En el año 1696, el papa Inocencio XII extendió la fiesta de la Virgen de la Merced a toda la Iglesia, y fijó su fecha el 24 de septiembre. Pero a raíz de la reforma litúrgica del concilio Vaticano II, en el año 1969 la fiesta se suprimió del calendario universal.

En ARGENTINA, la Generala del Ejército Argentino

La historia nos cuenta que el General Belgrano durante la batalla de Tucumán, el 24 de septiembre de 1812, en plena guerra por la independencia, puso toda su confianza en Dios y en nuestra Señora de la Mercedes, a quién adopta como Patrona del Ejército.

Esa mañana de ese día que se libró el combate, el General estuvo orando largo rato ante el altar de la Virgen. Después de la victoria, en el parte de guerra que transmite al gobierno, escribe textualmente: “La Patria puede gloriarse de la victoria que han obtenido sus armas el día 24 del corriente, día de Nuestra Señora de la Merced, bajo cuya protección nos pusimos”.

El General profundamente conmovido por el triunfo, nombra a la Virgen de las Mercedes como Generala del Ejército. Las religiosas de Buenos Aires al enterarse de esto remitieron a Belgrano cuatro mil escapularios de la Merced para que distribuya entre los soldados y en la próxima batalla, la de Salta, son divisas de guerra. A partir de estos hechos, esta advocación mariana adquiere una solemnidad particular en los principales santuarios de la cristiandad.

En el año 1912, al cumplirse el Centenario de la Batalla de Tucumán, la imagen de nuestra Señora de las Mercedes de Tucumán, fue coronada solemnemente en nombre del Papa San Pío X. En varias ciudades del país, y en especial en nuestra ciudad de Mercedes (Corrientes) se venera a Nuestra Señora de la Mercedes con la intención de asegurarnos en perpetuidad su amparo y devoción.


NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DEL SAN NICOLAS

25 de Setiembre

En setiembre de 1983, la población nicoleña se conmocionó con la noticia de que en diversas casas de familias se iluminaban los rosarios, despertando el sentimiento religioso de unos y el escepticismo de otros.

Mientras esto se repetía, cada vez con mas frecuencia, congregando al rezo del Santo Rosario a multitud de vecinos, a una mujer sencilla, buena esposa y madre ejemplar, comienza a aparecérsele la Santísima Virgen, registrándose el 25 de setiembre de 1983, como la fecha en que por primera vez experimenta este suceso maravilloso.
El mayor mérito de esta mujer consiste quizás, en la discreta conducta observada, ya que nunca intentó cobrar notoriedad pese al extraordinario privilegio de haber sido destinataria de tal gracia.

Comienza así el fluido e ininterrumpido dialogo, donde la Reina del Cielo, avala sus mensajes con citas bíblicas, cuya concordancia resultaría imposible explicar sin la intervención divina, por no contar la receptora, con la mas elemental instrucción bíblica, exegética y teológica necesaria, para armonizar los textos de los mensajes con los de la Palabra de Dios, en forma tan exacta.

Los mensajes, uno o varios por día, constituyen una verdadera catequesis, lo que es la originalidad de esta manifestación mariana, cuya principal temática, al estilo de Lourdes, Fátima o Lasalette, o cualquiera de las otras revelaciones de la Virgen son:
La alianza entre Dios y su pueblo, la necesidad de la conversión de los pecadores.
La recomendación insistente de orar por la paz del mundo.
La conveniencia de difundir y practicar la devoción del Santo Rosario.
La importancia de hacer penitencia y predicar la Palabra de Dios, tema este último, que adquiere en labios de la Virgen un carácter de suma urgencia, las frecuentes exhortaciones a la paz, al amor al prójimo.
La necesidad de comulgar frecuentemente y orar pidiendo al Espíritu Santo.

La Imagen

La Virgen le dice a la mujer, que hay una imagen suya, bendecida por un Papa, es una imagen de madera de María del Rosario.

En efecto, para sorpresa de los sacerdotes, su imagen con el niño en sus brazos estaba allí desde hace muchos años, olvidada en el Campanario de la Iglesia Catedral.

La imagen es restaurada y puesta a la veneración del pueblo de Dios.

Las actas conservadas en la parroquia, dan fe de que la misma data de 100 años, época en que llega con motivo de la inauguración del templo parroquial y fue enviada desde Roma por León XIII, quien la bendijo, para que fuera honrada y bendijera al pueblo de San Nicolás.

Consta también en los archivos, que la cofradía del Santísimo Rosario, fundada por el entonces Cura Párroco, Mons. Cecarelli, rezó por primera vez la oración compuesta por Santo Domingo de Guzmán, frente a la venerada imagen, el 25 de setiembre de 1884.

«Me tenían olvidada, pero he resurgido, ponedme allí, porque me veis tal cual Soy»

La celeste aparición se manifiesta a la vidente, como la «Virgen del Rosario» y le comunica su complacencia en que, para distinguirla de los otros lugares donde se la venera con esa advocación, se la llama «MARÍA DEL ROSARIO DE SAN NICOLAS»

«Yo Soy la patrona de esta región. Haced valer mis derechos»

Leed Exodo 25,8

«Háganme un santuario, para que Yo habite entre ellos»

«Haz que te apoyen en lo que dices. Quiero estar cerca de vosotros»

En el mes de marzo del 2000, una imagen replica de María del Rosario de San Nicolás fue llevada a Roma.
Esta imagen fue bendecida por el Santo Padre Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro del Vaticano.


MADONNA DEL POZZO

26 de Septiembre

El origen de la devoción a la Advocación Mariana de La Madonna del Pozzo se remonta al siglo XIII, en Roma.
La tradición indica que alguien arrojó, voluntariamente, una imagen de María realizada sobre una pieza de piedra dentro de un pozo de agua. El profundo hoyo se encontraba ubicado en el establo de la residencia de un Cardenal en las inmediaciones de Roma. En la noche entre el 26 y el 27 de septiembre del año 1256 se produce el prodigioso hecho de que el agua empieza a brotar con tal fuerza desde el pozo, que eleva a la superficie la imagen de la Virgen retratada en piedra. Los testigos advirtieron no sólo el fluir violento del agua sino de modo mucho más resaltable, que se elevaba a la superficie la piedra con la imagen de la Virgen. El hecho fue inmediatamente reconocido como un milagro, al punto que el propio Pontífice realizó una procesión hasta el lugar de los hechos. Desde entonces esta advocación de María es conocida como la Virgen del Pozo, o la Madonna del Pozzo.

El proceso canónico de aprobación del milagro tuvo lugar en Roma y fue aprobado por el papa Alejandro IV, quien la hizo exponer para la veneración junto al pozo donde había sido arrojada, y donde hoy está, en la iglesia-santuario de Santa Maria in Via, en la Ciudad Eterna, donde sigue manando el agua, la cual es llevada a los enfermos. En la actual Iglesia-Santuario ésta imagen es venerada en una Capilla, donde muchos fieles se acercan cotidianamente para beber el agua del antiguo pozo, que luego de tantos siglos sigue brotando.

El contiguo convento de los Siervos de María fue abierto en el año de 1513, que era anteriormente convento de la Observancia y después de Mantua. Desde el año 1803 forma parte de la Provincia de Romaña, hoy Provincia de Piemonte-Romaña de los Siervos de María. Los sacerdotes servitas custodian este santo lugar, señalado por la Gracia de Dios.


NUESTRA SEÑORA DE BEAUMONT, LORRAINE, FRANCIA

30 de Septiembre

El pequeño santuario de Nuestra Señora de Beaumont, o Notre-Dame-de-Bermont, se encuentra en Lorraine, Francia, entre las localidades de Domrémy y Vancouleurs. Se trata de una pequeña iglesia que data probablemente del siglo XI, aunque la fecha de su fundación se pierde en ahora las brumas del tiempo. Se cree que pudo haber sido construido para un monasterio de monjes benedictinos y que se vendió a un hombre llamado Geoffrey de Bourlemont.

Se sabe que Juana de Arco le gustaba ir a la Virgen de Bermont en peregrinación los sábados, cuando ella era una niña, y también a menudo durante la semana, para ofrecer velas y flores a la Virgen. A pesar de ser una pequeña capilla, tiene una gran importancia, ya que fue aquí donde María ordenó a Juana a tomar las armas para librar a su país de Francia de manos del los ingleses.

El nombre completo de la ciudad de Domremy es realmente Domrémy-la-Pucelle, en memoria de Juana de Arco, y la iglesia está a unos tres kilómetros de la ciudad natal de Juana.

En la actualidad, la imagen se conserva en la cripta de la Basílica-du-Bois-Chenu. Se cree que es la estatua venerada por Juana de Arco.

La capilla fue restaurada poco antes del cambio de siglo, y varias capas de pintura vieja se retiraron de las paredes de la capilla. De este modo se descubrió un dibujo de una niña campesina en la oración, vestida con ropa de hombre. La imagen tiene los ojos azules y el pelo rubio y, puesto que el dibujo fue hecho durante el tiempo de la vida de Juana, el obispo local dijo que pensaba que la imagen debe, sin duda, ser de Juana de Arco.

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