De una entrevista al Papa Francisco, y de una Virgen María «popular en entre las clases populares».

De una entrevista al Papa Francisco, y de una Virgen María «popular en entre las clases populares».

Para comenzar este articulo, y ya que vamos a hablar de «populismo», les quiero transcribir una cita textual de alguien muy «popular» en la Iglesia. Ya se, no es lo mismo populismo que popular, pero es que algunos periodistas están dando cátedra en esta clase de confusiones. Pero salvando los descomunales errores terminológicos de mis coterráneos, quisiera que mientras leen esta cita, traten de imaginar quien lo esta diciendo:

«¿Quieres honrar al Cuerpo de Cristo? No permitas que sea objeto de desprecio en sus miembros, es decir, en los pobres, faltos de ropa con la que cubrirse. No lo honres aquí en la Iglesia con telas de seda, mientras fuera lo dejas de lado mientras sufre a causa del frío y de la desnudez. Aquel que ha dicho: “Esto es mi cuerpo”, confirmando el hecho con la palabra, ha dicho también: “Me visteis hambriento y no me disteis de comer” (Mt 25, 42), y, también: “Cada vez que no hicisteis estas cosas con uno de estos pequeños, no lo hicisteis conmigo” (Mt 25, 45). El cuerpo de Cristo que está sobre el altar no necesita manteles, sino almas puras; mientras que aquel que está fuera necesita mucha atención. Aprendamos, pues, a pensar y a honrar a Cristo como Él quiere. De hecho, la honra que más agradece de las que podemos dar a quien queremos venerar, es la que Él mismo quiere, no la que nosotros pensamos. También Pedro creía que le honraba impidiéndole lavarle los pies. Eso no era honra, sino verdadera descortesía. Lo mismo tú, ríndele el honor que Él ha mandado, haz que los pobres se aprovechen de tus riquezas. Dios no necesita copas de oro, sino almas de oro».

¿Ya te lo imaginaste? Aca va otro, no del mismo autor:

«Y, en primer lugar, lo que hiere nuestros ojos hoy es que en nuestro tiempo no solo hay concentración de la riqueza, sino también acumulación de un poder enorme, de un despótico señorío sobre la economía en manos de unos pocos, y estos a menudo ni siquiera son propietarios, sino únicamente depositarios y administradores del capital, pero del cual disponen a su gusto y capricho. Este poder se hace más que nunca despótico en aquellos que, poseyendo el dinero, se comportan como amos; allí donde de algún modo son los distribuidores de la sangre misma de la que vive el organismo económico, y tienen en su mano, por decirlo así, el alma de la economía, de modo que nadie puede ni siquiera respirar en contra de su voluntad».

La primera cita pertenece a San Juan Crisóstomo, quien viviera entre el 344 y 407. La segunda es una cita de Pio XI, perteneciente a una encíclica escrita en 1931. 

Jesús no era populista, ni lo es. Jesus es Dios, Dios de amor, que se deshace por los pobres y desprotegidos. Lo Padres de la Iglesia son quienes portan su palabra y su ejemplo. No podemos hablar en términos eclesiásticos de Izquierdas o Derechas, de Comunistas o Conservadores, conjeturando a partir de la cercanía que tiene una persona en su trato con los pobres. ¡Que simplificación tan burda!. Ocuparse de los pobres no es una cuestion política, es una cuestion de amor.

Que en todos lados hay pronunciamientos extremistas por supuesto los hay, pues no habrían hecho falta, por ejemplo, las advertencias de la Santa Sede a la Teología de la Liberación. Pero que el Papa hable de los pobres no lo convierte en populista, ni comunista, sino en claro ejemplo evangélico de lo que Jesus nos ordenó: «porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer» (Mt 25, 35). Francisco  no hace otra cosa que como Vicario de Cristo tiene deber y derecho, que es dar ese amor que le desborda del corazón, y que se deshace por los que sufren.

Les dejo una  entrevista al Papa Francisco, que pertenece a un libro cuya introducción tuve la oportunidad de leer, «Esta economía mata», de Andrea Tornielli y Giacomo Galeazzi, redactores en el diario La Stampa. Vaticano.


-Santidad, ¿el capitalismo tal y como lo hemos estado viviendo en las últimas décadas es, según su opinión, un sistema de alguna manera irreversible?
-No sabría cómo responder a esta pregunta. Reconozco que la globalización ha ayudado a muchas personas a salir de la pobreza, pero ha condenado a muchas otras a morir de hambre. Es cierto que, en términos absolutos, aumentó la riqueza mundial, pero este sistema se mantiene con esa «cultura del descarte» de la que ya he hablado en varias ocasiones. Existen una política, una sociología y una actitud del descarte. Cuando ya no es el hombre, sino el dinero, lo que ocupa el centro del sistema, cuando el dinero se convierte en un ídolo, los hombres y las mujeres son reducidos a meros instrumentos de un sistema social y económico caracterizado, es más, dominado por profundos desequilibrios. Y así se «descarta» lo que no le sirve a esta lógica: es esa actitud la que descarta a los niños y a los ancianos, y que ahora también afecta a los jóvenes. Me impresionó saber que en los países desarrollados hay muchos millones de jóvenes menores de 25 años que no tienen trabajo. A veces me pregunto cuál será el próximo descarte. Debemos detenernos a tiempo. Diría que no debemos considerar estas cosas como irreversibles, no debemos resignarnos. Tratemos de construir una sociedad y una economía en las que el hombre y su bien, y no el dinero, sean el centro.

-¿Puede darse un cambio, una mayor atención por la justicia social, gracias a una economía que sea más ética o se puede pensar en cambios estructurales en el sistema?

-Antes que nada, hay que recordar que se necesita ética en la economía y también se necesita ética en la política. Muchas veces, varios de los jefes de Estado y líderes políticos que pude conocer después de mi elección a obispo de Roma me hablaron de esto. Han dicho: ustedes, los líderes religiosos, tienen que ayudarnos, darnos indicaciones éticas. Sí, el pastor puede hacer llamados, pero estoy convencido de que se necesitan, como recordaba Benedicto XVI en la encíclica Caritas in veritate, hombres y mujeres con los brazos elevados hacia Dios para rezarle, conscientes de que el amor y el compartir de los que deriva el auténtico desarrollo no son un producto de nuestras manos, sino un don que hay que pedir. Y, al mismo tiempo, estoy convencido de que es necesario que estos hombres y estas mujeres se comprometan, a todos los niveles, en la sociedad, en la política, en las instituciones y en la economía, poniendo en el centro el bien común. Ya no podemos esperar para resolver las causas estructurales de la pobreza, para curar a nuestras sociedades de una enfermedad que sólo puede llevarnos hacia nuevas crisis. Los mercados y las especulaciones financieras no pueden gozar de una autonomía absoluta. Nunca resolveremos los problemas del mundo sin una solución de los problemas de los pobres. Se necesitan programas, mecanismos y procesos orientados a una mejor distribución de los recursos, a la creación de trabajo, a la promoción integral de los excluidos.
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-Muchos se han sorprendido por sus palabras sobre los pobres «carne de Cristo». ¿Le molesta que lo acusen de «pauperismo»?
 -El pauperismo es una caricatura del Evangelio y de la misma pobreza. En cambio, San Francisco nos ayudó a descubrir el vínculo profundo que hay entre la pobreza y el camino evangélico. Jesús afirma que no se puede servir a dos amos, a Dios y a las riquezas. ¿Es pauperismo? La pobreza aleja de la idolatría, del sentirse autosuficientes. Zaqueo, después de haberse cruzado con la mirada misericordiosa de Jesús, dio la mitad de lo que tenía a los pobres. El del Evangelio es un mensaje que va dirigido a todos, el Evangelio no condena a los ricos, sino la idolatría de la riqueza, esa idolatría que nos hace insensibles al grito del pobre. Jesús dijo que, antes de ofrecer nuestro don ante el altar, debemos reconciliarnos con nuestro hermano, para estar en paz con él. Creo que podemos, por analogía, extender esta petición al estar en paz con nuestros hermanos pobres.
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-Usted ha subrayado la continuidad con la tradición de la Iglesia en esta atención por los pobres. ¿Puede dar algún ejemplo?
-Un mes antes de inaugurar el Concilio Ecuménico Vaticano II, el papa Juan XXIII dijo: «La Iglesia se muestra como es y como quiere ser: como la Iglesia de todos y, particularmente, la Iglesia de los pobres». Años después, la elección preferencial por los pobres entró a los documentos del magisterio. Alguien podría pensar en una novedad, en cambio, se trata de una atención que tiene su origen en el Evangelio y se encuentra documentada ya en los primeros siglos del cristianismo. No es una invención del comunismo y no hay que ideologizarla, como a veces ha sucedido durante la historia. La Iglesia está lejos de cualquier interés político y de cualquier ideología: movida únicamente por las palabras de Jesús, quiere ofrecer su aporte a la construcción de un mundo en donde se custodien los unos a los otros y en donde se cuiden los unos a los otros.

Finalizo este artículo dejándoles este enlace a la historia de la Virgen Desatanudos en Argentina, quien ayer ha sido catalogada como popular entre las «clases populares» por una periodista argentina. Leyendo la explicación de la estampa verán que nada tiene que ver con «clases» ni simpatías políticas.

Los encomiendo especialmente a esta advocación que es luz para todos los cristianos, especialmente para los que pasan por los peores momentos, en que como reza su oración, nos da ejemplo de cómo desenredar la madeja de nuestras vidas.

https://misionerosyperegrinos.wordpress.com/2015/05/28/mayo-una-oracion-a-maria-cada-dia-2905/

Elisa Shejtman

Fuente de la entrevista: 

http://www.lanacion.com.ar/1759154-francisco-a-veces-me-pregunto-cual-sera-el-proximo-descarte

La versión Argentina del Himno de la JMJ 2016.

La versión Argentina del Himno de la JMJ 2016.

Buenos Aires por una Nueva Evangelización (Banuev) anuncia el Evangelio al mundo trabajando desde lo artístico-cultural. Y participaran en  la JMJ cantando una de las versiones del Himno de este evento tan importante para la juventud cristiana.

Les dejamos el video.

«Bienaventurados los Misericordiosos»

Pueden encontrar una entrevista al grupo Banuev en este enlace:

http://www.aica.org/18972-el-himno-argentino-de-la-jmj-es-furor-en-internet.html

Escuchando a Francisco. El pastor nos llama.

Escuchando a Francisco. El pastor nos llama.

Hemos tenido en este fin de semana un pasaje del Evangelio precioso, pero uno de los más difíciles de obedecer, como otros que tambien hay, que son específicamente para llamarnos a la acción.

Entonces llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros. Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero; que fueran calzados con sandalias, y que no tuvieran dos túnicas. Les dijo: «Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir. Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos». Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión; expulsaron a muchos demonios y curaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo. Mc 6, 7-13.

El Señor ya entró a nuestra vida, y ¿que? ¿nos vamos a quedar sentados diciendo lo lindo que es el Evangelio sin hacer nada?

El sacerdote, en la Misa a la cual asistí, dijo algo muy importante. «¿Qué tuvieron en común los apóstoles? Escucharon a Jesus» . No es un Evangelio dedicado solo a los que entregan vocacionalmente su vida a Dios. Es para todos los fieles. Porque todos estamos llamados a la evangelización. Pero para eso, hay que escuchar lo que el Maestro nos pide. Tenemos que aprender a callar nuestras propias voces y escuchar sobre todas, la de Jesus.

Mas, no en forma aislada, para eso ha puesto a Pedro al mando. El Señor es muy creativo, y el Espíritu Santo, ejecuta su voluntad con tanta precisión y hermosura que nos deja perplejos. Para cada época, hablaré al menos en lo que tengo vivido solo como ejemplo, el Espíritu nos ha puesto al frente de la Iglesia pastores sobre todo dignos de un rebaño tan grande como somos, y acorde a la necesidad que nos aqueja en cada tiempo.

Juan Pablo II, con su maravilloso estilo filosófico y teológico, y con toda la experiencia de dolor de haber atravesado dos guerras, ha escrito sin cansancio sobre la dignidad del ser humano. Una persona debe ser reconocida como persona, y respetada como tal, con toda la vida y dignidad que Dios pensó para ella desde la eternidad. Su legado ha sido teorizar sobre el respeto que cada persona merece por ser hijo de Dios. Y más. Hablar de su filosofía aqui, y tratar de sintetizarla sería una bestialidad de mi parte. Pero entrando en Vatican.va se enteran.

Luego, en tiempos un poco más calmos que en los turbulentos años del pontificado de Juan Pablo II, nos encontramos todos con que la doctrina estaba débil. Se fue Juan Pablo, y su sucesor, hasta hoy es una maravilla en sabiduría y humildad, aún teniendo tanto conocimiento. Sin dudar, será recordado por los siglos como una de las mentes más brillantes que conoceremos en la historia de la Iglesia. Que hay muchas, pero él una de ellas.

Nuestro amado Benedicto XVI se dio cuenta del analfabetismo espiritual reinante, y con su sabiduría y ejemplo nos instó e impulsó a formarnos, porque no podemos evangelizar lo que no conocemos. He visto a sacerdotes preguntar en misa cuántos conocen los diez mandamientos y la respuesta da miedo. No saber es pecado, esta en el Catecismo, y no sabe el que no quiere. Pero ante todo, el conocimiento de la doctrina, si no esta acompañado de oración, lleva mal camino. Porque cuanto más sepas, más humilde deberás ser. Y de esto, nos ha dado sobrado ejemplo nuestro amado Benedicto XVI, que no sabemos si nos enseña más de humildad o de teología.

Uff… ¡y ahora Francisco! ¡A correr se ha dicho! Porque a este pastor sí que hay que seguirle el paso. Una de las primeras cosas que dijo, ni bien asumió como Sumo Pontífice, esto fue en la reunión con el CELAM en Brasil, durante la JMJ 2013, es que venimos de una guerra, donde muchos fieles se fueron heridos de las parroquias, y «tenemos que salir a la calle a sanar heridas». No podía ser de otro modo. Este era un tema que estaba sofocando a la Iglesia, Y nuestro pastor nos da el ejemplo ¡y cómo! Hombre valiente si lo hay. Y el que no entiende ni sigue al pastor, es porque no quiere, porque está muy claro lo que el Espíritu Santo nos está llamando a hacer como obreros de Dios en este momento de la historia. Mirar el dolor, obrar con misericordia, no juzgar pero enseñar, evangelizar con amor y piedad, y sobre todo, salir a las periferias existenciales, y si hace falta, ensuciarse un poco con el barro para llegar a ellos. Son gages del oficio. No lo digo yo, Lo dijo Francisco.

¿Por qué digo esto? Cuántos han elegido enquistarse en el enmohecimiento espiritual. No entienden a Francisco. Aman tanto a Benedicto XVI, y es tanto el contraste del estilo pastoral entre uno y otro, que no les entra Francisco. Por supuesto que cada cual con su carisma, desde su comunidad, con sus dones personales. Pero tener los libros, idolatrarlos, para luego no ponerlos en práctica es espiritualidad vana.

¡Sacando los plumeros hermanos! Nos hace falta sacudirnos el polvo, y mirar un poco más al pastor. Y sobre todo a las ovejas heridas. Porque este tiempo nos pide algo, y hay que aprender a escuchar lo que nos pide Jesús a través del Espíritu Santo que se esta llevando a Francisco en andas de tan fuerte como le sopla. La formación, el enriquecimiento espiritual, para estar habilitados para una tarea más alta, ejecutada con sencillez o complejidad segun el caso, pero obedeciendo el llamado del Señor a través del Pastor.

Y dicho sea de paso, rebaño es rebaño, y debemos mostrarnos como tal.

«Ámense profundamente los unos a los otros, porque el amor cubre todos los pecados» 1Pe 4, 8.

Hay que ver la discordia que corre, demasiado frecuentemente, entre católicos. Que si la Iglesia no ha fracasado es por pura intervención divina. Fieles católicos drenando toda la agresividad posible con cualquier excusa. Realmente no está presente la alegría del Evangelio, no parecemos católicos. El ácido de la soberbia parece una droga tan preciada. Y qué difícil es desintoxicarse de ella. Tengan en cuenta que quienes pagan el precio son los pobrecitos heridos de la guerra que esperan atención. Y sobre todo, no nos olvidemos, que a todos nos sacó el Señor de «detras del rebaño» ( Amós 7, 12-15).

Pero, volviendo al tema, debemos entender que ya no es tiempo de quedarse viendo. El Señor está con «la vara y el callado» (*), y el pastor nos esta llamando. Oveja que se queda atrás, se la comen lo lobos por desorejadas. Y a su tiempo el Señor nos pedirá cuentas de nuestra desobediencia.

¿No saben en qué ser útil? Busquen una pastoral que les llame la atención en sus parroquia. ¿No hay? busquen otra, o busquen misiones por internet, o van a un hogar de niños a lavar los platos, o van a un hospital a llevar poesía a los enfermos, o visitan un hogar de ancianos, o atienden los baños en un santuario, o colaboran en misa, o se entrenan como catequistas, o evangelizan por internet, o lavan los manteles de la parroquia, o, o ,o ,o…… Que todo es digno, y hay tanto trabajo para hacer. Y hasta en los trabajos más pequeños el Señor nos utiliza para evangelizar. Cuánta gente habrá secándose las lágrimas en los baños de los santuarios, lugares pequeños donde podemos poner el oído, que ya es mucho. Pidan al Señor que los guíe, que Él los pondrá en el camino las personas que puedan servirse de sus dones.

Pidan al Señor que les diga en qué puesto de combate los quiere. Por sencillo que sea su destino, si allí es donde los quiere el Señor, benditos sean que obedecen su voluntad. El mundo está ahí, esta listo para su presencia, solamente falta un «si» y seguir al pastor.

Pidamos a Nuestra Madre que nos enseñe la ternura con los pobrecitos del mundo.

(*) Sl 23, 4.