Cartas a mis hijos – 04/12/2015

Cartas a mis hijos – 04/12/2015

4 de Diciembre de 2015

Queridas hijas:

Les escribo después de tanto tiempo… después de haber pasado tantas cosas juntas…

La vida nos lleva por un torbellino de complicaciones, problemas, peleas, luchas, alegrías, y pruebas, a tal velocidad, que no te da tiempo a digerir una, que ya te viene otra.

¿Crecimos mientras tanto? Eso espero… Solo sé que estamos a prueba en todo momento y no podemos, ni debemos escapar. ¿Cual sería el sentido de nuestra vida si lo hiciéramos?

Buscamos en todo momento, rodearnos de gente que nos haga felices, y sin embargo encontramos sufrimiento, injusticia, desamor y egoísmo. Así esta el mundo hijas…

¿Debemos alejarnos? ¿Nos sumergimos en ese mundo de diversión y crueldad?

A menudo me dicen… ¡¡¡¡pero tus hijas deben vivir la vida!!!! Y yo no contesto nada…

¿Ustedes que piensan?

¿Saben qué? ¡Yo lo hice! ¡Y sí que me divertí!

Pero el Señor no me perdió de vista. ¡Y yo pensaba que me podía escapar! ¡Que tonta!

Y como un caballito que va tras una manzana, el Señor me guió a la Iglesia. No recuerdo como, pero me encontré en misa rodeada de cientos de personas, ¡dándome la bienvenida! ¡¡Fue increíble!! El AMOR de Dios me invadió por completo y ya no pude vivir sin él.

Y pasando de comunidad en comunidad, me encontré con vos, mi pequeñita, mi Hermosa Georgi, y le diste sentido a mi vida. Y tampoco pude ya vivir sin vos.

¡Que difícil fueron los primeros tiempos! Pero ganó el amor entre nosotras. Y sin saberlo, esta chica perdida se encontró cumpliendo la santa misión que le fue encomendada, la de ser mamá. Y pidiendo consejo todo el tiempo a nuestra hermosa Madre María, fui a prendiendo a ser mamá.

Cualquier duda que tenga una madre, con respecto a sus hijos, siempre tiene el más maravilloso ejemplo de María, y es difícil equivocarse.

Ah, pero su ejemplo no tiene que ver con los tiempos actuales” me dicen y yo pienso: Observen a los chicos de un salón de clases y van a saber cuál es mi hija.

Hablan de valores… pero miran programas de TV, donde se defiende y justifica la desvalorización del ser, donde se defiende y se justifica el pecado abiertamente, donde se defiende y se justifica la superficialidad y el materialismo, burlándose de la espiritualidad de cualquier persona que quiera confesarla.

Hablan de valores… y envían las respuestas de un examen a sus hijos por mensaje de celular, en lugar de incentivarlos a estudiar y superarse.

Hablan de valores… y permiten que sus hijos e hijas, de 10, 11 o 12 años, deambulen por la calle, con la excusa de que deben tener vida social, exponiéndolos a cualquier peligro.

Hablan de valores… y permiten a sus hijos cualquier tipo de insultos y respuestas agresivas, olvidando que el respeto comienza en casa, en la familia, no solo de padre a hijo y viceversa, sino también de hermano a hermano.

Hablan de valores… y yo les contestaría… hay mucho que trabajar

Pero aquí es donde me detengo a pensar y preguntarle a nuestra Madre… ¿Tú que harías Mi Señora? Observo su imagen un rato, espero… Y siento que me dice

Derrama mi bendición sobre todos aquellos que no encuentran el camino al Señor, porque El los ama, son sus ovejas perdidas, y nunca dejará de buscarlas”

Y tenemos la enorme gracia de tenerlo a cada momento, y no le bastó esto, sino que nos dio una maravillosa Madre y a su propio hijo, para salvarnos.

¡Que afortunadas somos hija mía! Porque no le alcanza con todo lo que nos da, sino que te envió tres hermanos que llenan nuestro corazón… Ya no puedo pensar mi vida sin ustedes.

Y aunque el sufrimiento me ha acompañado últimamente, por diferentes motivos, no me impide seguir el camino del Señor. Porque si me desviara solo un poco, estaría perdida nuevamente.

No permitan, niñas mías, que nada les haga tomar un camino que no es el del Señor, ni siquiera el más grande de los sufrimientos, porque se sumergirían en la más profunda oscuridad.

Que el Señor las ame siempre, que las palabras de nuestro señor Jesucristo, guíen sus pasos, que nuestra Madre sea siempre su consejera y mediadora, y que los Ángeles del Señor las protejan siempre.

¡Y por sobre todas las cosas, que Ustedes sean luz en el camino de muchos hermanos!

Las amo.

MAMA

Sin título

Mi Padre y mi Madre del cielo, y muchas preguntas.

Mi Padre y mi Madre del cielo, y muchas preguntas.

He dicho ya muchas veces que Ella es mi descanso. No se como habrá sido la infancia de todos ustedes. Pero la mía ha sido custodiada celosamente por dos madres, la de la tierra y la del cielo. Con qué celo me han querido. Quisiera yo que a nadie le faltara este amor. Aunque se que no es posible. Porque algunas madres dejan sus heridas, y en algunos casos, heridas traumáticas. Y bendigo al cielo, porque no me ha tocado eso.

También el amor paterno. Y aunque ya no esté, tengo muy vívido el agradable sabor de los dulces recuerdos de sus cuidados, sus abrazos, ¡cuanto cariño!

Escuché alguna vez de la estrecha relación que tiene el afecto que sentimos hacia el Padre del cielo y hacia la Virgen, con el de nuestros padres de la tierra. De cómo el afecto que hemos sentido en nuestra crianza se proyecta luego en la relación con Dios y María, como Padre y Madre nuestros en el cielo.

Tengo visto que es verdad. Y me  pregunto si seríamos capaces de amar a la Virgen y sentirla nuestra Madre de verdad, si la madre que nos tocó en la tierra nos ha dejado vacío y dolor. ¿Seríamos capaces de imaginar los cuidados maternales de la Virgen Santísima cuando no conocemos lo que es eso? ¿Seríamos capaces de sentir la protección de Dios, de tener confianza en Él, si no hemos podido confiar en nuestro padre de la tierra? Si la relación con nuestro padre esta dañada por indiferencia, descuidos, traiciones, abandono, ausencias, ¿seríamos capaces de comprender que en la relación con nuestro Padre del cielo no se nos negaría ninguna de nuestras necesidades de hijos muy amados?

Más aún, ¿seríamos capaces de comprender el alcance del mandamiento que dice «amar a Dios por sobre todas las cosas»? O el otro «honrar padre y madre». Que importante la responsabilidad de los padres y nuestra crianza a la hora de respetar los mandamientos. Porque me parece que una parte de la información queda trunca. Y escribo este artículo -debo decir que desde mi completa ignorancia, porque como he dicho, me ha tocado el amor-, con la esperanza que quien lo esté sufriendo se entere de que es posible.

¿Qué lo hace posible? Que Dios sana todas las heridas. Que tiene poder para sanar nuestros corazones heridos. Y porque no anhela otra cosa que darnos ese amor de Padre. Y qué punto crítico. Sobre todo en los que han perdido toda confianza en una figura paterna. Pero la Verdad es una sola. Dios es nuestro padre. Es un Padre amoroso, providente, cuidadoso, respetuoso, capaz de satisfacer todas nuestras necesidades de amor.

¿Puede reemplazar, sanadas estas heridas, a nuestro padre de la tierra? No, porque es al revés. Dios fue nuestro Padre desde antes que nuestro padre en la tierra, porque fue Él quien nos pensó, encendido de amor por nosotros, desde toda la eternidad, para luego traernos al mundo. No tenía pensado para nosotros el desamor en el que pudimos haber crecido. Esas cosas las fuimos haciendo los hombres con el pecado. Que naciéramos en un hogar donde no pudiéramos recibir amor y cuidado, es, como todo, responsabilidad humana, porque de Dios solo puede ser el Amor.

Pero dado que nos toque vivirlo, sepan que antes que nada, tuvieron un Padre de amor y cuidado. Y que todavía lo tienen y lo tendrán siempre, porque este Padre no abandona ni traiciona. Busquen la relación con Él. Pídanle conocerlo, y estrechar su cercanía, que sea Padre presente en sus vidas depende de ustedes. Créanme que nada quiere más el Señor que amar a sus hijos.

Como he dicho, hablo desde la inexperiencia. Pero conozco a nuestro Padre, y se de lo que es capaz. Porque es capaz de todo, si se trata de amor.

No se conformen con vivir sin amor. No nacimos los humanos para no conocer el amor. No se conformen con nada si pueden tenerlo todo. ¿No saben como? Bueno, un «hola Padre» es un buen principio para una relación. A Dios le gusta la sencillez. Luego dejen que Él diga la frase siguiente. Les aseguro que Él buscará facilitar todo para que su encuentro con Él resulte en un lazo de amor eterno.

El don de la discapacidad – «Mi niño especial».

El don de la discapacidad – «Mi niño especial».

Ciertamente la discapacidad es desconcertante. Algo que nunca se espera, ni mucho menos se desea. En nuestro grupo de oración lo entendemos muy bien. Somos todas discapacitadas, y tenemos familia discapacitada, incluyendo niños pequeños.

invidentes1Cuando la discapacidad llega a nuestra vida, ya sea en uno mismo o en uno de nuestros seres queridos, parece que el mundo se desmorona. Nos invade un dolor muy grande, y una incapacidad para comprender la situación. Es sobre todo difícil de comprender el porqué de lo que esta pasando. Teníamos sueños, expectativas de vida, de una vida normal que de repente se evapora. Y empezamos a comprender que estamos excluidos del mundo de lo «normal».

La vida se nos pinta de otro color tan distinto al que habíamos planeado. Al principio es especialmente difícil, hay tantas cosas que superar, tanto a que renunciar. Sin que nos demos cuenta atravesamos un proceso de aceptación que puede resultar verdaderamente sufrido. Luego, pasado este primer momento, vemos como empezamos a ver todo de un modo diferente, y resulta que nos damos cuenta de que aquella vida «normal» que tanto nos dolía perder, aquel mundo normal, no era tan imprescindible como creíamos.

La discapacidad es un don. No esta escrito en ningún libro, pero siendo discapacitado o teniendo familia discapacitada, esto se comprende muy bien. Habrá quien se pudiera enojar por esta formulación de la discapacidad como don. Y hasta me podrían decir «¡Qué don, si no hago otra cosa que sufrir!». Y es que justamente en ello reside el secreto.

Por allí he leído que Dios permite solamente aquellos males que son necesarios para nuestra santificación. Sin embargo, en algunos casos va más allá. Pienso en las palabras de Santa Teresa de Jesus, cuando le dice a sus hijas que el alma debe ser un jardín donde el Esposo pueda venir a reposar de los desprecios del mundo. En la discapacidad sucede algo similar. Es que este tipo de dolor es como aroma de lirios perfumados para Él. No solo hablamos del discapacitado, tambien de su familia. Se desarrolla una clase de amor tan fuera de los parámetros del mundo que se convierte en ofrenda perfecta. No podemos ofrecer al Señor nada que sea más puro que nuestro dolor.discapacidad

Nos ha costado mucho comprender esto. Porque la pregunta aquí sería «¿Es que Dios disfruta con nuestro dolor? ¿Qué clase de Dios es este?»

Miren, cuando Dios creó a Adán y a Eva, lo hizo por amor, y para que fueran felices. Pero lo arruinaron. Y muriendo por el pecado fue que la humanidad se condenó a la enfermedad y la muerte. Dios no es responsable por esto. La justicia perfectisima de Dios no podía dictar otra sentencia que esta. Es más, si el Señor no hubiera muerto en la Cruz por nosotros, ni siquiera podríamos entrar al cielo.

Pero Dios encontró el modo de que este destino inevitable de dolor se nos ponga a favor. Ofrenda perfecta que además, no solo nos enriquece haciéndonos crecer en riquísimas virtudes, sino que este dolor ofrecido ¡salva almas! Así es que, como dice San Pablo:

Sin título

Debemos comprender que los que somos de Cristo ya no viviremos nunca más bajo las leyes del mundo. Pues no somos del mundo sino de Dios. Es especialmente duro entender que no habrá una vida «normal». Habrá una vida diferente acorde a la discapacidad. ¿Inútil? De ningún modo. Seremos útiles al modo de Dios, que es muy diferente al modo del mundo y de los hombres. Nuestra «utilidad» reside en dar gloria a Dios a través de la discapacidad y sus penurias. ¿Acaso hay algo más importante que Dios? ¿Acaso hay obra más importante que la tarea de salvar almas para llevarlas a Dios? Ese es el fruto de nuestra ofrenda perfecta. Y en Dios recibimos dignidad, en Dios son importantes nuestras vidas, nuestras familias, nuestra misión en el mundo.

Siéntanse dignos, siéntase amados, siéntanse útiles y siéntanse obreros de Dios, desde una cama, desde una silla de ruedas, del modo en que su discapacidad les indique. Del modo en que Dios indique. Y glorifiquen al Señor, porque no irán al cielo solos. Llevarán a muchos con ustedes.

Les dejamos el testimonio de alguien que algo sabe del tema. Martin Valverde tiene un niño con parálisis cerebral. El primer vídeo es su testimonio. Y el segundo es la misma canción, pero cantada a dúo… con su niño especial.

Cartas a mis hijos – 08/05/15

Cartas a mis hijos – 08/05/15

Queridos hijos:
En esta segunda carta, y como principio de estos diálogos, quiero hablarles de Amor.
Dios es amor, y es este Amor el que los ha creado. Es un amor puro. ¡Es eterno, es magnifico!
¿Y cuál es el sentido de la Vida que este Amor les dió? Pues, es muy simple la respuesta: «Fueron creados por el Amor, para el Amor». No hay nada en esta tierra que no fuera creado por Amor». No hay nada en esta tierra que no sea amado por Dios. Por supuesto que la perfección no existe en nosotros, pero el Señor nos ama tanto que envió a su Hijo para salvarnos.
Nos envió a su Santo Espíritu, que es el Amor entre el Padre y el Hijo. Y con el Espíritu Santo, es que el Amor fluye a través nuestro, Y es con el Bautismo que esa llama de amor se enciende en nosotros. Es es llama divina la que atrae hacia nosotros todo ser que busca la luz, que la necesita.
Es por eso que les pido que amen con todas sus fuerzas, porque para eso han sido creados y no se conformen con el tibio afecto del que no sabe amar (o no quiere o no puede), porque ustedes, hijos míos son la preciosa creación del Señor.
Debemos, entonces, limar estas impurezas con la intención sincera de ser mejores personas. No solo porque el Señor nos pide la santidad, sino para que el Amor, esa lucecita preciosa dentro de ustedes, no se oscurezca.
Y a ustedes, mis tres niñas, quienes fueron heridas en lo más profundo de su ser, que sufrieron la falta de Amor de la persona más importante para un niño, su mamá. Que vinieron a mi vida en condiciones espirituales terribles, les digo: «este ser, que tanto las ha lastimado, es amado por Dios, y Él llora por ella, porque es su oveja perdida. El Señor jamás se dará por vencido a pesar de todo».
Amen y perdonen.
No permitan que el dolor apague la llama divina que Dios ha encendido en ustedes. Nuestra necesidad más grande es ser amados, y nuestro deseo más grande es amar. Sin esto no hay sentido en la vida ¿Para qué vivir? Y si encontramos este sentido de la vida, amar y ser amados, estamos permitiendo que Dios ame a través nuestro, y que Él habite en nosotros.
Y si tienen alguna duda, solo tienen que observar a María, nuestra amorosa Madre. Ella nos enseña cómo es el Amor sublime, en su pureza.
Pidan al Señor la gracia de Amar, y todo lo demás vendrá solo. Y sepan que las Amo con todo mi corazón y que ustedes dan sentido a mi vida todos los dias.
Y a tí, mi niñito, que aún no logras comprenderme, te digo que has llenado nuestra existencia con un amor inigualable.
¡Gracias Señor! ¡No merezco tanto amor!

I. S.

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A mis hijos… 30-04-15

A mis hijos… 30-04-15

Queridos hijos:
Comienzo hoy una serie de cartas, dedicadas a ustedes, con el fin de, no solo poner en estas líneas todo el amor que siento, sino trasladar a estas hojas mis vivencias como madre, con todo lo que implica: dudas, miedos, dolor, alegrías, etc.
Saben ustedes que solo el Señor dispone dia a dia de nuestras vidas. Es difícil que el futuro que queremos planificar ocurra como lo pensábamos. Porque el Señor decide y planifica nuestro futuro, para su Gloria y nuestra santidad.
Y es así como de un día para otro, sin siquiera pensarlo, aparecieron en mi vida cuatro hijos. Y como nuestro Padre lo dispuso para todas las mujeres… no tendremos hijos sin dolor.
Si lo sabrá nuestra hermosa Madre María, que si bien tuvo un parto sin dolor, no pudo escapar del sufrimiento de ver a su Hijo padecer por nosotros las peores de las torturas.
Mis tres niñas, mis hermosas niñas, hijas de mi corazón, pero no de mi vientre. Vinieron a mi vida con la mochila llena de dolor. Pero en el día a día, el amor del Señor y la guía amorosa de María, esa mochila se hace cada vez mas liviana. Sufrimos juntas, pero tambien vivimos con inmensa alegría cada logro.
Y en este pasar del tiempo juntas, agradecemos todos los días al Señor por la vida, por la hermosa vida que nos dio en la unidad de la familia.
Y a tí querido hijo, que aún no logras entender mis palabras, solo voy a decirte: «te amo con todo mi corazón». Sos el regalo que Dios dio a esta familia entre tanto dolor.
A ustedes hijos, quiero dedicarles estas palabras, y las cartas que vendrán. A ustedes, que son el libro en blanco donde el Señor escribe a diario y como tienen un corazón abierto hacia Él los colma de bendiciones.
Que nuestra Madre amorosa cuide y guíe sus pasos siempre.
Que las palabras de Nuestro Señor Jesucristo sean la guía diaria para que no desvíen su camino.
Ser madre… ¡Bellísima tarea! ¡Santísima tarea!
¡Madres, no lo olviden!
¡¡Santísima tarea!!

I.S.