Triduo al Espíritu Santo. Preparación para Pentecostés. 20 de Mayo.

Triduo al Espíritu Santo. Preparación para Pentecostés. 20 de Mayo.

El próximo jueves iniciamos estos tres días de preparación para Pentecostés. Les dejamos el Triduo al Espíritu Santo para disponer nuestro corazón y todo nuestro ser, a la espera del fuego de Su Amor y de Sus preciosos dones. 

Al final de la página encontrarán, como siempre, el archivo para imprimir.


TRIDUO AL ESPÍRITU SANTO

06

En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oración de inicio:
CREDO
Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor,espiritu-santo
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.

Oración preparatoria para todos los días:
Padre de bondad, que nos has llamado a participar de la vida divina y para ello nos has entregado la presencia del Espíritu Santo, fruto del Sacrificio de Cristo Redentor. Te suplicamos, Padre, que derrames en nuestros corazones, en forma abundante, la efusión de tu Divino Espíritu, para que seamos dóciles a sus divinas inspiraciones y nos dejemos transformar por su santificadora acción. Te lo pedimos, Padre, por el amor que le tienes a tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

Oración de consagración al Espíritu Santo:
¡Oh Espíritu Santo! Recibe la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser. Dígnate ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida y en cada una de mis acciones: mi Director, mi Luz, mi Guía, mi Fuerza y el Amor de mi corazón.

Yo me abandono sin reserva a tus operaciones divinas y quiero ser siempre dócil a tus inspiraciones.

¡Oh Espíritu Santo! Transfórmame con María y en María, en otro Cristo Jesús, para gloria del Padre y salvación del mundo. Amén.

DÍA PRIMERO

Padre de Bondad, que nos has concedido la gracia de ser templos vivos del Espíritu Santo. Otórganos el privilegio de valorar este insigne beneficio: experimentar en nosotros, tan fuertemente la presencia de este Divino Don, que impulsados por el fuego de la verdadera caridad, te sirvamos con este temor filial, que es delicadeza y correspondencia amorosa a todos tus beneficios. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo amado.

Padre nuestro, Ave María y Gloria…
Letanías al Espíritu Santo

Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.

Padre celestial Ten piedad de nosotros.
Dios hijo, Redentor del mundo, Ten piedad de nosotros.

Espíritu Santo que procedes del Padre y del Hijo ………Te alabamos y te bendecimos.
Espíritu del Señor, Dios de Israel.
Espíritu que posees todo poder.cruzful
Espíritu, fuente de todo bien.
Espíritu que embelleces los cielos.
Espíritu de sabiduría e inteligencia.
Espíritu de consejo.
Espíritu de fortaleza.
Espíritu de ciencia.
Espíritu de piedad.
Espíritu de temor del Señor.
Espíritu, inspirador de los santos.
Espíritu prometido y donado por el Padre.
Espíritu de gracia y de misericordia.
Espíritu suave y benigno.
Espíritu de salud y de gozo.
Espíritu de fe y de fervor.
Espíritu de paz.
Espíritu de consolación.
Espíritu de santificación.
Espíritu de bondad y benignidad.
Espíritu, suma de todas las gracias.

Cordero de Dios Que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros.

Ven, ¡oh Santo Espíritu!, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.

V. Envía tu Espíritu y todo será creado.
R. Y se renovará la faz de la tierra.

Oremos
¡Oh Dios!, que habéis instruido los corazones de los fieles con la luz del Espíritu Santo, concedednos, según el mismo Espíritu, conocer las cosas rectas y gozar siempre de sus divinos consuelos. Por Jesucristo, Señor nuestro. R. Amén.

Oración final para todos los días:
Padre de misericordia y de bondad, que nos has enviado al Espíritu Santo para que desde el fondo de nuestros corazones, eleve nuestra plegaria final hacia Ti, te pedimos que intensifiques en nosotros la devoción al Espíritu Santo, que seamos dóciles a sus divinas inspiraciones y a su prodigiosa acción. Te lo pedimos por el amor que le tienes a tu Cristo, el Ungido, que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén



DÍA SEGUNDO

Padre de ternura y compasión, que sabes las dificultades en las que se realiza nuestra existencia, que conoces todos los peligros que nos asechan, que sabes lo que más nos conviene. Te pedimos envíes sobre nosotros la presencia de tu Santo Espíritu, de tal manera que no ejecutemos nada importante en nuestra vida, sin antes pedir su sapientísimo consejo. Que sea este Divino Espíritu el que nos guíe continuamente hacia Ti, inspirándonos y manifestándonos la forma de agradarte con mayor perfección. Te lo pedimos Padre, por el amor que le tienes a tu Hijo. Jesucristo Nuestro Señor. Amén

DÍA TERCERO

Padre de las Misericordias divinas. Incendia nuestras vidas con el fuego inextinguible de tu divina caridad: tu Espíritu Santo. Que sea Él quien calcine nuestros egoísmos, quien doblegue nuestra soberbia y orgullo, quien acalle nuestros vanos deseos, quien dulcifique las penas y aliente la virtud, quien penetre nuestros corazones y los pacifique con su presencia amable, que es espiritual unción. Todo esto te lo pedimos, Padre, por el amor que le tienes a tu Hijo, tu Unigénito que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.


Para descargar el archivo CLICK en la foto:

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Elevación a la Santísima Trinidad, de Sor Isabel de la Trinidad

Elevación a la Santísima Trinidad, de Sor Isabel de la Trinidad

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«¡Oh Dios mío, Trinidad a quien adoro!

Ayúdame a olvidarme totalmente de mí

para establecerme en Vos, inmóvil y tranquila, 

como si mi alma estuviera ya en la eternidad.

Que nada pueda turbar mi paz, ni hacerme salir de Vos,

oh mi Inmutable, sino que cada momento me sumerja

más íntimamente en la profundidad de vuestro misterio.

 

Pacificad mi alma; has de ella vuestro cielo, 

vuestra morada predilecta, el lugar de vuestro descanso. 

Que nunca te deje allí solo

sino que permanezca totalmente con Vos, 

vigilante en mi fe, en completa adoración 

y en entrega absoluta a vuestra acción creadora.

 

¡Oh mi Cristo amado, crucificado por amor!

Quisiera ser una esposa para vuestro corazón; 

quisiera cubrirte de gloria; 

quisiera amarte hasta morir de amor. 

Pero reconozco mi impotencia. 

Por eso te pido ser revestida de Vos mismo,

identificar mi alma con todos los sentimientos de vuestra alma,

sumergirme en Vos, ser invadida por Vos, 

ser sustituida por Vos

para que mi vida sea solamente una irradiación de vuestra vida.

Venid a mí como Adorador, como Reparador y como Salvador.

 

¡Oh Verbo eterno, Palabra de mi Dios! 

Quiero pasar mi vida escuchándote;

quiero ser un alma atenta siempre a vuestras enseñanzas

para aprenderlo todo de Vos.

Y luego, a través de todas las noches, de todos los vacíos, 

de todas las impotencias,  quiero mantener mi mirada fija en Vos 

y permanecer bajo vuestra luz infinita.

 

¡Oh mi Astro querido! Fascinadme de tal modo

que ya no pueda salir de vuestra irradiación divina. 

 

¡Oh Fuego abrasador, Espíritu de amor!

Venid a mí para que se realice en mi alma 

como una encarnación del Verbo.

Quiero ser para Él una humanidad suplementaria 

donde renueve todo su misterio.

 

Y Vos, oh Padre, proteged a vuestra pobre criatura,

cubridla con vuestra sombra, 

contemplad solamente en ella

al Amado en quien has puesto

todas vuestras complacencias.

 

¡Oh mis Tres, mi Todo, mi Bienaventuranza, 

Soledad Infinita, Inmensidad donde me pierdo!

Me entrego a Vos como víctima.

Sumérgete en mí para que yo me sumerja en Vos

hasta que vaya a contemplar en vuestra luz

el abismo de vuestras grandezas”.

(Beata Sor Isabel de la Trinidad, 21 de noviembre de 1904, en Obras Completas).