Homilía del señor Obispo
del 24 de setiembre de 2015
en el campito de la Virgen
Misa de la 0.00 hora .
El Dios de la Misericordia, en su infinito designio de amor, envió a su divino hijo Jesús para que haciéndose nuestro hermano, nos diera la posibilidad de ser adoptados por el Padre Dios como a sus hijos.
Invitó a María para que fuera la madre de su divino Hijo, que tomando nuestra naturaleza, por su encarnación, nos hizo partícipes de la suya, por su Redención.
Vivió con nosotros y nos habló como palabra, no sólo pronunciada, sino también traducida en vida, en verdad y camino para facilitarnos entenderla y en modo especial, practicarla.
La primera oyente y portadora de ese Verbo de Dios fue María, que divide la historia sagrada del antes de la espera, al ahora de gozar de su presencia y aprender de su modo de vivirla, no se trató de adaptarla a nuestra vida, sino de adaptar nuestra vida a ella. Dijo Jesús: mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan y practican la Palabra de Dios.
María fue la portadora, la testigo en el modo de vivirla y la maestra, la catequista para enseñarnos a nosotros a incorporarla en nuestras vidas.
A partir de las Bodas de Caná, aún en su condición de discípula, comienza haciendo docencia; ya no era ella sólo la depositaria, sino la gran aprendiz, de tal modo que gozaba de la autoridad de su propio hijo, Quien no pudo evadir obedecerla, cuando nos dijo “¡Hagan lo que Él les diga!”. Ella supo que Él era el camino que debíamos seguir y además sabía que de no seguirlo corríamos el peor riesgo de nuestra vida, porque nuestros pasos perderían el rumbo y nos precipitaríamos a los más profundo de nuestra ruina.
Ahora su misión de mediadora de todas las gracias la ejerce no sólo a lo largo del Nuevo Testamento, sino que nosotros tenemos la alegría de saber que eligió este bendito lugar para seguir haciéndolo desde aquí. Nosotros somos hoy quienes escuchamos y recibimos ese último consejo maternal que nos dejó en el Evangelio, a fin de que procedamos a actuar según esa enseñanza, que aún respetó Jesús, su hijo divino, que fue enviado a cumplir la voluntad de su Padre, ahora sabiamente interpretada por su madre de la tierra: y Jesús obedeció y ordenó a los mozos a proceder, porque era necesario que la fiesta no se apagara por falta de vino nuevo que Él tenía reservado para hacer de nuestra vida temporal el adelanto de la fiesta del Reino anticipado aquí en esta vida.
Hoy somos nosotros, hermanos, quienes recibimos este pedido de Ella, la fiesta del Reino no debe posponerse por más tiempo, los invitados a la boda están desanimados y tristes por la falta del vino nuevo y comienzan a buscar la alegría donde está la tristeza, el dolor, la muerte!
El materialismo, la persecución, la guerra, el apetito desordenado de poder, la ambición desmedida de riqueza y de placer son grietas por donde se escurre el vino nuevo que fortalece y celebra la vida.
Cambiemos el rumbo de nuestra historia desgastada por estos males. Donde haya materialismo, pongamos los valores del Evangelio.
Donde haya persecución, pongamos diálogo, comprensión y amor.
Donde haya guerra, pongamos paz.
Donde haya poder, pongamos servicio.
Donde haya ambición de riqueza y placer, pongamos conciencia de que valemos mucho más que las tentaciones que nos esclavizan.
Hoy solamente el Evangelio puede darnos respuestas a tanto dolor.
Hoy solamente a través de los que creemos y vivimos este compromiso vendrá la alegría y se hará presente el Reino de Dios.
Queridos jóvenes, matrimonios, familias, consagrados, comunidades cristianas, María se manifiesta para animarnos a llevar adelante lo que Jesús nos pide.
Esta el la razón por la cual estamos hoy aquí, porque San Nicolás es ahora Caná de Galilea y Ella está aquí con Jesús, nos falta el vino y para poder recuperar la fiesta debemos hacer lo que nos dice.
Abramos el corazón a lo que Jesús, obediente a su madre, nos dice hoy. Brindemos con ese vino nuevo que el Señor nos convida y hagamos de nuestra vida la fiesta del Reino donde sobresalen aquellas conductas que nos adelantan aquí las alegrías que todos estamos llamados a vivir eternamente en el Cielo!
Gracias, María, por tu docencia; gracias, por tu amor materno; gracias, por venirte hasta aquí y poder celebrar con alegría este nuevo aniversario de tu cercanía!!!
Mons. Héctor Cardelli
Obispo de San Nicolás
Les adjuntamos este enlace con las fotos de la primera celebración de anoche en San Nicolas.