Si fuera todo cruz…

Si fuera todo cruz…

Les dejo hoy este poema que he encontrado en una página que es por lejos una de mis predilectas: Abandono.com.

Este poema, viene muy bien para meditar en la cuaresma. Es largo, y con justicia, si le faltara algun verso estaría incompleto. Porque es de una belleza indescriptible. Me ha despertado el alma como un rayo. Se los recomiendo vivamente para este tiempo tan especial de encuentros íntimos con el Señor, que quiere que entremos en nuestro interior a buscarle para pedirle ayuda en nuestras debilidades, y sobre todo para encontrarnos con su Amor tan grande.

Para quienes quiera descargar el poema en formato mobi, nos avisan que se los enviamos por correo. ¡Gracias Jackie por el archivo!


Si todo fuera cruz…

Señálame los pasos; muéstrame tus sendas.
No tengo más camino, Señor, que tu Camino.
No tengo más tarea que amarte sin medida.
No tengo otro destino que hacer tu voluntad.
 
Estoy siempre dispuesto a partir a donde digas.
Carezco de equipaje,
de nada que me ate a nada de esta tierra.
Se iniciarán mis pasos
al ver un gesto leve de tu mano.
Terminarán allí donde decidas.
 
Me tienes por completo a tu servicio:
vivir en el silencio de los claustros,
correr por esta selva que es la vida
del mundo enloquecido de intereses;
volcar mi corazón y mis entrañas
sirviendo en lo que mandes.
 
Te quiero mi Señor, mi Dios, mi Amado.
No hay nada que requiera mi atención
más que servirte a ti.
 
No tengo otro destino que hacer tu voluntad.
Cayó todo mi cuerpo a la tierra del camino.
Cayeron las murallas de mi alma tan altiva.
Cayó todo mi ser, Señor, cuando quisiste.
¡Gracias, mi Dios, pues me llamaste así!
Despójame, Señor, de mis seguridades,
despójame de todo cuanto tengo,
desvísteme de todos mis ropajes.
 
No quiero tener deseos, ni imagen, ni historia.
Tan solo a tus ojos ser algo:
tu hijo confiado en tus brazos que, alegre,
abandona en tus manos de Padre todos sus asuntos.
 
No quiero ser nada, mi Dios,
más que lo que quieras.
Quedarme muy quieto ante ti;
ser tu compañía en cualquier Sagrario,
en cualquier lugar donde tu presencia
se me hace patente.
¿Qué más puede un hombre
pedirle a su Dios de él enamorado?
 
Despójame, sí, de todas mis ansias.
También de lo bueno que pueda tener.
Hazme puro hueco donde construir
tu casa, tu hogar…
un sitio apartado al que retirarte
para tu oración… cual fuera Betsaida.
 
Vacía, Señor, todo mi equipaje:
me quiero quedar como vine al mundo
ante tu presencia: pequeño y desnudo,
sin ninguna cosa por la que me pueda
sentir atraído, atado o vencido;
quedarme vacío, quedarme sin nada:
depender de ti… tan solo de ti.
 
Ser tuyo, Señor, ser… sin condiciones,
del todo entregado a tu voluntad.
Ser tuyo, Señor… solo por amor.
Dame, Señor, si quieres, el don de la humildad.
No lo quiero por mí. Lo quiero para ti,
para amarte y alabarte sólo a ti,
para referir mis circunstancias tan sólo a tu Persona.
 
Dame, Señor, si quieres, el don de la pobreza;
de la pobreza de alma, de la pobreza interior.
Quisiera no tener, para tenerte sólo a ti,
pues solo contigo basta al hombre.
 
Dame, Señor, si quieres, el don del amor total
a todo lo que sea tu voluntad.
No quiero resignarme, ni aceptar:
tan solo quiero amar aquello que en tu
Plan de Amor de Padre preveas para mí.
 
Dame, Señor, si quieres, entrega confiada y abandono
sin límite en tus manos;
lanzarme, sin temor a lo que venga,
a todo lo que sea tu voluntad.
 
Mi Dios, mi Amor, mi Todo…
tan sólo Tú me importas,
tan sólo Tú eres Lógica de Vida.
Tan sólo a ti quiero tender.
Es tu silencio, Señor, lo que ahora quieres darme.
Es tu silencio en respuesta a todas mis preguntas.
Tu silencio, que es paz
en medio de este ruido de la Tierra.
 
A veces, mi Señor, entiendo tus silencios
mejor que otras respuestas
más sonoras que me ofreces.
¡Encuentro tanto amor en tu silencio!
¡Me siento tan amado
en esa paz que así me otorgas!
 
Silencio y soledad, oculta oscuridad
a todo lo que sea
el ruido y el tumulto, el brillo de esta tierra…
 
No sé, mi Dios amado, qué puedo haberte hecho
para que vengas a inundarme de tu luz.
Tu luz… y tu silencio.
No entiendo cómo pueden ambos darse,
los dos al mismo tiempo.
La luz que se origina en tu presencia…
Silencio, sí, mas no silencio surgido de la nada;
silencio impresionante que de tu majestad se me deriva.
 
A veces, mi Señor, este mismo silencio
pudiera ser tomado por ausencia.
Tan sólo la soberbia de los hombres
genera una ceguera tan enorme.
 
Gracias, Señor. Estás en todas partes;
estás en todo tiempo, ya lo sé.
 
Gracias, Señor, por todos tus silencios.
Me siento un peregrino
que no se atreve a entrar
en la posada abierta del camino,
en tu corazón partido por la lanza.
Me siento pecador, Señor Jesús.
Me siento indigno de acercarme a ti,
de compartir la mesa en que te das.
¡Me sé tan lejos de realizar en mí
lo que aprendí oyendo tu mensaje…!
 
Señor… Señor Jesús… ¡cuánto dolor
por ser tan mal amigo,
por ser tan mal discípulo…!
¡Cuánta tristeza hay en mi corazón
al verme así… tan poco generoso,
tan poco convertido a la bondad
profunda y dilatada que me anuncias…!
 
Siento, Señor, los dedos de tu mano
que, en mi mejilla, enjugan esa lágrima
pequeña que resbala por la piel.
Siento, Señor, tu abrazo que me estrecha
fundiéndonos los dos en uno solo.
Siento, Señor, tu amor que no merezco.
Siento tu amor… y siento tu palabra.
¡Me siento tan mezquino, mi Señor,
me siento tan pequeño y miserable…!
 
Soy nada, mi Jesús. Soy nada, ya lo sé.
Partiendo de esta nada, que en mí es absoluta,
hoy quiero renovarte de nuevo mi promesa:
mi entrega es por completo, Señor, sin condiciones.
Te ofrezco lo que tengo y todo lo que soy.
Acepta, mi Señor, la ofrenda de mi amor:
amor para el Amor;
llamita para el Fuego Abrasador;
caricia que al Abrazo Eterno se le entrega;
suspiro… para Dios, en Hombre convertido.
Como el leproso, Señor, acudo a ti.
Enfermo y moribundo arrastro mi miseria
por el fangoso camino de mi vida.
Sucia e infectada está mi alma. Es lepra.
La lepra del pecado que atenaza, inflexible,
la pobre condición de mi persona.
 
Mis ojos apenas si se atreven a cruzarse
camino de tus ojos. Cayendo de rodillas
mi voz se eleva a ti en tono suplicante:
Jesús, amor amado, ¡tan sólo tu palabra y seré limpio!
 
No mires mi miseria, mi amor (…¡amor amado!)
no mires mi miseria…
Contempla en mi interior todo el dolor
sincero que me embarga.
 
Leproso y miserable ante ti caigo y,
postrado de rodillas, te suplico:
Señor, abrázame… ¡estréchame en tus brazos
y todo quedará bien limpio y olvidado!
 
Piedad, Señor, piedad…
piedad para este barro.
Cual vieja zapatilla que se adapta
perfectamente al pie que, de años, calza,
quisiera yo adaptarme, Amado mío,
a hacer tu voluntad manifestada.
 
¿De qué me sirve ser enamorado
de ti, como protesto cada día,
si no adecuo mi acción y mi jornada
para tu Plan de Amor llevar a cabo?
 
Ya ves, mi Dios, que es mi deseo
el realizar fielmente lo que quieres.
Abrázame, Señor, y no me sueltes
pues mi miseria me arrastra muchas veces.
Me siento tan pequeño, Señor,
tan lleno de miseria y de pecado….
No sé cómo me atrevo a levantar la vista,
a contemplar tus clavos, tus heridas…
 
Amor… Amor… me siento enamorado,
me siento acurrucado entre tus brazos,
me sé tan protegido y tan amado…
que casi me rebelo en mi soberbia
al asumir lo injusto de este caso:
me amas sin medida, Señor,
perdonas mis pecados,
me das tu abrazo estrecho y apretado…
Y yo no te respondo… no sé corresponderte…
 
Y quiero rebelarme,
y quiero ser cambiado desde dentro
y quiero verme otro, amante y entregado,
vencido en mi altivez, humilde y abrazado…
a ti, Jesús amigo… hermano…
 
Señor: preciso de humildad para aceptarme
pequeño, miserable, tan poco generoso,
tan falto de un amor que corresponda
a tanto don volcado…
 
Ayúdame, Señor,
ayúdame a ponerme de rodillas
volviendo la mirada al interior,
a donde te escondiste.
 
Ayúdame a llorar por mis pecados,
a darte a ti las gracias.
Ayúdame a admitir
que yo sin ti soy nada.
 
Y abrázame, Señor, abrázame bien fuerte
y no me dejes andar sin tu compaña.
Si en vez de mi mirada
tan sólo por tus ojos contemplara…
 
Si en vez de mis caricias
tan sólo con tus manos bendijera…
 
Si en vez de mis palabras
tan sólo con las tuyas consolara…
 
Si en vez de en este amor
tan sólo en tu Amor recibiera…
Si ya en mi corazón
tan sólo, Cristo, a ti se te encontrara…
 
Si ya, Jesús, a ti
te vieran confundido en mi persona…
 
Si fuera todo Cruz
de tanta cruz amada…
 
Si ya no fuera yo…
 
Si ya no fuera nada…
 
Será algún día, Señor,
lo sé, lo sé, mi Amado.
Será cuando decida
no ser ya más yo mismo.
Será cuando, vacío,
me inundes con tu gracia,
me empapes, como esponja, de ti mismo,
me quemes como a un tronco
que ya no quiere ser
más que calor y llama.
Señor… ¿porqué no hoy?
… pues tú lo puedes todo…
¡concédeme esta gracia!
Ten piedad, mi Señor, de mi presente
como ya la tuviste del pasado,
y ya que el corazón me lo has trocado,
ayúdame a vivir cristianamente.
 
Mira que quiero verme transformado,
transido de tu amor profundamente;
testigo de tu Cruz, constantemente
de espinas en mi cuerpo traspasado.
 
Pues de ti me confieso enamorado,
sólo tú has de ocupar mi pensamiento
Señor, amigo fiel, Crucificado.
 
Y puesto de rodillas a tu lado
tan sólo han de trabar conocimiento
mis ojos y tu cuerpo tan llagado.
Si de la oscuridad me reclamaste
con tu Pasión tras verte escarnecido,
¡cuánto agradezco aquello que has sufrido,
pues que con ello, Amado, me salvaste!
 
Si por tu celo y amor no me dejaste,
ya que de ti fui siempre perseguido,
tan solo es tuyo, Señor, lo conseguido,
pues con tu sangre y tus ojos me alcanzaste.
 
¡Cuánta miseria y lodo hay en mi vida!
¡Cuánto sufriste, Amor, por no quererte!
¡Qué salvación me has dado inmerecida!
 
Vamos, Señor: dame pronto la muerte,
ya que por ella he de encontrar la Vida…
Quiero morir, Señor, … para tenerte.
Me postro humildemente en tu presencia,
me muestro cual me siento: derrotado,
consciente de mi nada. Acongojado
pretendo absolución a mi conciencia.
 
No busco, mi Señor, tu complacencia,
ni busco en ti consuelo regalado.
Tan solo aspiro a verme perdonado,
volver a ti contrito con tu anuencia.
 
Si por contarle a un hombre mi pecado
voy a obtener perdón a mis ofensas,
lo contaré, Señor, y detallado.
 
Si por echar en tierra mis defensas
a mi interior serás recuperado,
las echaré, pues Tú bien lo compensas.
Has tocado, Señor, mi corazón soberbio
con tu mano llagada, atravesada
del clavo de todos mis pecados.
 
¡Qué dolor se amontona en mi costado
por ver tanta maldad como he tenido!
¡Qué pena me impondría
si fuera juez que viera mis delitos!
 
… Cayendo de rodillas
gimió todo mi cuerpo arrepentido:
Señor, … Amor, … mi Bien …
¿cómo se pueden dar, los dos al mismo tiempo,
ofensas repetidas y amor apasionado?
 
Amor, Amor, Amor, …
despiértame del sueño en el que muero,
transpórtame a la Vida.
Ayúdame a vivir muriendo cada día
a todo lo que pueda ser yo mismo.
Ayúdame a ofrecerte, enamorado,
lo que es mi propio cuerpo, mis ideas,
por si debieras verte, nuevamente,
mi amor, crucificado.
Ayúdame, Señor, a despojarme
de todo lo que soy.
 
Quiero difuminarme, atomizarme,
quedar como un rocío imperceptible
que impregne el terciopelo de tus rosas,
dotarlas de frescor en madrugada.
Y quiero evaporarme,
sin huella que denote mi presencia,
cuando el calor y luz de tu mirada
recorra cada rosa del jardín
que cuidas con esmero.
 
El ser, para servirte en mis hermanos.
No ser, para adorarte;
no ser para que seas
en mí lo que Tú quieras.
 
Ayúdame, mi Dios, a despojarme
de todo lo que soy
para empezar a ser
un poco e Ti mismo.
Quiero no tener, Señor,
otra seguridad que la de tu amor.
 
Quiero ver estallar la tempestad,
rugir los truenos, caer los rayos,
romperse el cielo en mil pedazos
y asolar la tierra un diluvio nuevo
sin acercarme a despertarte de tu sueño
echado a popa en mi barquilla.
 
Quiero navegar en esta frágil vida
abandonando el timón a tu cuidado.
 
Quiero que en mi vida no se encuentre
cuestión más importante o trascendente
que verte a ti, tenerte presente de continuo.
 
Quiero, Señor, tomar las decisiones que me incumban
desde tu perspectiva, desde tu corazón enamorado.
 
Quiero vivir pasando de puntillas por la vida,
oculto e ignorado.
 
Quiero vivir muriendo a mis caprichos,
dejando que las cosas de mi vida
transcurran tan solo a tu cuidado.
 
Quiero, Señor, que tomes en tus manos lo que soy,
que aceptes mi presente y mi futuro
y hagas y dispongas a tu antojo.
 
Quiero, Señor, perder toda la esencia de mi vida
y que tan solo Tú dispongas lo que quieras.
 
Quiero, Señor, ser consumido
por un último aliento
al exhalar tu nombre, Jesús mío.
Madera ya empapada por la sangre
manada de tus manos y tus pies,
vertida por las llagas de tu espalda.
 
Madera atravesada por los clavos
que a ti te taladraron.
 
Madera utilizada… envejecida
del uso que le has dado en veinte siglos.
 
Madera bien pesada que llevaste
pensando solo en mí, en todos mis pecados.
 
Ya es hora, mi Señor, que te releve:
hacerla toda mía,
tomar sobre mis hombros,
con gesto de alegría,
mi cruz de cada día negándome a mí mismo.
 
Sí quiero, buen Jesús, venir en pos de ti,
pues tú eres el Camino, Verdad… ¡el Agua Viva!

 

 

Fuente: http://www.abandono.com/rincones/oraciones/si-fuera-todo-cruz/

Despertar a la Pasión del Señor – Enlaces.

Despertar a la Pasión del Señor – Enlaces.

El Blog SoyCuraYHabloDeJesucristo, cuyo capitán es el P. Miguel Ruiz Tintoré, mariólogo experto, me ha estado publicando un artículo por partes que yo a su vez compartí en las redes. Les dejo aquí los enlaces en compendio, agradeciendo al P. Miguel no solo la publicación, sino todo lo que nos da y enseña a todos con su profundísimo amor a Nuestra Madre Santísima cada día.

Por cierto, para quien quisiera consagrarse a Nuestra Señora no encontrarán mejor consejero y director en la materia. Solo tienen que escribirle un correo a la dirección que encontrarán en su blog.

Aquí van los enlaces:

Screen Shot 09-20-15 at 04.11 PM

Screen Shot 09-20-15 at 04.17 PM

Screen Shot 09-20-15 at 04.28 PM

Screen Shot 09-20-15 at 04.30 PM

¡Que Nuestra Madre los llene de sus cuidados maternales!

Elisa shejtman

Novena en honor a la Exaltación de la Cruz

Novena en honor a la Exaltación de la Cruz

Les dejamos hoy esta novena maravillosa. Se reza del 5 al 13 de Setiembre. Perdon por demorar un día, queríamos presentárselas completa y nos costó conseguir el final. Pero lo hemos logrado. Y como siempre, al final encontrarán la versión descargable.


NOVENA A LA EXALTACIÓN DE LA CRUZ

PRIMER DIA

 En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén.

Acto de Contrición antes de la Novena

Pésame Dios mío y me arrepiento de todo corazón de haberte ofendido. Pésame por el infierno que merecí y por el cielo que perdí; pero mucho más me pesa porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan amable como Vos y porque con mis pecados, he sido causa de la pasión y muerte de mi Redentor Jesús. Antes querría haber muerto que haberos ofendido, y propongo firmemente ayudado por tu divina gracia, no pecar más y apartarme de todas las ocasiones de pecado. Jesús mío, misericordia, misericordia y perdón.

Oración para el primer día

Te saludo, Cruz Santísima, con todos los nueve coros de Celestiales Espíritus y doy al Señor con todos ellos, todas cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte haciendo de Ti trono de la Majestad Divina, para remedio del mundo, crédito de sus milagros y reparo de aquella primera caída, porque seas alabada. Amén.

Rezar cinco Padres Nuestros y cinco Glorias.

Santísima Cruz perteneciente a la Parroquia Exaltación de la Cruz, Capilla del Señor, llevada en procesión por las calles del pueblo.

Antífona

¡Oh! Cruz Santísima, más resplandeciente que todos los astros y más santa que los santos; para el mundo célebre, para los hombres amable; que sola fuiste digna de contener en tu gremio todo el rescate del mundo; dulce leño, dulces clavos, dulces penas que toleradas en ti por mi Señor Jesucristo, fueron el remedio nuestro. Salva a todos los cristianos que en este día repiten tus alabanzas.

  1. Te adoramos Cristo y te bendecimos.
  2. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Reliquia de la Santísima Cruz de Nuestro Señor, ensalzada por el Párroco de la Parroquia Exaltación de la Cruz, Capilla del Señor. Padre Pablo Iriarte.

Oración para todos los días

¡Oh Cruz Santísima! Nobilísima entre todos los árboles frondosos, que hermoseas el jardín ameno de la militante Iglesia; reina del Padre, astro del Hijo, sello del Espíritu Santo; honra y gloria del mismo Crucificado, crédito de las maravillas de Dios, oliva frondosa, cedro escogido de Dios, palma encumbrada en el jardín de la Iglesia, ciprés excelso, trono sagrado del Omnipotente Rey, árbol de la vida y fuente de la bienaventuranza, te adoro y humildemente te alabo, y doy a Dios muchas gracias, poniendo debajo de tus misteriosos brazos mi necesidad presente con todas las de la Iglesia, para que por tu virtud se digne el Señor remediarlas, si ha de ser para servirle, bien de mi alma, aumento de la virtud y crédito de ti misma, que es lo que yo más deseo y sobre esto, una acertada, feliz y dichosa muerte, y que por ti me reciba el que por ti se dignó redimirme, que es mi Señor Jesucristo, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por todos los siglos. Amén.

Rezar tres Ave Marías a Nuestra Señora de los dolores.

Nuestra Señora de los Dolores acompañando la procesión en la fiesta de Exaltación de la Cruz, Capilla del Señor, Pcia. de Bs. As.

Oración a la Virgen Dolorosa

Soberana Emperatriz de los cielos, que al pie de la Santísima Cruz padeciste tan agudos dolores, y por dignación suprema quedaste constituida en Madre de todas las criaturas, dígnate afligidísima Señora de patrocinar mis peticiones y socorrer las necesidades de mi alma, que yo te prometo no apartarme ya de la Santísima Cruz y acompañarte siempre en tus dolores, sintiendo tantas penas por la ingratitud que te causaron mis pecados, para que así consiga con tu amparo y por el santo madero de la Santísima Cruz, los frutos de la redención que en ella nos otorgó vuestro Hijo Jesús. Amén.

(Aquí se dicen las peticiones)

Oración final para todos los días

Señor mío Jesucristo, que te dignaste redimir al mundo eligiendo el instrumento de la Santa Cruz, concédenos por la virtud que comunicaste a este sagrado leño, que merezcamos cargar la Cruz de nuestro estado con resignación y perseverancia y que merezcamos ver gloriosamente en el cielo tan lúcido estandarte. Amén.


Oración para el segundo día

Te saludo, Cruz Santísima, con todos los Santos Patriarcas, y doy al Señor con ellos todas cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte queriendo que fueses adorada de las gentes, y lo que es más de la Reina de los Angeles, con aquella adoración que sólo se debe a su Majestad Santísima, que sea alabada para siempre. Amén.

Cinco Padrenuestros y cinco Gloria

Oración para el tercer día

Te saludo, Cruz Santísima, con los Santos Profetas, y doy al Señor con ellos, todas cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte poniendo en ti el fundamento de la militante Iglesia, adornada de los siete sacramentos  y demás misterios que en virtud veneramos, porque seas alabada en los siglos de los siglos. Amén.

Cinco Padrenuestros y cinco Gloria

Oración para el cuarto día

Te saludo, Cruz Santísima, con todos los Santos Apóstoles,  y doy al Señor con ellos, todas cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte haciendo que en tu virtud se convirtieran tantas almas, así de obstinados pecadores como de apóstatas y gentiles, que alumbrados de tu indeficiente luz abjuran de sus errores, confesando una fe, un bautismo, una Iglesia, una verdadera ley y un Dios y Señor de todo, que ser adorado para siempre. Amén.

Cinco Padrenuestros y cinco Gloria

Oración para el quinto día

Te saludo, Cruz Santísima, con todos los Santos Evangelistas,  y doy al Señor con ellos, todas cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte haciendo que en tu virtud se salven tanta infinidad de almas, siendo Tú la llave maestra que a todos les franqueas el Paraíso  para gozarte en la gloria cantando a Dios alabanzas por toda la eternidad. Amén

Cinco Padrenuestros y cinco Gloria

Oración para el sexto día

Te saludo, Cruz Santísima, con todos los Santos Mártires, y doy al Señor con ellos, todas cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte haciendo que en tu invención milagrosa se halle el más precioso tesoro que venera nuestra fe, suscitando en él sus antiguas maravillas con destrucción de los ídolos, confusión de los gentiles y crédito de su loable providencia, que sea alabada por siempre. Amén.

Cinco Padrenuestros y cinco Gloria

Oración para el séptimo día

Te saludo, Cruz Santísima, con todos los Santos Confesores, y doy al Señor con ellos, todas cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte obrando en tu con ellos, todas cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte obrando en tu virtud, aquel admirable triunfo que en las Navas de Tolosa hizo cantar a los fieles la victoria con la vista rubicunda de su Santísima Imagen, y sobre todo por el triunfo que consiguió del demonio, quedando éste confundido y adorada la Majestad verdadera que sea ahora y siempre venerada en la Santísima Cruz. Amén

Cinco Padrenuestros y cinco Gloria

Oración para el octavo día

Te saludo, Cruz Santísima, con todas las Santas Vírgenes y muy en particular con la primacía de ellas y doy al Señor con ellas, todas cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte permitiendo el que fueses restituida con gloriosa exaltación al mismo lugar en que antes te habías visto exaltada por el autor de la vida, con el aplauso que ahora hace venerarte como preciosa reliquia; llenando al mundo de admiración y milagros, para que así confesemos lo que debemos a Dios en la Santísima Cruz y que sea adorada para siempre. Amén.

Cinco Padrenuestros y cinco Gloria

Oración para el noveno día

Te saludo, Cruz Santísima, con todos los justos de la tierra y cortesanos del cielo; y doy al Señor con ellos, todas cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte proveyendo en tu virtud muchos frutos, que redunda a la Católica Iglesia, en la expulsión de demonios, extirpación de herejías, dilatación de la fe, exaltación de su Santísimo nombre y demás misterios que confesamos, para honra y gloria de Jesús que en la Cruz y con la Cruz sea alabado eternamente.

Amén.

Para la versión descargable hacer Click en la imagen:

Word 2