Decenario al Espíritu Santo- Segundo día

Decenario al Espíritu Santo- Segundo día

de Francisca Javiera del Valle

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DIA SEGUNDO

Acto de contrición

¡Oh Santo y Divino Espíritu!, bondad suma y caridad ardiente; que desde toda la eternidad deseabas anhelantemente el que existieran seres a quienes Tú pudieras comunicar tus felicidades y hermosuras, tus riquezas y tus glorias. Ya lograste con el poder infinito que como Dios tienes, el criar estos seres para Ti tan deseados.

¿Y cómo te han correspondido estas tus criaturas, a quienes tu infinita bondad tanto quiso engrandecer, ensalzar y enriquecer? ¡Oh único bien mío!

Cuando por un momento abro mis oídos a escuchar a los mortales, al punto vuelvo a cerrarlos, para no oír los clamores que contra Ti lanzan tus criaturas: es un desahogo infernal que Satanás tiene contra Ti, y no es causa por lograr el que los hombres Te odien y blasfemen, y dejen de alabarte y bendecirte, para con ello impedir el que se logre el fin para que fuimos criados.

¡Oh bondad infinita!, que no nos necesitáis para nada porque en Ti lo tienes todo: Tú eres la fuente y el manantial de toda dicha y ventura, de toda felicidad y grandeza, de toda riqueza y hermosura, de todo poder y gloria; y nosotros, tus criaturas, no somos ni podemos ser más de lo que Tú has querido hacernos; ni podemos tener más de lo que Tú quieras darnos. Tú eres, por esencia, la suma grandeza, y nosotros, pobres criaturas, tenemos por esencia la misma nada. Si Tú, Dios nuestro, nos dejaras, al punto moriríamos, porque no podemos tener vida sino en Ti.

¡Oh grandeza suma!, y que siendo quien eres ¡nos ames tanto como nos amas y que seas correspondido con tanta ingratitud! ¡Oh quien me diera que de pena, de sentimiento y de dolor se me partiera el corazón en mil pedazos! ¡O que de un encendido amor que Te tuviera, exhalara mi corazón el último suspiro para que el amor que Te tuviera fuera la única causa de mi muerte!

Dame, Señor, este amor, que deseo tener y no tengo. Os le pido por quien sois, Dios infinito en bondades. Dame también tu gracia y tu luz divina para con ella conocerte a Ti y conocerme a mí y conociéndome Te sirva y Te ame hasta el último instante de mi vida y continúe después amándote por los siglos sin fin. Amén.

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Oración para todos los días

Señor mío, único Dios verdadero, que tienes toda la alabanza, honra y gloria  que como Dios te mereces en tus Tres Divinas Personas; que ninguna de ellas  tuvo principio ni existió una después que la otra, porque las Tres son la sola  Esencia Divina: que las tiene propiamente en sí tu naturaleza y son las que a tu  grandeza y señoría Te dan la honra, la gloria, el honor, la alabanza, que como

Dios Te mereces, porque fuera de Ti no hay honra ni gloria digna de Ti. ¡Grandeza suma! Dime, ¿por qué permites que no sean conocidas igualmente de tus fieles las Tres Divinas Personas que en Ti existen? Es conocida la persona del Padre; es conocida la Persona del Hijo; sólo es desconocida la tercera Persona, que es el Espíritu Santo.

¡Oh Divina Esencia! Nos diste quien nos criara y redimiera y lo hiciste sin tasa y sin medida. Danos con esta abundancia quien nos santifique y a Ti nos lleve. Danos tu Divino Espíritu que concluya la obra que empezó el Padre y continuó el Hijo. Pues el destinado por Ti para concluirla y rematarla es tu Santo y Divino Espíritu.

Envíale nuevamente al mundo, que el mundo no le conoce, y sin El bien sabéis Vos, mi Dios y mi todo, que no podemos lograr tu posesión; poseer por amar en esta vida y en posesión verdadera por toda la eternidad. Así sea.

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Consideración

Cuánto debemos al Espíritu Santo en el instante mismo en que Dios crió al hombre y cuánto por este beneficio debemos amar al Espíritu Santo.

Complacida la Divina Esencia, Dios, por la fuerza que Le habían hecho sus atributos divinos, se recrió, digámoslo así, y como si formara consejo toda la Santísima Trinidad para tratar el modo de criar a los seres tan deseados por el atributo de su infinita bondad, las Tres Divinas Personas que la Divina Esencia tiene en Sí ofrecieron los atributos que cada uno tiene como propios para la creación del hombre.
Para la creación entera sin el hombre bastó el atributo de su poder; para la creación del hombre solo pusieron en ejecución todos sus atributos Divinos.
Puestas ya como en conferencia las Tres Divinas Personas, para dar principio a la creación, esta Divina Esencia, Dios, echó como una ojeada a toda la creación, y la vio tal es, antes de haberla criado.
Allí vio ya la rebelión del ángel y la seducción de éste al hombre.
Entonces, las Tres Divinas Personas, de este Dios tres veces Santo, pusieron, en favor del hombre seducido, todos sus atributos.
El Divino Verbo se ofreció entonces también a remediar el gran mal que esta seducción iba a causar en el hombre, haciéndole caer del estado dichoso en que le había de poner la infinita bondad del Espíritu Santo.
Entonces también la sabiduría de Dios, que reside en el Divino Verbo, trazó y delineó los medios que había para reparar y remediar tan grandes males; y lo que trazó y definió los caminos que había para la reparación, para el castigo y para el ensalzamiento; de reparación, al Criador ofendido; de castigo, para el ángel rebelde y seductor; de ensalzamiento, para el hombre, porque quería la misericordia del Divino Verbo levantar al hombre de su caída, con inmensas ventajas.
Esta sabiduría infinita e inmensa, que todo lo abarca, no vio ni halló otro medio de reparación que el de que hubiera un Hombre Dios que reparara y para ello no había otro camino que el de hacerse Dios Hombre, y a esto se ofreció este Divino Verbo, el mismo que con su sabiduría inconmensurable trazaba y delineaba.
Este ofrecimiento del Divino Verbo, segunda Persona de la Santísima Trinidad Augusta, le aceptó la Divina Esencia, Dios, y con su aceptación quedó decretado el que Dios se hiciera hombre, para que hubiera un Hombre Dios que reparase la falta que había de cometer la criatura contra su Criador.
Y en esta reparación hallase el hombre el perdón y el ángel rebelde y seductor el mayor castigo que Dios halló con su infinita sabiduría, para castigar su soberbia y en ella dejarle humillado, confundido, deshonrado, abatido y derrotado para siempre.
Porque Dios siempre pone remedio por donde viene el mal y castiga por donde se peca.
Aunque Dios vio todo esto antes de hacer la creación, no vaciló, ni desistió un instante de hacer la creación del ángel y la creación del hombre, tan deseada por el Espíritu Santo; porque la santidad de Dios, cuanto ve justo y bueno, todo lo ama y quiere, sin que jamás en ello vacile su voluntad.
Santo era lo que deseaba el atributo de su bondad que reside en el Espíritu Santo; y el carácter propio de la infinita bondad, que es, como ya dejo dicho, comunicativo, no deja de hacer bien aunque con ingratitud Le paguen; sin que Le mueva a ello ni el interés ni el aprecio, porque no hay cosa alguna digna de Dios, fuera de Sí mismo; sólo el hacer bien es lo que Le movió.
Un rasgo de su bondad Le movió, y sólo esto, a criar ángeles y hombres y la creación entera que todos vemos y admiramos; y crió Cielo para los ángeles y Paraíso en la tierra para el hombre; y por otro rasgo de su infinita misericordia y caridad, se hace Dios Hombre para redimir al hombre y levantarle de su caída con inmensas ventajas, y esto sin interés alguno.
Dios a nosotros no nos necesita para nada; somos nosotros los que para todo Le necesitamos a Él.
Dios siempre haciendo bien, aunque con ingratitud le paguen, y siempre amando, aunque no sea correspondido.
Apenas vio este Santo y Divino Espíritu los caminos trazados por la sabiduría del Divino Verbo, se ofreció Él a hermosear y enriquecer al ángel y al hombre, sin detenerse por el mal proceder, pues sabía lo mal que habían de usar de cuanto Él pensaba darles, y que de lo mismo que Él con tanta amabilidad les daba, ellos habían de usar para rebelarse contra Él, que era su dueño y Señor.
¡Oh bondad suma!, que viste antes de habernos criado el modo con que Te habían de corresponder estas criaturas a quienes de la nada ibas a sacar con tu poder infinito, y llenarlos de vida eterna, para que contigo vivieran, y de Ti eternamente gozaran, y no Te detuvo en tu deseo de hacernos felices, ni la rebelión contra Ti del ángel ni la desobediencia del hombre, ni la ingratitud, mofas, insultos y desprecios que Te habían de hacer lo restante del género humano.
Tú viste que era bueno el intento y proposición que tu infinita bondad Te hacía, que era hacer bien, y ante la caridad y bondad de tus atributos Divinos, que tanta gloria dan a la Divina Esencia y que tanto en hacer el bien se glorían, nada Te detuvo; aunque viste la conducta tan desagradable que iban a seguir estos seres a quienes Tú tanto querías enriquecer, nada Te detuvo.
Al punto que el Poder del Padre los saca, y del barro los forma, Tú con tu soplo Divino llenas de vida, y de vida inmortal, el alma que les diste.
¡Oh acción de Dios, qué admirable eres y cuán digna es tu bondad y caridad de ser imitada de todos los que a Dios sirven y de aquellos que se precian de hacer cuanto bien pueden!
¡Oh almas consagradas al servicio del Señor! Mirad cómo nos enseña a hacer el bien este Divino Maestro, desinteresadamente, sin tener en cuenta para nada, el si es amigo o enemigo, el si es pariente o extraño, el si es agradecido o ingrato. Sea quien fuere, hacer el bien que podamos por amor de Aquel que todo lo crió para nosotros, aun antes de haber existido.
Y sabiendo que íbamos a caer, antes de la caída puso el remedio para todos nuestros males y nos levantó de nuestra caída con inmensas ventajas. ¡Oh, esto sí que es bondad, misericordia y caridad consumada!
¡Ven, oh Santo y Divino Espíritu! ¡Ven! Enséñanos a practicar la caridad según Dios, para con ella poder agradar y glorificar aquella Divina Esencia. ¡Mira, Santo y Divino Espíritu! Que es muy triste hacer grandes caridades y muchos sacrificios, y por no saberlos hacer, ni a Vos os glorificamos con ello, ni a nosotros nos es de provecho alguno.
Porque Tú, Dios nuestro, no tienes complacencia en nuestras obras y sacrificios, cuando en ellos echas de menos la pureza de intención. Tú quieres que siempre, y en todo, obremos como hijos de tan Santo Padre, y las obras y sacrificios hechos sin la pureza de intención, ¿cómo los vas a recibir y cómo en ellas Te vas a gloriar, si por Ti no lo hacemos?
Si para recibir nuestras obras y sacrificios, ha de ir todo encaminado al solo fin de agradarte, y hacer sólo por tu amor, y que sirva todo de provecho a las almas, que es donde Tú pones tus ojos, y donde está tu mayor honra y tu mayor gloria, porque las obras hechas por tu amor Te son todas agradables, pero las que se hacen en provecho y salvación de las almas, éstas y sólo éstas son las que Tú dices que son de tu mayor honra y de tu mayor gloria.
Este es el obrar que Tú nos pides, para que en el obrar seamos hijos de tan Santo Padre y discípulos de tal Maestro.
¡Oh y qué causas hay tan poderosas para que por este fin obremos siempre! ¿De quién somos? ¿A quién y por quién vamos seguramente encaminados? ¿A quién más que a Él debemos? ¿Quién como Él más nos ama? ¿Quién más solícito de nuestro bien temporal y eterno? ¿Quién como Él por nosotros se ha sacrificado?
Pues sea de nosotros correspondido, y desde hoy más, hasta el respirar sea por su amor, y por darle gusto y contento en todo.
A salvar almas, a salvar almas, que esto es la mayor honra y gloria que podemos dar a Dios.
¡Santo y Divino Espíritu! Tus enseñanzas y el ejemplo que vemos en Ti es el que queremos seguir desde este día; para que, empezando a glorificar a Dios en esta vida, continuemos por los siglos sin fin. Así sea.

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Letanía del Espíritu Santo

Señor. Tened piedad de nosotros.

Jesucristo. Tened piedad de nosotros

Señor. Tened piedad de nosotros.

De todo regalo y comodidad. Libradnos Espíritu Santo.

De querer buscar o desear algo que no seáis Vos. Libradnos Espíritu Santo.

De todo lo que te desagrade. Libradnos Espíritu Santo.

De todo pecado e imperfección y de todo mal. Libradnos Espíritu Santo.

Padre amantísimo. Perdónanos.

Divino Verbo. Ten misericordia de nosotros.

Santo y Divino Espíritu. No nos dejes hasta ponernos en la posesión de la Divina Esencia, Cielo de los cielos.

Cordero de Dios, que borráis los pecados del mundo. Enviadnos al divino Consolador.

Cordero de Dios, que borráis los pecados del mundo. Llenadnos de los dones de vuestro espíritu.

Cordero de Dios, que borráis los pecados del mundo, haced que crezcan en nosotros los frutos del Espíritu Santo.

Ven, ¡oh Santo Espíritu!, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.

Envía tu Espíritu y serán creados y renovarán la faz de la tierra.

Oremos: Oh Dios, que habéis instruido los corazones de los fieles con la luz del Espíritu Santo, concedednos, según el mismo Espíritu, conocer las cosas rectas y gozar siempre de sus divinos consuelos. Por Jesucristo, Señor nuestro. Así sea.

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Obsequio al Espíritu Santo para este día segundo

La paz del alma, disposición necesaria para que el Espíritu Santo habite siempre en nosotros.

Es el Espíritu Santo muy amante del reposo y quietud; pero de ese reposo que siente el alma cuando no busca ni quiere otra cosa que a su Dios.
Cuando el alma está habitualmente en este reposo y quietud y sin otro deseo de saber, si no es cuál sea la voluntad de Dios para al punto cumplirla, entonces el alma goza de una paz inalterable, y cuando esta paz tiene el alma, viene a ella el Espíritu Santo y hace allí como su morada, y dispone y gobierna y manda como aquel que está en su propia casa.
Él manda y ordena, y al punto es obedecido. Mas cuando nos inquietamos y turbamos y con la inquietud perdemos la paz del alma, este Santo y Divino Espíritu se contrista grandemente; no porque a Él le venga algún mal, sino porque nos viene a nosotros. El Espíritu Santo no habita en el alma donde la paz no esté como de asiento; perdida la paz, no puede el Espíritu Santo habitar en nosotros, porque a la santidad de Dios la es como un imposible habitar donde no hay paz.
El alma sin paz está como inhabitada para oír la voz de Dios y seguir su llamamiento divino.
Por esto el Espíritu Santo no habita donde no hay paz, porque este Divino Espíritu, que siempre está es aptitud de obrar, al ver al alma sin aptitud para ello, se retira, y contristado, calla.
El Espíritu Santo quiere habitar en nuestra alma, con el único fin de dirigirnos, enseñarnos, corregirnos y ayudarnos, para que nosotros, con su dirección, enseñanza, corrección y ayuda, logremos hacer todas nuestras obras a la mayor honra y gloria de Dios.
Y sin este Divino Espíritu, ¿cómo vamos nosotros solos a saber dar gusto y contento a Dios, si el que comunica este gusto y contento de Dios es el Espíritu Santo, por ser Él la acción de Dios en el alma?
Y por esto bien Le podemos llamar al Espíritu Santo, con toda verdad, el Dios familiar a nosotros; pues si la paz no puede habitar en nosotros, resolvámonos este día a que todo se pierda antes que perder la paz de nuestra alma, sumamente necesaria para lograr la habitual asistencia del Espíritu Santo, y con ella es seguro que poseeremos a Dios por amor en esta vida y en posesión verdadera por toda la eternidad. Amén.

PALOMA

Oración final para todos los días

Santo y Divino Espíritu, que por Ti fuimos criados y sin otro fin que el de gozar por los siglos sin fin de la dicha de Dios y gozar de Él, con Él, de sus hermosuras y glorias.

¡Mira, Divino Espíritu, que habiendo sido llamado por Ti todo el género humano a gozar de esta dicha, es muy corto el número de los que viven con las disposiciones que Tú exiges para adquirirla! ¡Mira, Santidad suma! ¡Bondad y caridad infinita, que no es tanto por malicia como por ignorancia! ¡Mira que no Te conocen! ¡Si Te conocieran no lo harían! ¡Están tan oscurecidas hoy las inteligencias que no pueden conocer la verdad de tu existencia! ¡Ven, Santo y Divino Espíritu! Ven; desciende a la tierra e ilumina las inteligencias de todos los hombres. Yo te aseguro, Señor, que con la claridad y hermosura de tu luz, muchas inteligencias Te han de conocer, servir y amar. ¡Señor, que a la claridad de tu luz y a la herida de tu amor nadie puede resistir ni vacilar!

Recuerda, Señor, lo ocurrido en aquel hombre tan famoso de Damasco, al principio que estableciste tu Iglesia. ¡Mira cómo odiaba y perseguía de muerte a los primeros cristianos! ¡Recuerda, Señor, con qué furia salió con su caballo, a quien también puso furioso y precipitadamente corría en busca de los cristianos para pasar a cuchillo a cuantos hallaba!

¡Mira, Señor!, mira lo que fue; a pesar del intento que llevaba, le iluminaste con tu luz su oscura y ciega inteligencia, le heriste con la llama de tu amor y al punto Te conoce; le dices quién eres, Te sigue, Te ama y no has tenido, ni entre tus apóstoles, defensor más acérrimo de tu Persona, de tu honra, de tu gloria, de tu nombre, de tu Iglesia y de todo lo que a Ti, Dios nuestro, se refería. Hizo por Ti cuanto pudo y dio la vida por Ti; mira, Señor, lo que vino a hacer por Ti apenas Te conoció el que, cuando no Te conocía, era de tus mayores perseguidores. ¡Señor, da y espera!

¡Mira, Señor, que no es fácil cosa el resistir a tu luz, ni a tu herida, cuando con amor hieres! Pues ven y si a la claridad de tu luz no logran las inteligencias el conocerte, ven como fuego que eres y prende en todos los corazones que existen hoy sobre la tierra.

¡Señor, yo Te juro por quien eres que si esto haces ninguno resistirá al ímpetu de tu amor! ¡Es verdad, Señor, que las piedras son como insensibles al fuego! ¡Pena grande, pero se derrite el bronce!

¡Mira, Señor, que las piedras son pocas, porque es muy pequeño el número de los que, después de conocerte, Te han abandonado! ¡La mayoría, que es inmensa, nunca Te han conocido! Pon en todos estos corazones la llama divina de tu amor y verás cómo Te dicen lo que Te dijo aquel tu perseguidor de Damasco: “Señor, ¿qué quieres que haga?” ¡Oh Maestro divino! ¡Oh consolador único de los corazones que Te aman! ¡Mira hoy a todos los que Te sirven con la grande pena de no verte amado porque no eres conocido! ¡Ven a consolarlos, consolador divino!, que olvidados de sí, ni quieren, ni piden, ni claman, ni desean cosa alguna sino a Ti, y a Ti como luz y como fuego para que incendies la tierra de un confín a otro confín, para tener el consuelo en esta vida de verte conocido, amado, servido de todas tus criaturas, para que en todos se cumplan tus amorosos designios y todos los que ahora existimos en la tierra, y los que han de existir hasta el fin del mundo, todos te alabemos y bendigamos en tu divina presencia por los siglos sin fin. Así sea.

Decenario al Espíritu Santo – Primer día.

Decenario al Espíritu Santo – Primer día.

de Francisca Javiera del Valle

Faltando diez dias para Pentecostés, y siendo hoy Vísperas del Jueves de la Ascensión del Señor comenzamos con la práctica del Decenario al Espíritu Santo.

Hay otros modos de practicarlo, pero, aunque sea una oración larga, les recomendamos que practiquen esta de Francisca Javiera porque es de muchísimo provecho para la preparación previa a Pentecostés.

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DÍA PRIMERO

Acto de contrición

¡Oh Santo y Divino Espíritu!, bondad suma y caridad ardiente; que desde toda  la eternidad deseabas anhelantemente el que existieran seres a quienes Tú  pudieras comunicar tus felicidades y hermosuras, tus riquezas y tus glorias.  Ya lograste con el poder infinito que como Dios tienes, el criar estos seres para  Ti tan deseados.
¿Y cómo te han correspondido estas tus criaturas, a quienes tu infinita bondad  tanto quiso engrandecer, ensalzar y enriquecer? ¡Oh único bien mío!
Cuando por un momento abro mis oídos a escuchar a los  mortales, al punto vuelvo a cerrarlos, para no oír los clamores que contra Ti  lanzan tus criaturas: es un desahogo infernal que Satanás tiene contra Ti, y no es  causa por lograr el que los hombres Te odien y blasfemen, y dejen de alabarte y bendecirte, para con ello impedir el que se logre el fin para que fuimos criados.
¡Oh bondad infinita!, que no nos necesitáis para nada porque en Ti lo tienes todo: Tú eres la fuente y el manantial de toda dicha y ventura, de toda felicidad  y grandeza, de toda riqueza y hermosura, de todo poder y gloria; y nosotros,  tus criaturas, no somos ni podemos ser más de lo que Tú has querido hacernos;  ni podemos tener más de lo que Tú quieras darnos.  Tú eres, por esencia, la suma grandeza, y nosotros, pobres criaturas, tenemos  por esencia la misma nada.  Si Tú, Dios nuestro, nos dejaras, al punto moriríamos, porque no podemos tener  vida sino en Ti.
¡Oh grandeza suma!, y que siendo quien eres ¡nos ames tanto como nos amas y  que seas correspondido con tanta ingratitud!  ¡Oh quien me diera que de pena, de sentimiento y de dolor se me partiera el corazón en mil pedazos! ¡O que de un encendido amor que Te tuviera, exhalara  mi corazón el último suspiro para que el amor que Te tuviera fuera la única  causa de mi muerte!
Dame, Señor, este amor, que deseo tener y no tengo. Os le pido por quien sois,  Dios infinito en bondades.  Dame también tu gracia y tu luz divina para con ella conocerte a Ti y  conocerme a mí y conociéndome Te sirva y Te ame hasta el último instante de  mi vida y continúe después amándote por los siglos sin fin. Amén.

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Oración para todos los días

Señor mío, único Dios verdadero, que tienes toda la alabanza, honra y gloria  que como Dios te mereces en tus Tres Divinas Personas; que ninguna de ellas  tuvo principio ni existió una después que la otra, porque las Tres son la sola  Esencia Divina: que las tiene propiamente en sí tu naturaleza y son las que a tu  grandeza y señoría Te dan la honra, la gloria, el honor, la alabanza, que como
Dios Te mereces, porque fuera de Ti no hay honra ni gloria digna de Ti. ¡Grandeza suma! Dime, ¿por qué permites que no sean conocidas igualmente de tus fieles las Tres Divinas Personas que en Ti existen? Es conocida la persona del Padre; es conocida la Persona del Hijo; sólo es desconocida la tercera Persona, que es el Espíritu Santo.
¡Oh Divina Esencia! Nos diste quien nos criara y redimiera y lo hiciste sin tasa y sin medida. Danos con esta abundancia quien nos santifique y a Ti nos lleve. Danos tu Divino Espíritu que concluya la obra que empezó el Padre y continuó el Hijo. Pues el destinado por Ti para concluirla y rematarla es tu Santo y Divino Espíritu.
Envíale nuevamente al mundo, que el mundo no le conoce, y sin El bien sabéis Vos, mi Dios y mi todo, que no podemos lograr tu posesión; poseer por amar en esta vida y en posesión verdadera por toda la eternidad. Así sea.

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Consideración

Veamos en este día cuánto debemos amar al Espíritu Santo las criaturas por ser El como el motor de nuestra existencia y la causa de ser criadas para gozar eternamente de los mismos goces de Dios.
Sabemos por la fe que hay un solo Dios verdadero y que este Dios ni tuvo principio ni tiene fin; y aunque es un solo Dios son Tres Personas distintas a quienes llamamos Padre, Hijo y Espíritu Santo y las Tres son un solo Dios, por ser las Tres la misma Esencia Divina.
Esta Divina Esencia tiene en Sí diversos atributos; y como es un solo Dios, aunque hay en Él Tres Personas, las Tres gozan y tienen la misma sabiduría, la misma bondad, la misma caridad, la misma misericordia, el mismo poder y la misma justicia.
Sin embargo, estas Tres Divinas Personas tienen, como repartidos entre Sí, estos divinos atributos. El Padre tiene como propios y como cosa que a Él le pertenece, el poder y la justicia; el Hijo, la sabiduría y la misericordia, y el Espíritu Santo, que de los dos procede, la caridad y la bondad.
Este Dios, tres veces Santo, es, por naturaleza, manantial de toda dicha y ventura, de toda felicidad y grandeza, de todo poder y gloria, por ser Él quien es único y sin principio, pues todo lo demás que no es Dios todo tuvo principio y todo cuanto tuvo principio todo es de Dios y depende su existencia de la voluntad de Dios.
Todo cuanto hay en los Cielos y en la tierra, todo…, todo… depende de su querer, y si Él quisiera, los Cielos y cuanto hay en ellos, la tierra y cuantos habitantes hay en ella, todo, en el instante mismo de quererlo Dios, todo desaparecería y se quedaría todo como en la nada, de donde Dios lo sacó; y mientras tanto, quedaba Él en la misma grandeza y señorío, en las mismas felicidades, dichas, venturas y glorias, con los mismos poderíos y hermosuras; porque fuera de Él, nada…, nada… de cuanto existe, Le puede aumentar a Dios ni un pequeño punto de su grandeza, de su hermosura, de su felicidad, de su
dicha, de su poder, de su gloria; en fin, de todo lo que es; porque Él es la única cosa que es; las demás cosas que existen no somos nada. Pues, siendo quien es, y lo que es, y que fuera de El no hay nada que Le pueda hacer feliz, vedle allá, en aquellas eternidades de su existencia, siempre…, siempre…, porque las eternidades dentro de El estuvieron…. y vida de Él recibieron, pues Él fue quien las formó, pues en todas aquellas grandezas, felicidades, dichas, hermosuras, glorias y poderíos, sin que jamás ninguno se lo pueda arrebatar, porque nadie existe sino Él; Él es la vida, y el único que vive con propia vida, y por ser Él la vida, jamás puede morir; su naturaleza divina encierra y lleva dentro de Sí más felicidades, dichas, hermosuras, grandezas y glorias que gotas de agua encierran en sí todos los mares,ríos y fuentes; y esta naturaleza divina de Dios está siempre como el panal de miel, destilando de Sí lo que en Sí encierra, y como fuente siempre perenne, porque su manantial es infinito e inmenso, y de Sí despide raudales inmensos de todas las hermosuras que en Sí encierra aquella infinita bondad de Dios, que es atributo divino y que le tiene el Espíritu Santo como cosa que a Él le pertenece.
Vedle como si algo le faltara, porque no tiene a quien dar aquellas dichas y felicidades que de Sí despide aquella Divina Esencia, porque la bondad es, como su carácter natural, el ser comunicativo y hacer a cuantos pueda participantes de lo que Él tiene y posee; y, ¿a quién va Dios a dar y hacer participante de lo que Él tiene si nadie existe sino Él?
Si las Tres distintas Personas que tiene en Sí esta Divina Esencia, las Tres son la misma cosa, el solo Dios, ¿pues cómo saciar este su deseo del Espíritu Santo?; ¿de qué medios se valdrá para que este atributo divino se satisfaga? Ved lo que Él mismo nos enseña que hizo: con su atributo de bondad hizo fuerza a todos los demás atributos que hay en Dios, y todos unidos, como lo están siempre, por ser propiedad natural de la divina Esencia, todos hicieron fuerza a la voluntad y querer de Dios, para que con su poder crease seres que, sin ser dioses, puedan participar de sus grandezas, de sus hermosuras, de sus felicidades, dichas y glorias; en fin, de todo aquello que brota de Sí su Divina Esencia y lo disfruten mientras Dios sea lo que es, es decir, la única cosa que es y que no tiene fin, ni le puede tener jamás; la voluntad y querer de Dios aceptó lo que pedían sus atributos divinos, y ved aquí cómo el Espíritu Santo es como el motor de nuestra existencia y la causa de haber sido criados para tanta dicha y ventura.
¿Y cómo agradecer al Espíritu Santo este beneficio si no se Le conoce? Yo por mí confieso que hasta que este mi inolvidable Maestro no me enseñó esta verdad yo nunca supe tal cosa. ¿Cómo yo Le iba a agradecer al Espíritu Santo este beneficio sin saberlo?; de aquí, Señor, la grande pena de mi corazón el que no eres conocido.
¿Y cómo vas a ser amado si no eres conocido? ¿Y quién Te conocerá, Señor, como Tú eres si Tú mismo no Te das a conocer?
¡Oh Santo y Divino Espíritu! ¡Bondad suma y caridad inmensa, que siendo piélago inmenso de inmensas dichas y glorias, como si algo Te faltara, porque no tenías a nadie a quien comunicar y dar lo que Tú tienes! ¡Oh qué mal correspondemos a tan inmenso beneficio! ¡Qué poco apreciamos los inmensos bienes que Tú, ¡oh Santo y Divino Espíritu!, has querido darnos con tanta liberalidad y largueza, sin tasa y sin medida, metiéndonos en aquel piélago inmenso que en Ti existe, para que eternamente, con tu misma dicha, seamos eternamente dichosos; con tu misma felicidad, seamos eternamente felices; con tus hermosuras, hacernos eternamente amables a tus divinos ojos; con tu grandeza, hacernos grandes sobre todo lo bello y hermoso que en los Cielos existe y criaste sólo para nuestro placer y contento! ¡Oh quien me diera recorrer el mundo todo y hablar a los hombres de Ti para que supieran lo que Tú nos has proporcionado para toda la eternidad y empezaran a amarte, quererte y servirte ahora en esta presente vida!
¡Oh Maestro mío, mi todo, en todas las cosas! ¡Si cuando estén en posesión de Ti pudieran tener alguna pena, como en esta vida sucede, no tendrían otra alguna que la de no haberte conocido para a Ti sólo haberte amado! Pues, ¡Bondad suma! Ven, sal a nuestro encuentro y hazte conocer de todos los hombres, para que en este destierro no caminemos sin tu compañía. Sé Tú, ¡oh Santo y Divino Espíritu!, la luz que nos alumbre por los desconocidos caminos que a Ti conducen, el hábil Maestro que destruya nuestra ignorancia y rudeza y nos enseñéis, como Madre cariñosa, a balbucear cuando estemos en la presencia del Señor, para que, enseñados por Vos en todo no nos hagamos indignos de gozar lo que tu infinita bondad nos tiene ya preparado y de ello y de Vos gocemos por los siglos sin fin. Amén.

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Letanía del Espíritu Santo

Señor. Tened piedad de nosotros.

Jesucristo. Tened piedad de nosotros
Señor. Tened piedad de nosotros.
De todo regalo y comodidad. Libradnos Espíritu Santo.
De querer buscar o desear algo que no seáis Vos. Libradnos Espíritu Santo.
De todo lo que te desagrade. Libradnos Espíritu Santo.
De todo pecado e imperfección y de todo mal. Libradnos Espíritu Santo.
Padre amantísimo. Perdónanos.
Divino Verbo. Ten misericordia de nosotros.
Santo y Divino Espíritu. No nos dejes hasta ponernos en la posesión de la Divina Esencia, Cielo de los cielos.
Cordero de Dios, que borráis los pecados del mundo. Enviadnos al divino Consolador.
Cordero de Dios, que borráis los pecados del mundo. Llenadnos de los dones de vuestro espíritu.
Cordero de Dios, que borráis los pecados del mundo, haced que crezcan en nosotros los frutos del Espíritu Santo.
Ven, ¡oh Santo Espíritu!, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía tu Espíritu y serán creados y renovarán la faz de la tierra.
Oremos: Oh Dios, que habéis instruido los corazones de los fieles con la luz del Espíritu Santo, concedednos, según el mismo Espíritu, conocer las cosas rectas y gozar siempre de sus divinos consuelos. Por Jesucristo, Señor nuestro. Así sea.

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Obsequio al Espíritu Santo para este día primero

El obsequio que hemos de hacer hoy a este Santo y Divino Espíritu es el que con entera voluntad nos resolvamos a amar a Dios, sólo por ser quien es, no por lo que nos da ni por lo que nos ha prometido, no; y que este amor sea desinteresado de tal manera que no nos mueva el amarle ni la virtud que da, ni la gracia que aumenta, ni los dones que regala, ni los hermosos frutos que ofrece, ni las dulzuras y consuelos con que deleita; que no le amemos ni por la amistad y trato familiar que Él tiene con los queasí Le buscan, ni por lo que endiosa y transforma, ni por los desposorios que con el alma celebra, ni por las bodas que realiza; por nada, sino por Él mismo, que es el Cielo de los mismos cielos, única cosa que existe digna de ser amada. ¡Oh qué fino y delicado es en el amor que tiene al que Le ama con este amor desinteresado! Los cielos que crió para premio de los que Le habían de servir, Le parecieron poco a este apasionado amante. Por eso se determinó que el premio que había de dar a los que con amor puro y desinteresado Le amen, fuese dárseles Él mismo en posesión por amor en esta vida, haciendo de los dos amores un solo amor, para que, con el mismo amor, se amen y en el mismo grado los dos se correspondan.
¡Oh hasta dónde llega su infinita bondad para con nosotros sus criaturas! ¡Hasta querer darnos su amor para que con él Le amemos! Este amor le da el Espíritu Santo y este amor es con el que Dios quiere ser honrado. Pidámosle a este Santo y Divino Espíritu y no cesemos de pedírselo hasta que le hayamos conseguido.
Segunda resolución: entrar dentro de nosotros y con energía arranquemos de nuestro corazón todo afecto que hallemos, grande o pequeño a cosas o a criaturas, y decir con firme resolución: Señor, desde hoy, y en lo que se refiere a amar, voy a vivir como si Vos y yo solos viviéramos en el mundo, seguros de que el Espíritu Santo nos dará la gracia que necesitamos para llevar a cabo nuestras resoluciones hasta exhalar el último suspiro. Así sea.

PALOMA

Oración final para todos los días

Santo y Divino Espíritu, que por Ti fuimos criados y sin otro fin que el de gozar por los siglos sin fin de la dicha de Dios y gozar de Él, con Él, de sus hermosuras y glorias.
¡Mira, Divino Espíritu, que habiendo sido llamado por Ti todo el género humano a gozar de esta dicha, es muy corto el número de los que viven con las disposiciones que Tú exiges para adquirirla! ¡Mira, Santidad suma! ¡Bondad y caridad infinita, que no es tanto por malicia como por ignorancia! ¡Mira que no Te conocen! ¡Si Te conocieran no lo harían! ¡Están tan oscurecidas hoy las inteligencias que no pueden conocer la verdad de tu existencia! ¡Ven, Santo y Divino Espíritu! Ven; desciende a la tierra e ilumina las inteligencias de todos los hombres. Yo te aseguro, Señor, que con la claridad y hermosura de tu luz, muchas inteligencias Te han de conocer, servir y amar. ¡Señor, que a la claridad de tu luz y a la herida de tu amor nadie puede resistir ni vacilar!
Recuerda, Señor, lo ocurrido en aquel hombre tan famoso de Damasco, al principio que estableciste tu Iglesia. ¡Mira cómo odiaba y perseguía de muerte a los primeros cristianos! ¡Recuerda, Señor, con qué furia salió con su caballo, a quien también puso furioso y precipitadamente corría en busca de los cristianos para pasar a cuchillo a cuantos hallaba!
¡Mira, Señor!, mira lo que fue; a pesar del intento que llevaba, le iluminaste con tu luz su oscura y ciega inteligencia, le heriste con la llama de tu amor y al punto Te conoce; le dices quién eres, Te sigue, Te ama y no has tenido, ni entre tus apóstoles, defensor más acérrimo de tu Persona, de tu honra, de tu gloria, de tu nombre, de tu Iglesia y de todo lo que a Ti, Dios nuestro, se refería. Hizo por Ti cuanto pudo y dio la vida por Ti; mira, Señor, lo que vino a hacer por Ti apenas Te conoció el que, cuando no Te conocía, era de tus mayores perseguidores. ¡Señor, da y espera!
¡Mira, Señor, que no es fácil cosa el resistir a tu luz, ni a tu herida, cuando con amor hieres! Pues ven y si a la claridad de tu luz no logran las inteligencias el conocerte, ven como fuego que eres y prende en todos los corazones que existen hoy sobre la tierra.
¡Señor, yo Te juro por quien eres que si esto haces ninguno resistirá al ímpetu de tu amor! ¡Es verdad, Señor, que las piedras son como insensibles al fuego! ¡Pena grande, pero se derrite el bronce!
¡Mira, Señor, que las piedras son pocas, porque es muy pequeño el número de los que, después de conocerte, Te han abandonado! ¡La mayoría, que es inmensa, nunca Te han conocido! Pon en todos estos corazones la llama divina de tu amor y verás cómo Te dicen lo que Te dijo aquel tu perseguidor de Damasco: “Señor, ¿qué quieres que haga?” ¡Oh Maestro divino! ¡Oh consolador único de los corazones que Te aman! ¡Mira hoy a todos los que Te sirven con la grande pena de no verte amado porque no eres conocido! ¡Ven a consolarlos, consolador divino!, que olvidados de sí, ni quieren, ni piden, ni claman, ni desean cosa alguna sino a Ti, y a Ti como luz y como fuego para que incendies la tierra de un confín a otro confín, para tener el consuelo en esta vida de verte conocido, amado, servido de todas tus criaturas, para que en todos se cumplan tus amorosos designios y todos los que ahora existimos en la tierra, y los que han de existir hasta el fin del mundo, todos te alabemos y bendigamos en tu divina presencia por los siglos sin fin. Así sea.
Mayo, una oración a María cada día. 14/05

Mayo, una oración a María cada día. 14/05

Dedicaremos hoy a nuestra Madre una de las primeras oraciones a la Virgen conocidas dentro del cristianismo:

 Theotokos

BAJO TU AMPARO

Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todo peligro,
¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita!

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Edgar Lobel, experto en papirología de la Universidad de Oxford,  dedicó su vida al estudio de los papiros encontrados en Egipto. Como es conocido, el clima extremadamente seco de la mayor parte de Egipto ha hecho que se conserven multitud de fragmentos de papiros antiquísimos, con textos de hace milenios, en griego y en copto. Muchos de estos textos se habían perdido. En otros casos, los papiros sirven para confirmar la antigüedad de textos que sí que se habían conservado a través de sucesivas copias o traducciones.

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THEOTOKOS

(Madre de Dios)

Uno de estos papiros, descubierto en las proximidades de la antigua ciudad egipcia de Oxirrinco, contenía una oración a la Virgen. Y no cualquier oración, sino una plegaria que continuamos rezando hoy en día, la oración Sub tuum praesidium.

Y la versión en griego clásico es precisamente la que se encontró en el papiro:

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Cabe destacar la presencia del término Theotokos (en este caso, Theotoke, en vocativo), es decir, “Madre de Dios”.

Dos siglos después, en el Concilio de Éfeso, se reconoció de forma solemne que este título era adecuado para la Virgen María, contra el parecer de Nestorio.

Es decir, en Éfeso, la Tradición de la Iglesia fue defendida contra los que preferían sus propios razonamientos a la enseñanza de siempre de la Iglesia.

Resulta impresionante rezar esta oración, sabiendo que los cristianos la rezaban ya, por lo menos, en el año 250 d.C., que es la fecha en la que Edgar Lobel dató el papiro en el que se encontraba.

Nosotros no la hemos recibido de los arqueólogos, sino de latradición de la Iglesia, a través del latín en el caso de la Iglesia Latina o del griego y el eslavonio antiguo en Oriente.

Resulta agradable, sin embargo, que la arqueología nos muestre una vez más que la tradición no es algo inventado, sino que verdaderamente nos transmite la herencia que los primeros cristianos recibieron de Cristo y de los Apóstoles.

Fuente: Primeros Cristianos (http://www.primeroscristianos.com/actualidad/index.php/87-la-oracion-mas-antigua-dirigida-a-la-virgen-sub-tuum-praesidium)

Mayo, una oración a María cada día. 13/05  Nuestra Señora de Fátima

Mayo, una oración a María cada día. 13/05 Nuestra Señora de Fátima

La oración de hoy, desde luego, será ofrecida bajo una de las advocaciones más veneradas de María Santísima. Les dejamos varias oraciones dedicadas a Nuestra Señora de Fàtima.

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ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA

Oh Virgen Santísima, Vos te aparecisteis repetidas veces a los niños; yo también quisiera verte, oír tu voz y decirte: Madre mía, llevadme al Cielo. Confiando en tu amor, te pido me alcances de tu Hijo Jesús una fe viva, inteligencia para conocerle y amarle, paciencia y gracia para servirle a Él a mis hermanos, y un día poder unirnos con Vos allí en el Cielo.

Padre nuestro, Avemaría y Gloria.

Madre mía también te pido por mis padres, para que vivan unidos en el amor; por mis hermanos, familiares y amigos, para que viviendo unidos en familia un día podamos gozar con Vos en la vida eterna.

Padre nuestro, Avemaría y Gloria.

Te pido de un modo especial por la conversión de los pecadores y la paz del mundo; por los niños, para que nunca les falten los auxilios divinos y lo necesario para sus cuerpos, y un día conseguir la vida eterna.

Padre nuestro, Avemaría y Gloria

Oh Madre mía, sé que escucharás, y me conseguirás estas y cuantas gracias te pida, pues las pido por el amor que tienes de tu Hijo Jesús. Amén.

¡Madre mía, aquí tienes a tu hijo, sé tu mi Madre!
¡Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía!

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ORACIÓN DE LA DECENA DEL ROSARIO

Dijo Nuestra Señora de Fatima en su tercera aparición:

«Cuando recen el Santo Rosario digan despues de cada misterio:

Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados(culpas). Líbranos del fuego del infierno. Lleva al Cielo a todas las almas, y socorre especialmente las más necesitadas de tu misericordia».

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ORACIÓN DEL PERDÓN

¡Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo! Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan, no te aman.

SOBRE LAS APARICIONES DE FÁTIMA, CLICK EN LA IMAGEN: 

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Fuente: Devocinario. com (http://www.devocionario.com/maria/fatima_1.html)

Nuestra Señora de Fátima

Nuestra Señora de Fátima

Una de las pocas apariciones aprobadas por la Iglesia, una de las más relevantes por el llamamiento y la contundencia de sus mensajes, y de la inocencia de sus receptores. Una de las advocaciones más veneradas de María por todos los fieles, uno de los santuarios más concurridos en la historia mariana.

Hoy, 13 de Mayo, celebramos a Nuestra Señora de Fátima. Les contamos la historia de sus apariciones y la explicación de su imagen:

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Imagen original.                                                                   Imagen peregrina.

Imagen original: está en la Capilla de las Apariciones. Rara vez se la mueve de este lugar. En su corona fue incrustada la bala que extrajeron a Juan Pablo II como consecuencia del atentado que sufrió un 13 de Mayo.

Imagen peregrina: es la más vista en las fotografías. Es la que siempre sale en las procesiones y peregrinaciones internacionales.

Relato de las Apariciones de Nuestra Señora de Fátima
Según Sor Lucía, la mayor de los videntes.

Primera Aparición de la Virgen: Domingo 13 de mayo, de 1917.

Llamado al ofrecimiento de vida.

Estando jugando con Jacinta y Francisco en lo alto, junto a Cova de Iría, haciendo una pared de piedras alrededor de una mata de retamas, de repente vimos una luz como de un relámpago. -Está relampagueando- dije. Puede venir una tormenta. Es mejor que nos vayamos a casa. -¡Oh si esta bien! contestaron mis primos.

Comenzamos a bajar el cerro llevando las ovejas hacia el camino. Cuando íbamos por mitad de la pendiente, cerca de una encina, que aun existe, vimos otro relámpago, y habiendo dado algunos pasos mas vimos sobre la encina una Señora vestida de blanco, mas brillante que el sol, esparciendo luz mas clara e intensa que un vaso de cristal lleno de agua cristalina atravesado por los rayos mas ardientes del sol. Estábamos tan cerca que quedamos dentro de la luz que Ella irradiaba.

Entonces la Señora nos dijo: –«No tengáis miedo. No os hago daño.»

-Yo le pregunte: ¿De dónde es usted? –«Soy del Cielo.»

-¿Qué es lo que usted me quiere? –«He venido para pediros que vengáis aquí seis meses seguidos el día 13 a esta misma hora. Después diré quien soy y lo que quiero. Volveré una séptima vez.»

-Pregunté entonces: ¿Yo iré al cielo? –«Si iras» -¿Y Jacinta? –«ira también» -¿Y Francisco? -«También ira, pero tiene que rezar antes muchos rosarios».

Entonces me acordé de dos amigas de mi hermana que habían muerto hacia poco. -¿Está María de las Nieves en el cielo?-«Sí, está» -¿y Amelia? de 18 ó 20 años –«estará en el purgatorio hasta el fin del mundo».

Y entonces dijo:-«Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que El quisiera enviaros como reparación de los pecados con que El es ofendido y de suplica por la conversión de los pecadores?» -Si queremos. -«Tendréis, pues, mucho que sufrir, pero la gracia de Dios os fortalecerá».

Diciendo esto la Virgen abrió sus manos por primera vez, comunicándonos una luz muy intensa que parecía fluir de sus manos y penetraba en lo mas intimo de nuestro pecho y de nuestros corazones, haciéndonos ver a nosotros mismos en Dios, mas claramente de lo que nos vemos en el mejor de los espejos. Entonces, por un impulso interior que nos fue comunicado también, caímos de rodillas, repitiendo humildemente:  -Santísima Trinidad, yo te adoro. Dios mío, Dios mío, yo te amo en el Santísimo Sacramento. Después de pasados unos momentos Nuestra Señora agregó: -«Rezad el rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra». Acto seguido comenzó a elevarse serenamente, mientras la luz que la circundaba parecía abrirle el camino.

Segunda Aparición de la Virgen: Miércoles 13 de Junio

Llamado a ser instrumentos para que la Devoción al Inmaculado Corazón se establezca

Después de rezar el rosario con otras personas que estaban presentes (unas 50) vimos de nuevo el reflejo de la luz que se aproximaba, y que llamábamos relámpago, y en seguida a Nuestra Señora en la encina, todo como en mayo.

-¿Qué es lo que quiere? -pregunté -«Quiero que vengáis aquí el día 13 del mes que viene, que recéis el rosario todos los días y que aprendáis a leer. Después diré lo que quiero además»

-Le pedí la curación de una enferma. Nuestra Señora respondió: -«Si se convierte se curara durante el año» -Quisiera pedirle que nos llevase al cielo. -«Si, a Jacinta y a Francisco los llevaré en breve, pero tu te quedarás algún tiempo mas. Jesús quiere servirse de ti para darme a conocer y amar. Quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. A quien le abrazare prometo la salvación y serán queridas sus almas por Dios como flores puestas por mi para adornar su Trono.»

-¿Me quedo aquí solita?- pregunte con dolor. -«No hija. ¿Y tu sufres mucho por eso? !No te desanimes! Nunca te dejaré. Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá a Dios.»

En ese momento abrió las manos y nos comunicó por segunda vez el reflejo de la luz inmensa que la envolvía. Jacinta y Francisco parecían estar en la parte de la luz que se eleva hacia el cielo y yo en la que se esparcía sobre la tierra. Delante de la palma de la mano derecha de nuestra Señora estaba un corazón rodeado de espinas que parecían clavarse en el. Entendimos que era el Corazón Inmaculado de María, ultrajado por los pecados de la humanidad, y que quería reparación.

Francisco muy impresionado con lo que había visto, me pregunto después: -¿Por qué es que la Virgen estaba con un corazón en la mano irradiando sobre el mundo aquella luz tan grande que es Dios? Tu, Lucía, estabas con Ella en la luz que bajaba a la tierra y Jacinta conmigo en la que subía al cielo. Le respondí: -Es que tu, con Jacinta, iréis en breve al cielo. Yo me quedo con el Corazón Inmaculado de María en la tierra.

Tercera Aparición de la Virgen: Viernes, 13 de Julio

Llamado a sacrificarse por los pecadores y a hacer reparación por ellos

Momentos después de haber llegado a Cova de Iría, junto a la encina, entre numeroso público (4.000 personas) que estaban rezando el rosario, vimos el rayo de luz una vez mas y un momento mas tarde apareció la Virgen sobre la encina. -¿Qué es lo que quiere de mi? -pregunté. –«Quiero que vengáis aquí el día 13 del mes que viene, y continuéis rezando el rosario todos los días en honra a Nuestra Señora del Rosario con el fin de obtener la paz del mundo y el final de la guerra, porque solo Ella puede conseguirlo.

-Dije entonces: quisiera pedirle nos dijera quien es, y que haga un milagro para que todos crean que usted se nos aparece. -«Continuad viniendo aquí todos los meses. En octubre diré quien soy y lo que quiero, y haré un milagro que todos han de ver para que crean». –«¡Sacrificaos por los pecadores y decid muchas veces, y especialmente cuando hagáis un sacrificio: OH, Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores y en reparación de los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María!

Al decir estas últimas palabras abrió de nuevo las manos. El reflejo de la luz parecía penetrar la tierra y vimos como un mar de fuego y sumergidos en este fuego los demonios y las almas como si fuesen brasas trasparentes y negras o bronceadas, de forma humana, que fluctuaban en el incendio llevada por las llamas que de ellas mismas salían, juntamente con nubes de humo, cayendo hacia todos los lados, semejante a la caída de pavesas en grandes incendios, pero sin peso ni equilibrio, entre gritos y lamentos de dolor y desesperación que horrorizaban y hacían estremecer de pavor. Los demonios se distinguían por sus formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero trasparentes como negros tizones en brasa. Asustados y como pidiendo socorro levantamos la vista a nuestra Señora,que nos dijo con bondad y tristeza: –«Habéis visto el infierno, donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si hacen lo que yo os digo se salvarán muchas almas y tendrán paz. La guerra terminará pero si no dejan de ofender a Dios en el reinado de Pío XI comenzara otra peor».

«Cuando viereis una noche alumbrada por una luz desconocida sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo sus crímenes por medio de la guerra, del hambre, de la persecución de la Iglesia y del Santo Padre. Para impedir eso, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la comunión reparadora de los primeros sábados. Si atienden mis deseos, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones de la Iglesia: los buenos serán martirizados; el Santo Padre tendrá que sufrir mucho; varias naciones serán aniquiladas. Al final, MI INMACULADO CORAZON TRIUNFARA.

El Santo Padre me consagrará a Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz. En Portugal el dogma de la fe se conservará siempre…...(Aquí comienza la tercera parte del secreto, escrita por Lucía entre el 22 de Dic. 1943 y el 9 de Enero 1944, y revelada en el año 2000).Esto no lo digas a nadie. A Francisco si podéis decírselo». -«Cuando recéis el rosario, decid después de cada misterio: «Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva todas las almas al cielo, especialmente las mas necesitadas» Y Como de costumbre comenzó a elevarse en dirección a Oriente.

Cuarta Aparición de la Virgen: Domingo, 19 de Agosto

Llamado a rezar mucho por los pecadores

En los Valinhos. La Aparición no se realizo el día 13 de agosto en Cova de Iría porque el Administrador del Consejo apreso y llevo a Vila Nova a los pastorcitos con la intención de obligarles a revelar el secreto. Los tuvo presos en la Administración y en el calabozo municipal.

Les ofreció los mas valiosos presentes si descubrían el secreto. Los pequeños videntes respondieron: -No lo decimos ni aunque nos den el mundo entero. Los encerró en el calabozo. Los presos les aconsejaron: -Pero decir al Administrador ese secreto. Que os importa que esa Señora no quiera? -!Eso no, respondió Jacinta con vivacidad, antes quiero morir! Y los tres niños rezaron con aquellos infelices el rosario, delante de una medalla de Jacinta colgada en la pared.

El administrador para amedrentarlos, mando preparar una caldera de aceite hirviendo, en la cual amenazaron asar a los pastorcitos si no hacían lo que les mandaban. Ellos, aunque pensaban que la cosa iba en serio, permanecieron firmes sin revelar nada.

El día 15 de agosto, fiesta de la Asunción, los sacó del calabozo y los llevo a Fátima. …Nos narra Lucía lo que sucedió en esta aparición…..

Estuvimos con las ovejas en un lugar llamado Valinhos, Francisco y su hermano Juan, acompañándome, y sintiendo que algo sobrenatural se aproximaba y nos envolvía, sospechando que Nuestra Señora se nos aparecería y temiendo que Jacinta se quedaría sin verla, pedimos a su hermano Juan que le fuese a llamar. Entretanto, Francisco y yo vimos elreflejo de luz que llamábamos relámpago y al instante de llegar Jacinta vimos a la Señora sobre la encina.

-Que es lo que quiere usted? –Deseo que sigáis yendo a Cova de Iría en los días 13, que sigáis rezando el rosario todos los días. El ultimo mes haré el milagro para que todos crean.

-Que es los que quiere usted que se haga con el dinero que la gente deja en Cova de Iría? -Hagan dos bolsas, una para ti y Jacinta, para llevarla dos chicas mas vestidas de blanco y otra que la lleve Francisco con tres niños mas. El dinero de las bolsas es para la fiesta de Nuestra Señora del Rosario, y lo que sobre es para ayuda de una capilla que se debe hacer. -Yo quisiera pedirle la curación de algunos enfermos. -Si, a algunos curare durante el año. Y tomando un aspecto muy triste, la Virgen añadió:«Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, porque muchas almas van al infierno por no tener quien se sacrifique y rece por ellas». Y la Virgen empezó a subir hacia Oriente, como de costumbre.

Quinta Aparición: Jueves, 13 de Septiembre

Al aproximarse la hora fui a Cova de Iría con Jacinta y Francisco entre numerosas personas (30.000) que con dificultad nos dejaban pasar. Los caminos estaban apiñados de gente; todos nos querían ver y hablar. Mucha gente del pueblo venían a pedirnos que presentáramos sus necesidades a Nuestra Señora. Otros, no pudiendo llegar junto a nosotros, clamaban de lejos. Oíamos… -¡pidan que me cure a mi hijo invalido!….a mi hijo ciego…a mi hija muda….que me traiga a mi esposo que esta en la guerra…que me convierta a un pecador…que estoy tuberculoso…etc…Allí aparecían todas las miserias de la pobre humanidad y algunos gritaban subidos a los arboles.

Por fin llegamos a Cova de Iría, y al alcanzar la encina comenzamos a decir el rosario con la gente. Un poco mas tarde vimos el reflejo de luz y acto seguido, sobre la encima, a nuestra Señora, que dijo: -«Continuad rezando el rosario para alcanzar el fin de la guerra. E n Octubre vendrá también nuestro Señor, Nuestra Señora de los Dolores y del Carmen, San José con el Niño Jesús para bendecir al mundo. Dios esta contento con vuestros sacrificios, pero no quiero que durmáis con la cuerda puesta, llevadla durante el día.» (la cuerda la llevaban atada a la cintura. Era uno de las mas dolorosas mortificaciones que ofrecían por la conversión de los pecadores. También no comían meriendas, dejaban de tomar agua. Pero mayores eran los sacrificios que exigía la misión que la Virgen les encomendó: las vejaciones, curiosidad, molestias de la gente, interminables visitas, preguntas, persecución, ridículo, prisión, etc.) -«Curaré a algunos enfermos, pero no a todos. En Octubre haré el milagro para que todos crean.»

Sexta Aparición: Sábado 13 de Octubre -Milagro del Sol

Había gente en masa (70.000) bajo una lluvia torrencial. Por el camino, las escenas del mes pasado, mas numerosas y conmovedoras. Ni el barro de los caminos impedía a la gente arrodillarse en actitud humilde y suplicante. Llegando a Cova de Iría, junto a la encina, pedí al pueblo que cerrasen los paraguas para rezar el Rosario. Poco después vimos el reflejo de luz y en seguida a la Virgen sobre la encina.

-¿Qué es lo que usted quiere? –«Quiero decirte que hagan aquí una capilla en honor mío, que soy la Señora del Rosario, que continúen rezando el Rosario todos los días. La guerra esta acabándose y los soldados pronto volverán a sus casas.»

-¿Curará a los enfermos? –«Unos si y otros no; es preciso que se enmienden; que pidan perdón de sus pecados. Y tomando aspecto mas triste dijo: -«Que no se ofenda mas a Dios Nuestro Señor, que ya es muy ofendido.»

El milagro del sol

Y abriendo sus manos las hizo reflejar en el sol y, en cuanto se elevaba, continuaba el brillo de su propia luz proyectándose en el sol. Y exclamé que todos mirasen al sol.

Se da entonces el milagro del sol, prometido tres meses antes, como prueba de la verdad de las apariciones de Fátima. La lluvia cesa y el sol por tres veces gira sobre si mismo, lanzando a todos los lados fajas de luz de variados colores. Parece a cierta altura desprenderse del firmamento y caer sobre la muchedumbre. Todos están atónitos.

Los periodistas de los periódicos seculares que habían acudido incrédulos a desprestigiar los apariciones, tomaron fotos y dieron testimonio de aquel milagro en la prensa.  Al cabo de 10 minutos de prodigio el sol toma su estado normal. Los tres niños eran favorecidos con otras visiones: Vimos al lado del sol a S. José con el Niño y a Nuestra Señora de los Dolores. El Niño Jesús parecía bendecir al mundo de la misma forma que S. José. Después se disipo esta visión y aparece Nuestra Señora del Carmen.

«¡Sacrificaos por los pecadores y decid muchas veces, y especialmente cuando hagáis un sacrificio: OH, Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores y en reparación de los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María!

Resumen de los mensajes de Nuestra Señora de Fátima

«Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que El quisiera enviaros como reparación de los pecados con que El es ofendido y de suplica por la conversión de los pecadores?» (13 de Mayo, 1917)

«Jesús quiereservirse de ti para darme a conocer y amar. Quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. A quien le abrazare prometo la salvación y serán queridas sus almas por Dios como flores puestas por mi para adornar su Trono.» (13 de junio de 1917)

«Nunca te dejaré. Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá a Dios.» (13 de junio de 1917)

«¡Sacrificaos por los pecadores y decid muchas veces, y especialmente cuando hagáis un sacrificio: OH, Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores y en reparación de los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María! (13 de Julio de 1917)

«Habéis visto el infierno, donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si hacen lo que yo os digo se salvarán muchas almas y tendrán paz. La guerra terminará pero si no dejan de ofender a Dios en el reinado de Pío XI comenzara otra peor». (13 de julio de 1917)

«Orad, orad mucho y haced sacrificios por los pecadores. Son muchas almas que van al infierno porque no hay quien se sacrifique y ruegue por ellas» (19 de agosto de 1917)

«Continuad rezando el rosario para alcanzar el fin de la guerra. E n Octubre vendrá también nuestro Señor, Nuestra Señora de los Dolores y del Carmen, San José con el Niño Jesús para bendecir al mundo». (13 de Septiembre de 1917)

«Quiero decirte que hagan aquí una capilla en honor mío, que soy la Señora del Rosario, que continúen rezando el Rosario todos los días. ¡No ofendan más a Nuestro Señor, que está ya muy ofendido!» (13 de octubre de 1917)

¡Al final, Mi Inmaculado Corazón Triunfará!

Fuente: Corazones.org (http://www.corazones.org/maria/fatima/apariciones_nuestra_senora_fatima.html)

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SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA, PORTUGAL.

IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DE FÁTIMA

La Imagen que se venera en la Capilla de las Apariciones, corazón del Santuario de Fátima, fue ofrecida en 1920 por Gilberto Fernandes dos Santos. Es obra del escultor José Ferreira Thedim.

Está hecha en madera, cedro de Brasil, y mide 1,10.

Fue bendecida en la Iglesia Parroquial de Fátima (a 2,5 kilómetros del Santuario, lugar donde fueron bautizados los Pastorcitos de Fátima) el 13 de mayo de 1920, entronizada en la Capilla de las Apariciones el 13 de junio de 1920 y coronada por el Legado Pontificio Cardenal Masela, el 13 de mayo de 1946.

La corona que la imagen ostenta solo en las grandes celebraciones es un ejemplar único ejecutado en Lisboa y en ella trabajaron gratuitamente 12 artistas durante tres meses. Pesa  1200 gramos y está enriquecida por 313 perlas y 2679 piedras preciosas. Esta corona fue ofrecida por las mujeres portuguesas el 13 de octubre de 1942, en acción de gracias por no haber participado Portugal en la 1ª Guerra Mundial, y tiene incrustada la bala ofrecida por Juan Pablo II.

El fallecido Sumo Pontífice ofreció la bala que le traspasó el cuerpo en el atentado del que fue victima en Roma, el 13 de mayo de 1981, en señal de agradecimiento a la Virgen por salvarle la vida.

Fuente: Santuario de Fátima (http://www.fatima.pt/portal/index.php?id=2814)

Mayo, una oración a María cada día. 12/05. El Santo Rosario (2da. Parte) MÁQUINA DE MARAVILLAS

Mayo, una oración a María cada día. 12/05. El Santo Rosario (2da. Parte) MÁQUINA DE MARAVILLAS

En este segundo día dedicado al Santo Rosario, hablaremos de la belleza de este rezo, que no es una oración, sino muchas que conforman un solo rezo. Y eso es lo bello, porque el Rosario se convierte en una cadena de preciosos eslabones que nos mantienen sujetos  a Dios, esclavos de su amor… y de su Madre Bendita. Es también una corona de flores para nuestra Madre, que ama este rezo, y mucho más ama que sus hijos lo practiquen.

No diremos más. Para explicar las bellezas de esta oración, les dejamos aquí una nota que encontrarán tambien en las solapas del Menú, pues nos parece de suma importancia su difusión:

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MÁQUINA DE MARAVILLAS, O EL ROSARIO REZADO DE VERDAD

Pbro. Miguel Ruiz Tintoré

En octubre de 2013, Casablanca Comunicación (Salamanca) me publicó este artículo, que, en papel o en electrones, ha dado muchas vueltas por el mundo, gracias a la generosidad de Casablanca. Celebrando hoy nuestra Señora del Rosario, es el momento de corregir el error que cometí al publicarlo en el blog, porque lo hice solamente en el menú Las glorias de María, donde pasa más desapercibido. También os pongo (al final) una versión “plana”, fácil de imprimir, para quienes quieran descargarla; regalaré ejemplares impresos por Casablanca a quienes me los pidan. Y al final os cuento otras versiones que os regalo.
Trabajando en esto, me asalta de nuevo el recuerdo del fraile que me oiréis mencionar: Fray Vicente, anciano, franciscano y santo, que tanto me ayudó a levantar el blog. Pero él se sentía «tierra de paso»; y el paso pasó -porque yo sé que fue así- cuando percibió que algunas veces sus opiniones podían coartar las mías. Fray Vicente desembarcó, sencillo, mirando atrás por no olvidar su rosario. Pero su sabiduría no entendió cómo de grande podía llegar a ser el agujero que su vacío dejara. Apuntadme otra herida, y vamos al Rosario.

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Siempre he amado el Rosario a corazón batiente. Bajo la acción, que pido, del Espíritu Santo, hágase hoy y aquí la mezcla y cocimiento de todo lo vivido, de todo lo leído, de todo lo atesorado en tantos años que han erosionado tantas cuentas. La acción del Espíritu Santo, en realidad, ya la tengo, en la forma de las reflexiones y la sabiduría de un franciscano conventual que vive en Argentina y que desde hace tiempo es un amigo del alma de mi alma. Vamos a hablar del Rosario; pero, o tigres me coman vivo, o he de hacerlo de tal modo, que cada uno de los lectores encuentre una manera de mejorar su rezo.

Mi fraile –yo he guardado casi todo lo que me escribe- declara: «Mire, Padre, el Rosario es un camino, pero en mi caso, es  “el camino”». Para él, el Rosario no es una devoción, sino que puede ser todo un camino «y hacerse el centro de la vida». Y me cuenta cómo el P. Pío rezaba quince Rosarios diarios. (Mi máximo son ocho.) Y añade: «Cuando yo hablo de oración, tradúzcase “rosario” (…). No tengo otra fuente que no sea el Santo Rosario», y del Rosario saca sus homilías, charlas y retiros, a pesar de que hace una lectio de la S. Escritura de no sé cuántas horas. Es un camino legítimamente central para aquellos a quienes el Espíritu quiera llevar por ahí. Toda la espiritualidad puede beberse de María, por lo mismo que no hay virtud que no esté entera en su Corazón. No haya remilgos críticos, que el Rosario es una oración eminentemente centrada en Jesús, y si queréis una prueba y un símbolo de ello, Juan Pablo II recordaba que «el centro del avemaría (…) es el nombre de Jesús» [1]. Y María, como siempre, «no es el centro, pero está en el centro». Eso, para los que ya encendían aquella hoguera de allá.

El Rosario bueno y el Rosario de pacotilla

Ay el Rosarín que no se cree nadie. Ay el pseudo-Rosario de los papagayos… Hay que explicar qué es y qué no es el Rosario.
El Rosario no es de ninguna manera una oración exclusivamente vocal. Quienes rezan el Rosario por el sencillo procedimiento de rezar padrenuestros y avemarías, y a cada diez enunciar –sin contemplar- un misterio, no rezan el Rosario: lo fingen. Rezar cuatro partes del Rosario sin contemplar los misterios es rezar una parte muy pequeña del Rosario. Se puede hablar a María sin hablar a María, lo mismo que hay tantos que comulgan sin comulgar (se dejaron el alma en casa). ¿Alguien puede creer que la Señora nuestra haya insistido tanto en el Rosario para que hagamos lo mismo que los papagayos? Pablo VI habló de la contemplación:

Sin esta el Rosario es un cuerpo sin alma y su rezo corre el peligro de convertirse en mecánica repetición de fórmulas y de contradecir la advertencia de Jesús: “Cuando oréis, no seáis charlatanes como los paganos que creen ser escuchados en virtud se su locuacidad” (Mt 6,7). Por su naturaleza el rezo del Rosario exige un ritmo tranquilo y un reflexivo remanso que favorezcan en quien ora la meditación de los misterios de la vida del Señor, vistos a través del Corazón de Aquella que estuvo más cerca del Señor, y que desvelen su insondable riqueza [2].

Un cuerpo sin alma es un cadáver.  ¡Cuántos rezan cadáveres!
Yo entiendo el Rosario de esta forma: Jesús y María, que desean nuestra contemplación, se nos hacen los encontradizos en la recitación. El Rosario verdadero no es el Rosario de recitación, sino el de contemplación. Es muy santa la oración vocal y la recitación: pero el Rosario no es eso. El Rosario es una oración más mental que vocal; y por ello, más que hablar, es escuchar, y sabed que escuchar viene de auscultare, y que me peguen los médicos si lo que se ausculta no es el corazón. Nosotros, el Corazón de Jesús y el Corazón de María. O yo soy muy lerdo, o quien empieza a saber estas cosas se precipita a rezar el Rosario, y si ya lo reza, a rezarlo de nueva manera. El Rosario es una escuela de contemplación. La Biblia de los pobres», de los mayores que no pueden leer, de los que nunca aprendieron. «Examinad las Escrituras, ya que vosotros pensáis tener en ellas la vida eterna» (Jn 5,39). En el Catecismo mismísimo lo tenemos:
La oración cristiana se aplica preferentemente a meditar «los misterios de Cristo», como en la lectio divina o en el Rosario. Esta forma de reflexión orante es de gran valor [3].
¿Os dais cuenta de la naturalidad con que apareja el Rosario con la meditación bíblica? Porque algo tendrá el agua cuando la bendicen.
Y aquí está la respuesta a quienes desprecian el Rosario por repetitivo. El Rosario de contemplación recrece el amor a cada avemaría. Los enamorados repiten continuamente una sola frase: «Te quiero”», y no es repetir. Estas son unas memorables palabras de Lacordaire:

El racionalista sonríe al ver pasar las filas de pueblo que repite las mismas palabras; el que está iluminado por mejor luz comprende que el amor no tiene más que una palabra y que, aun repitiéndola siempre, jamás la repite bastante [4].

Otra cosa es mover la epiglotis. Y a fe mía que hay quienes la mueven con presteza. Mi frailuco me escribe:

Rosarios (o sartas de cuentas) tienen casi todas las religiones para rezar -los ortodoxos (para rezar la Oración de Jesús), los hindúes, los budistas, los islámicos, etc.-. Yo he estado en contacto con  todas esas personas y he visto cómo ponen mucho fervor cuando rezan sus rosarios. En cambio, cuando se reza el Santísimo Rosario de la Virgen María en una gran cantidad de parroquias católicas, ¡mamma mia!, yo no sé cómo pueden pronunciar tantas palabras por segundo…

Y me cuenta:

No hace mucho leí un artículo de una señora que contaba sus experiencias y decía que ella rezaba tres rosarios al día -uno por ella, uno por su esposo y otro por sus hijos-. El primero, el de la mañana, era un rosario “rápido” -decía ella-, un rosario que no le llevaba más de diez minutos. El otro -al mediodía- era más “reflexivo” -porque le llevaba quince minutos-. Y el de la noche, lo rezaba junto con su familia mirando la televisión. Yo me quedé sencillamente espantado cuando leí esa sarta de horrores.

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También está aquí la respuesta a quienes no rezan el Rosario porque se distraen. Perder de vista las palabras del avemaría por elevarse a contemplar la vida de Jesús y María es, precisamente, el ideal de un Rosario. Si la mente va a cosas más terrestres, la Virgen lo contempla sonriendo; y Juan XXIII, desde el cielo, lo contempla repitiendo lo que dijo: «El peor Rosario es el que no se reza».
 ¿Y si somos pecadores? Jamás os apartéis de la medicina por causa de la enfermedad. Los pecadores tenemos más razones para rezarlo, y Santa María no desea otra cosa. El Rosario no es un premio; es una medicina. Vuelve a decir mi fraile francisco, quien se siente terriblemente pecador:

En esta lucha encarnizada de mi alma con todo el infierno, a veces me siento desmayar… (…) El enemigo (…) no me acusa de nada que yo no tenga plena conciencia de haber cometido. Yo cometí esos pecados y son gravísimos. Es por eso por lo que desespero y me siento tan atormentado (…).

En fin, hay unas palabras de San Luis María Grignion de Montfort para los pecadores y dicen así: “Si sois fieles en rezar el Santo Rosario devotamente hasta la muerte, a pesar de la enormidad de vuestros pecados, creedme: Percipietis coronam immarcescibilem (1 Pe 5,4), ‘recibiréis una corona de gloria que no se marchitará jamás’. Aun cuando os hallaseis en el borde del abismo, o tuvieseis ya un pie en el infierno; aunque hubieseis vendido vuestra alma al diablo, aun cuando fueseis unos herejes endurecidos y obstinados como demonios, tarde o temprano os convertiréis y os salvaréis, con tal que (lo repito y notad las palabras y los términos de mi consejo) recéis devotamente todos los días el Santo Rosario hasta la muerte, para conocer la verdad y obtener la contrición y el perdón de vuestros pecados” [5].

Me escribe también este pecador santísimo:

¿Y cómo contemplaré los misterios? 

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Con el Rosario contemplado, iremos de descubrimiento en descubrimiento, profundizando en la vida de Jesús y María y en todo lo que conforma nuestra religión y nuestra vida. Será un avance que haremos de asombro en asombro, y, en ocasiones –la experiencia os habla- os parecerá estar en el centro mismo de la felicidad. Otras veces, siguiendo la regla común de la oración, sufriremos aridez y no veremos nada…, pero nuestra fidelidad seguirá con el rezo hasta que el Señor Bueno decida devolvernos un cielo claro [*].
Para la contemplación, yo creo que el principio más importante es el de la originalidad, la variación, no atarse a nada, la imaginación. Vaya por delante que los Papas piden que, tras enunciar el misterio, se diga algún versículo bíblico relacionado, y ya es vergüenza nuestra que eso no se haga en casi ningún lugar [6]. Pero además, lo más frecuente es dejar un silencio (suficiente) para contemplar entre el versículo y el recitado; puede hacerse una contemplación brevísima, y dedicar en otro momento unos minutos a la contemplación intensa; pueden leerse, en el rezo o aparte, los textos bíblicos; pueden leerse también tantísimos libritos o folletos que hay sobre los misterios; puede buscarse una canción, o componerla; pueden recitarse poemas sobre el misterio; puede doblarse el tiempo de Rosario y –dado que es oración mental- dar por hecha la oración habitual ante el Sagrario; puede escogerse un tema, y en torno a él hacer girar la meditación de cada misterio: por el tiempo litúrgico, por un pasaje bíblico que nos ha impactado, por una circunstancia que atravesamos, etc. (método especialmente recomendable); es muy bueno ser niños y, por ejemplo, empezar el Rosario anunciando a la Virgen que vamos a celebrar que ella es dulcísima, y por lo tanto contaremos las avemarías con caramelos (¿ridículo? Para el que no lo ha probado); podemos pedirle que por cada avemaría solucione el hambre de alguien ese día, o saque un alma del purgatorio, o convierta un pecador. Estoy hablando de infancia y de imaginación.
virgenrosario6Múltiples métodos, pues. Pero la tradición monástica (desde Domingo el Cartujo hasta Alano de Rupe) ha desarrollado un método para cuando estemos avanzados. Se trata de las cláusulas, y es el método que mejor manifiesta el carácter de oración mental del Rosario y mejor despliega su capacidad de unirnos, por María, con Dios. La cláusula es una frase que uno añade, normalmente inventándola en el momento, al avemaría, sea antes de comenzar esta oración, sea después del nombre de Jesús, como: «Dios te salve, María,… Jesús, que al hacerse hombre se hizo uno como nosotros», «…Jesús, que se ha hecho hombre-Dios para reparar el pecado del hombre contra Dios», «…Jesús, que se ha hecho hombre-Dios para que yo trate a los hombres mejor que lo he hecho esta mañana con mi compañero«, «…Jesús, encarnado para entender los problemas de los hombres, y así comprender la necesidad económica de mi amigo Antonio», «A la que es reina del Mundo porque es madre de Dios, Dios te salve, María,…»
Quien lo probó lo sabe. Dice mi buen amigo: «Yo me siento muy bendecido con las cláusulas y las utilizo para concentrarme.  Por eso (…), he tenido un tiempo de oración mental muy pleno». Y me aclara:

Las cláusulas deben ser distintas y puntuales. No puede haber divagaciones. De ser posible, deben centrarse en alguna situación del momento. Por ejemplo, en la visita de María a su prima Isabel, hoy, yo hice hincapié en situaciones específicas en las que tuve que subir una montaña y no la subí, y en situaciones actuales en que me veo precisado a subir alguna montaña y no me encuentro muy dispuesto…

Cláusulas distintas y puntuales para mí significa lo de antes: imaginación, que es vida, contra el sopor mortecino de los Rosarios inexplicables de quienes solo recitan, de los que comen la cáscara y tiran el fruto, de los ciegos que manejan millones y los tratan como calderilla barata; de aquellos de los que diría el Maestro: «Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí» (Mc 7,6).
Nosotros preferimos -¿o no?- dar culto a Dios «en espíritu y en verdad» (Jn 4,23), y por eso queremos hacer lo que hacía María, que «guardaba todas estas cosas ponderándolas en su corazón» (Lc 2,19); queremos poner nuestro corazón a latir al unísono con el de María. Buscar la óptica de María; nos morimos por entrar en su mirada. Queremos, en palabras de Juan Pablo II, «contemplar con María el rostro de Cristo» [7], y yo prefiero decir –combinando estas palabras con las anteriores de Pablo VI [8]- «contemplar el rostro de Cristo con el Corazón de María». San Antonio-María
Screen Shot 05-11-15 at 10.52 PMClaret insistía en que la imagen del Inmaculado Corazón debía ser la Virgen del Rosario con el Corazón en el pecho. Y, en fin, cuántas cosas están dichas en estas palabras con las que podemos concluir:

Si el Evangelio nos dice que ella todo lo guardaba y meditaba en su corazón, significa que ella componía su oración con estos acontecimientos. Es como si ella rezara su rosario, un rosario sin cuentas, volviendo siempre a lo importante en la vida de su Hijo y en su propia vida. María no podía olvidar el primer acontecimiento de gran importancia en su vida, que fue la anunciación, ni tampoco los demás acontecimientos gozosos, ni aquellos que se relacionaran con la pasión y la resurrección de su Hijo. Y esa fue su oración.

Si rezas el rosario, oras como María, eres como una imagen de la madre de Dios. La imitas en guardar y meditar los misterios del Hijo y de la Madre (cfr. Lc 2,19.51). Ella es la memoria de la Iglesia, nuestra memoria sobre aquellos acontecimientos que deben ser para nosotros algo vivo. Al meditarlos entras en contacto con esos misterios, y así se convierten en canales de gracia para ti. Enamorarse del rosario significa enamorarse del Evangelio, enamorarse también de María y de todas las cosas que ella guardaba y meditaba en su corazón (cfr. Lc 2,19), aquellas que fueron el contenido de su vida [9].

[1] Carta apostólica Rosarium Virginis Mariae (2002), n.º 33.

[2] Exhortación apostólica Marialis cultus (1974), n.º 47.

[3] N.º 2708.

[4] Vida de Santo Domingo, cap. 6.

[5] El secreto admirable del Santísimo Rosario, n.º 4.

[*] Fui torpe en la expresión. La ley habitual en la oración no es la aridez, sino la alternancia de períodos de aridez y períodos de disfrute espiritual.

[6] Cfr. Juan Pablo II, carta apostólica Rosarium Virginis Mariae (2002), n.º 30; Benedicto XVI, exhortación apostólica Verbum Domini, 88. También Juan Pablo II (Rosarium Virginis Mariae, 35) pidió que, al acabar el misterio, pidiésemos los frutos de su contemplación, y nadie lo hace.

[7] Carta apostólica Rosarium Virginis Mariae, 3.

[8] Cfr. más arriba.

[9] Tadeusz Dajczer, Meditaciones sobre la fe, Madrid: San Pablo, 1994, pp. 241-242.

AQUÍ LES DEJAMOS EL ENLACE PARA QUIENES QUIERAN UNA VERSIÓN DESCARGABLE DE MAQUINA DE MARAVILLAS. CLICK EN LA IMAGEN:

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Miguel Ruiz Tintoré – miguelruiztintore@gmail.com

Mayo, una oración a María cada día. 11/05 – El Santo Rosario (Primera parte)

Mayo, una oración a María cada día. 11/05 – El Santo Rosario (Primera parte)

¿CÓMO SE REZA EL SANTO ROSARIO?

Muchas veces nos preguntan cómo rezar el Santo Rosario. Dedicaremos dos días a esta oración que debe ser el bastión de lucha con el cual defendernos siempre, debe ser el lazo de amor que nos sujete a Nuestra Madre para nunca apartarnos de Dios, deber ser consolación en las angustias, y celebración de acción de gracias en nuestras alegrías.

Por eso hoy, esta primera parte estará dedicada a quienes no saben rezarlo. Hablaremos de lo que es necesario saber para aprender a rezar el Santo Rosario. Puede parecerte complicado al principio, pero no lo es.

Esta es una de las oraciones centrales del cristiano. Te animamos a que te animes.

EL SANTO ROSARIO

MODO DE REZARLO

Te explicaremos una versión sencilla para empezar. Luego de practicarlo ya con insistencia verás que se pueden incorporar otras oraciones y meditaciones, pero para empezar con esto estará muy bien.

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1

Nos hacemos la Señal de la Cruz mientras decimos: «En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén». Y pedimos perdón por nuestros pecados con un ‘acto de contrición’. Dios conoce nuestro corazón, pide perdón por lo que te acuerdes y por lo que no, que Dios te conoce y ya sabe tus culpas. Nosotros pondremos aquí una de las oraciones más conocidas para pedir perdón:

PÉSAME:

Pésame Dios mío y me arrepiento de todo corazón de haberte ofendido. Pésame por el infierno que merecí y por el cielo que perdí;  pero mucho mas me pesa porque pecando ofendí un Dios tan bueno y tan grande como vos; antes querría haber muerto que haberle ofendido, y propongo firmemente, no pecar mas y evitar las ocasiones próximas de pecado. Amén.

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2

COMENZAMOS DESDE LA MEDALLA CENTRAL, LA «COLITA» DEL ROSARIO LA DEJAREMOS PARA EL FINAL.  Aunque hay quienes parten rezando desde la Cruz, que tambien es correcto, nosotros partiremos, por ser que estas aprendiendo, desde esta medalla, tal como está en la imagen que te mostramos.

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MENCIONAMOS 1 MISTERIO Y REZAMOS 1 PADRE NUESTRO: al comenzar y en cada cuenta grande, mencionamos un misterio y rezamos el Padre Nuestro. Son cinco en total:

ANTES DE REZAR CADA UNO DE LOS 5 PADRENUESTROS, MENCIONAMOS EL MISTERIO CORRESPONDIENTE: Hay 4 clases de misterios, los Gozosos, para los lunes y sábados; los Dolorosos, para los martes y viernes; los Gloriosos, para los miércoles y domingos; y los Luminosos que se rezan los Jueves:

Supongamos que hoy es Lunes, y tocan para hoy los Misterios Gozosos:

1er misterio: el anuncio del Ángel a María y la Encarnación del Verbo de Dios.

2do misterio: La visita de María a su prima Santa Isabel

3er misterio: el nacimiento del Niño Jesús en el portal de Belén

4to misterio: la presentación del Niño Jesus en el templo y la purificación de María.

5to misterio: Jesus es perdido y hallado en el templo entre los doctores de la ley.

Entonces, como dijimos que por ejemplo hoy sea lunes, antes del Primer Padrenuestro corresponde decir: «en el primer misterio recordamos el anuncio del Angel a María». Y luego rezamos el primer Padre Nuestro. Debajo te dejaremos algunos enlaces para ayudarte con esto.

PADRE NUESTRO: 

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.

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3

REZAMOS 10 AVEMARÍAS: las cuentas chicas están dedicadas para el Ave María. Diez cada vez.

AVE MARIA:

Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

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4

GLORIA: Hemos mencionado 1er misterio, hemos rezado 1 Padre Nuestro, 10 Avemarías y cerramos cada decena con un Gloria.

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GLORIA:

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

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5

ALLÍ MISMO DONDE TERMINÓ EL GLORIA COMENZAMOS LA SEGUNDA DECENA: 

-2do misterio

-1 Padrenuestro

-10 Avemarías

-1 Gloria.

ASÍ HASTA COMPLETAR LAS 5 DECENAS.

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6

UNA VEZ QUE HAS DADO TODA LA VUELTA AL ROSARIO, LLEGANDO NUEVAMENTE A LA MEDALLA CENTRAL, PODEMOS TERMINAR EL ROSARIO DE MUCHAS MANERAS, CON ESA ‘COLITA’ CORTA QUE TE DECÍAMOS. 

Podemos solo rezar una Salve, podemos hacer Padrenuestro, 3 Ave María y Gloria, podemos rezar el Ángelus.

Por ahora estará bien, al menos es nuestra recomendación, por estar aprendiendo a rezarlo, que comiences aprendiendo la Salve:

SALVE:

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida y dulzura y esperanza nuestra: Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y, después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clementísima! ¡oh piadosa! ¡oh dulce Virgen María!

V. Ruega por nosotros santa Madre de Dios,

R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!

V.Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R.Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

TERMINAS HACIENDO NUEVAMENTE LA SEÑAL DE LA CRUZ, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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Y COMO DIJIMOS TE DEJAMOS AQUÍ ALGUNOS ENLACES PARA QUE CONOZCAS LOS MISTERIOS DEL SANTO ROSARIO. 

ACI Prensa: https://www.aciprensa.com/Rosario/misterios.htm

Corazones.org: http://www.corazones.org/oraciones/oraciones_maria/rosario/rosario_misterios.htm

Catholic.net: http://www.rosario.catholic.net/index.php?id=5

CUALQUIER DUDA QUE TENGAS NO DUDES EN PREGUNTARNOS.

Mayo, una oración a María cada día. 10/05

Mayo, una oración a María cada día. 10/05

Esta es una preciosa oración que contempla los sufrimientos maternos de Nuestra Madre. María es Madre, como todas, pero ella conocía que aceptaba una gran responsabilidad al decir que “si” a ser Madre del Salvador. Bajo su  cuidado quedaba nada menos que la redención del mundo.

Y cuánto dolor habrá soportado esta Madre viendo con tanta aceptación la muerte de su Hijo en forma tan cruenta. Qué no habrá sufrido María en su ser purísimo y santísimo en aquellas horas. Aquí les dejamos esta oración en honor a sus sufrimientos:

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ROSARIO DE LOS 7 DOLORES

Acto de Contrición
Señor mío, Jesucristo, me arrepiento profundamente de todos mis pecados. Humildemente suplico Tu perdón y por medio de Tu gracia, concédeme ser verdaderamente merecedor de Tu amor, por los méritos de Tu Pasión y Tu muerte y por los dolores de Tu Madre Santísima. Amén.
(Se aconseja leer del Evangelio las citas que acompañan a cada dolor)
Primer Dolor – La profecía de Simeón (cf. Lucas 2,22-35)
Qué grande fue el impacto en el Corazón de María, cuando oyó las tristes palabras con las que Simeón le profetizó la amarga Pasión y muerte de su dulce Jesús. Querida Madre, obtén para mí un auténtico arrepentimiento por mis pecados.
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre
Segundo Dolor – La huida a Egipto (Mateo 2,13-15)
Considera el agudo dolor que María sintió cuando ella y José tuvieron que huir repentinamente de noche, a fin de salvar a su querido Hijo de la matanza decretada por Herodes. Cuánta angustia la de María, cuántas fueron sus privaciones durante tan largo viaje. Cuántos sufrimientos experimentó Ella en la tierra del exilio. Madre Dolorosa, alcánzame la gracia de perseverar en la confianza y el abandono a Dios, aún en los momentos más difíciles de mi vida.
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre

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Tercer Dolor – El Niño perdido en el Templo (Lucas 2,41 -50)
Qué angustioso fue el dolor de María cuando se percató de que había perdido a su querido Hijo. Llena de preocupación y fatiga, regresó con José a Jerusalén. Durante tres largos días buscaron a Jesús, hasta que lo encontraron en el templo. Madre querida, cuando el pecado me lleve a perder a Jesús, ayúdame a encontrarlo de nuevo a través del Sacramento de la Reconciliación.
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre
Cuarto Dolor – María se encuentra con Jesús camino al Calvario (IV Estación del Vía Crucis)
Acércate, querido cristiano, ven y ve si puedes soportar tan triste escena. Esta Madre, tan dulce y amorosa, se encuentra con su Hijo en medio de quienes lo arrastran a tan cruel muerte. Consideren el tremendo dolor que sintieron cuando sus ojos se encontraron – el dolor de la Madre bendita que intentaba dar apoyo a su Hijo. María, yo también quiero acompañar a Jesús en Su Pasión, ayúdame a reconocerlo en mis hermanos y hermanas que sufren.
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre

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Quinto Dolor – Jesús muere en la Cruz (Juan 19,17-39)
Contempla los dos sacrificios en el Calvario – uno, el cuerpo de Jesús; el otro, el corazón de María. Triste es el espectáculo de la Madre del Redentor viendo a su querido Hijo cruelmente clavado en la cruz. Ella permaneció al pie de la cruz y oyó a su Hijo prometerle el cielo a un ladrón y perdonar a Sus enemigos. Sus últimas palabras dirigidas a Ella fueron: “Madre, he ahí a tu hijo.” Y a nosotros nos dijo en Juan: “Hijo, he ahí a tu Madre.” María, yo te acepto como mi Madre y quiero recordar siempre que Tú nunca le fallas a tus hijos.
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre
Sexto Dolor – María recibe el Cuerpo de Jesús al ser bajado de la Cruz (Marcos 15, 42-46)
Considera el amargo dolor que sintió el Corazón de María cuando el cuerpo de su querido Jesús fue bajado de la cruz y colocado en su regazo. Oh, Madre Dolorosa, nuestros corazones se estremecen al ver tanta aflicción. Haz que permanezcamos fieles a Jesús hasta el último instante de nuestras vidas.
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre

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Séptimo Dolor -Jesús es colocado en el Sepulcro (Juan 19, 38-42)
¡Oh Madre, tan afligida! Ya que en la persona del apóstol San Juan nos acogiste como a tus hijos al pie de la cruz y ello a costa de dolores tan acerbos, intercede por nosotros y alcánzanos las gracias que te pedimos en esta oración. Alcánzanos, sobre todo, oh Madre tierna y compasiva, la gracia de vivir y perseverar siempre en el servicio de tu Hijo amadísimo, a fin de que merezcamos alabarlo eternamente en el cielo.
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre
Oración final
Oh Doloroso e Inmaculado Corazón de María, morada de pureza y santidad, cubre mi alma con tu protección maternal a fin de que siendo siempre fiel a la voz de Jesús, responda a Su amor y obedezca Su divina voluntad. Quiero, Madre mía, vivir íntimamente unido a tu Corazón que está totalmente unido al Corazón de tu Divino Hijo. Átame a tu Corazón y al Corazón de Jesús con tus virtudes y dolores. Protégeme siempre. Amén.

 A LA VIRGEN DE LOS 7 DOLORES, ORACIÓN PARA CONSEGUIR EL AMOR DE UNA PERSONA

ORIGEN DE LA DEVOCIÓN:

Siempre los cristianos han aprendido de la Virgen a mejor amar a Jesucristo. La devoción a los Siete Dolores de la Virgen María se desarrolló por diversas revelaciones privadas.
La Virgen comunicó a Santa Brígida de Suecia (1303-1373):
“Miro a todos los que viven en el mundo para ver si hay quien se compadezca de Mí y medite mi dolor, mas hallo poquísimos que piensen en mi tribulación y padecimientos. Por eso tú, hija mía, no te olvides de Mí que soy olvidada y menospreciada por muchos. Mira mi dolor e imítame en lo que pudieres. Considera mis angustias y mis lágrimas y duélete de que sean tan pocos los amigos de Dios.”
Nuestra Señora prometió que concedería siete gracias a aquellas almas que la honren y acompañen diariamente, rezando siete Ave Marías mientras meditan en sus lágrimas y dolores:
  1. “Yo concederé la paz a sus familias.”
    2. “Serán iluminadas en cuanto a los divinos Misterios.”
    3. “Yo las consolaré en sus penas y las acompañaré en sus trabajos.»
    4. “Les daré cuanto me pidan, con tal de que no se oponga a la adorable voluntad de mi divino Hijo o a la salvación de sus almas.”
    5. “Los defenderé en sus batallas espirituales contra el enemigo infernal y las protegeré cada instante de sus vidas.”
    6. “Les asistiré visiblemente en el momento de su muerte y verán el rostro de su Madre.
    7. “He conseguido de mi Divino Hijo que todos aquellos que propaguen la devoción a mis lágrimas y dolores, sean llevadas directamente de esta vida terrena a la felicidad eterna ya que todos sus pecados serán perdonados y miHijoserá su consuelo y gozo eterno.”
Según San Alfonso María Ligorio, Nuestro Señor reveló a Santa Isabel de Hungría que El concedería cuatro gracias especiales a los devotos de los dolores de Su Madre Santísima:
  1. Aquellos que antes de su muerte invoquen a la Santísima Madre en nombre de sus dolores, obtendrán una contrición perfecta de todos sus pecados.
    2. Jesús protegerá en sus tribulaciones a todos los que recuerden esta devoción y los protegerá muy especialmente a la hora de su muerte.
    3. Imprimirá en sus mentes el recuerdo de Su Pasión y tendrán su recompensa en el cielo. 4. Encomendará a estas almas devotas en manos de María, a fin de que les obtenga todas las gracias que quiera derramar en ellas.
Meditar los siete Dolores de Nuestra Madre Santísima es una manera de compartir los sufrimientos  más hondos de la vida de María en la tierra.
La fiesta de Nuestra Señora de los Dolores se celebra el 15 de septiembre, al día siguiente de la Exaltación de la Santa Cruz. Al pie de la Cruz, donde una espada de dolor atravesó el corazón de María, Jesús nos entregó a Su Madre como Madre nuestra poco antes de morir. En respuesta a esta demostración suprema de Su amor por nosotros, digamos cada día de nuestras vidas: “Sí, Ella es mi Madre. Jesús, yo la recibo y Te pido que me prestes Tu Corazón para amar a María como Tú la amas.”
 Fuente: http://www.corazones.org/maria/siete_dolores2.htm
Mayo, una oración a María cada día. 09/05

Mayo, una oración a María cada día. 09/05

¿Hablamos de pureza? Ninguna como la pureza de Ella. Y le dedicamos esta bellísima oración que bien podemos aprovechar para consagrarnos a sus cuidados maternales cada día:

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BENDITA SEA TU PUREZA

Bendita sea tu pureza

Y eternamente lo sea,

Pues todo un Dios se recrea

En tan graciosa belleza.

A ti, celestial princesa,

Virgen sagrada, María,

Yo te ofrezco en este día

Alma, vida y corazón.

Mírame con compasión,

¡No me dejes, Madre mía!

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«En la primera parte de esta hermosa décima de la piedad mariana, se bendice a la Santísima Virgen en su pureza, como la Virgen pura por excelencia; y en quien, por eso, se complace en su tersura virginal.

El cristiano le ofrece a la Santísima Virgen el “alma, la vida, el corazón” a esta “celestial patrona”, en esta segunda parte de la décima, suplicándole finalmente que ella nos mire con compasión, y como Madre no nos abandone.

El Bendita sea tu pureza es otra oración que enaltece la pureza Virginal de María como objeto de las complacencias divinas. Y luego sigue un ofrecimiento o entrega total de alma, vida y corazón a nuestra divina Madre de la Pureza, para terminar con una súplica, que implora la mirada y la protección permanente de María a nuestra pureza de alma y cuerpo: “Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía”.

Esta hermosa décima ha sido tomada por nuestro folklore, que a cada verso consagra una décima entera, es decir, una poesía con diez décimas, cada una de las cuales termina repitiendo el verso respectivo de la décima central, tomado como tema.

Tal la devoción que esta hermosa décima mariana, consagrada a la pureza de la Virgen, y a la nuestra bajo su protección, ha tenido y sigue teniendo siempre en nuestro pueblo cristiano.»

Bendita sea tu pureza
Y eternamente lo sea,
Pues todo un Dios se recrea
En tan graciosa belleza.
A ti, celestial princesa,
Virgen sagrada, María,
Yo te ofrezco en este día
Alma, vida y corazón.
Mírame con compasión,
¡No me dejes, Madre mía!
Madre del amor hermoso
Y de la santa confianza,
En ti pongo mi esperanza,
Y espero quedar airoso.

Tú, que al dragón insidioso
Quebrantaste la cabeza,
Tú, torre de fortaleza
A la faz de mi enemigo,
Atiende lo que te digo:
Bendita sea tu pureza.

Hija hermosa del Excelso,
Y al mismo tiempo su esposa,
Primavera deliciosa
Que ahuyentas al torvo invierno.
Tú confundes al averno,
Tú admiras a Galilea,
Tú fuiste la bella hebrea
En quien el Verbo se hizo hombre.
Bendito sea tu nombre
Y eternamente lo sea.

Tú eres el huerto cerrado,
La hermosa fuente sellada,
En donde no tuvo entrada
Ni la sombra del pecado.
Así lo hubo decretado
La augusta y trina asamblea,
Que tan hermosa te hiciera,
Con tales gracias y tantas,
Que al mismo Creador encantas,
Pues todo un Dios se recrea.

Luna clara que iluminas
Mi noche caliginosa,
Mística y fragante rosa,
Y lirio entre las espinas.
Si constante me encaminas
Hacia el Dios de la pureza,
Tendré, Virgen, la certeza
De verme en tu compañía,
Viviendo un eterno día
En tan graciosa belleza.

Los espíritus alados,
Las aves, brutos y fieras,
Las colinas, las laderas,
Los altos montes nevados,
Los vientos alborotados,
El mar que la tierra besa,
El que en tu amor se embelesa,
Los ríos de arenas de oro,
Bendigan todos en coro,
A ti, celestial Princesa.

¡Dios te salve, Virgen pura,
Madre de grata memoria,
Llena de paz y de gloria
Reinas, Madre, en las alturas.
Cual ninguna criatura!
Tú tienes la primacía
Sobre toda jerarquía,
Y estás de Dios tan vecina
Que rayas casi en divina,
Virgen Sagrada María.

Salúdote reverente
Con el más profundo afecto,
Y al declararme imperfecto,
Y que mis culpas lamente,
Verás, oh Virgen clemente,
Abogada y Madre mía,
Que tomándote por guía
Y llorando mi pecado,
Un corazón humillado
Te ofrezco en este día.

Hermosa como la luna,
Escogida como el sol,
Rubia como el arrebol,
Agraciada cual ninguna.
No hubo existencia alguna
Para mí en la creación
-Ni la habrá, que es excepción-,
Tan grande, tan verdadera;
Y por lo tanto te diera
Alma, vida y corazón.

Soberana emperatriz,
Señora de cielo y tierra,
Cuya planta al diablo aterra
Y le pisa la cerviz.
Sólo tú fuiste feliz
Y pura en su concepción.
Por la gloriosa excepción
De la culpa original.
Madre pía, sin igual,
Mírame con compasión.

¡Oh Templo de Salomón,
Oh Arca del testamento,
Del cielo nuevo ornamento
Y de la tierra blasón!
No desdeñes mi oración,
Muéstrate conmigo pía,
Y en mi postrera agonía,
Cuando el infernal dragón
Intente mi perdición,
No me dejes, Madre mía!

Mons.Octavio Derisi
Mayo, una oración a María cada día. 08/05 – NUESTRA SEÑORA DE LUJÁN

Mayo, una oración a María cada día. 08/05 – NUESTRA SEÑORA DE LUJÁN

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Por ser fiesta de Nuestra Señora de Luján, nuestra amadísima Pura y Limpia Concepción de la Villa de Luján, queremos dedicarle la oración que más demuestra su grandeza, pues es la que Ella misma recitó con sus propios labios. Sin más:

MAGNIFICAT

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre…

                  

Les dejamos tambien el Magnificat en la preciosa versión de la Hna, Glenda.

¡VIVA MARÍA!

¡FELIZ DIA MADRE! TUS HIJOS TE AMAMOS CON EL ALMA Y EL CORAZON!

¡POR SIEMPRE TUYOS!

¡TOTUS TUUS!